¿Planea la UCR seguir en Juntos por el Cambio?

¿Planea la UCR seguir en Juntos por el Cambio?

El poder no se pierde, sólo se transfiere. A partir de esa “física” de la política, concluye una semana que ha sido triunfal para Osvaldo Jaldo y, coherentemente, desastrada para la oposición. Todo ello en un mismo acto: el encuentro del gobernador con los tres intendentes de la Unión Cívica Radical (Alejandro Molinuevo –Concepción-, Mariano Campero -Yerba Buena- y Sebastián Salazar -Bella Vista-) y el mismísimo presidente de ese partido, el diputado nacional Roberto Sánchez. Una reunión, celebrada por expreso pedido del conductor del radicalismo provincial, en la que el mensaje de los adversarios del PJ de Tucumán fue que acudían “a ponerse a disposición”. Fin de la finalidad.

El triunfo político que ese hecho trasunta para Jaldo es incontrastable. El vicegobernador a cargo del Poder Ejecutivo se encuentra en una suerte de “limbo” institucional en el cual tiene que pagar todos los costos de la crisis económica y social por ser oficialista; y, a la vez, en el que no puede gozar plenamente de los beneficios de ser oficialista, dado el interinato con el cual ejerce funciones.

El manzurismo tampoco se lo hace fácil. El jefe de Gabinete sigue yendo y viniendo, haya celebración del 9 de Julio o no, sin explicitar su apoyo o su rechazo a la postulación a gobernador del tranqueño en 2023. Es decir, Jaldo ya ha puesto en marcha el plan para anticipar los comicios del año que año que viene, y celebrarlos en junio en lugar de agosto, y mientras los tiempos políticos se aceleran Juan Manzur no muestra el menor apuro por las definiciones.

Alentado por esas dilaciones, el taficeño Javier Noguera hace rato que fatiga las rutas del interior y reúne el apoyo de algunos de sus pares y de legisladores y delegados comunales y ediles, precisamente, para discutirle a Jaldo la condición de “candidato natural”.

En ese contexto, las principales autoridades partidarias y políticas de la UCR acaban de darle al gobernador en ejercicio nada menos que un baño de legitimidad de futuro. Al ponerse ellos, y al partido al que representan (“estamos cumpliendo una responsabilidad institucional, vinimos en nombre del radicalismo”, explicó Molinuevo a la prensa), “a disposición” del Gobierno le confirieron a Jaldo una verdadera pátina de estadista: él es el gobernante que puede conducir a la provincia en crisis (y esta provincia está en crisis desde la Batalla de Tucumán en adelante…). Por ello el centenario radicalismo (nacido de la Revolución del Parque) reconoció (en la víspera del aniversario de la Revolución Francesa) que debe estar a su entera disposición.

Lo inédito

Bien le dijo Jaldo a LA GACETA que la audiencia del miércoles se trató de un hecho histórico. Históricamente, los partidos antagónicos pueden encontrar coincidencia respecto de determinadas políticas públicas, pero no cesan en su función de contrapesarse unos contra otros. Llevados al extremo de la II Guerra Mundial, el Partido Laborista no se puso a disposición del Partido Conservador mientras Gran Bretaña, integrando el bando de los “Aliados”, enfrentaba al III Reich alemán. Acompañó incontables decisiones del primer ministro, Winston Churchill, pero jamás dejó de enfrentarlo. Hasta el punto que lo derrotó en las urnas en el mismísimo año, 1945, en que los “Aliados” se alzaban con la victoria.

En las democracias de occidente, el pueblo elige un partido para gobernar y a otro (u otros) para que controlen al que gobierna. La función de los que se oponen a los que gobiernan es, por un lado, alertar a la sociedad de eso que se está haciendo con el poder que ella ha conferido y con los recursos que ha tributado. Por otro, es constituirse, desde esa diferencia, en la alternativa del oficialismo.

Aquí, y ahora, es diferente. Si el PJ gobierna bien, le gana las elecciones a la UCR. Pero si gobierna mal, la UCR se solidariza con el PJ y se pone a disposición de su gobierno. Definitivamente, un acontecimiento inédito.

La lógica

Esclarece el Diccionario de la Real Academia Española que “estar en disposición” es una locución verbal que significa: “Hallarse apto y listo para algún fin”.

Surge, consecuentemente, una primera pregunta desde la más pura lógica del lenguaje. La UCR y sus principales autoridades partidarias y políticas se han puesto, exactamente, ¿a disposición de qué?

El interrogante gana pertinencia a partir de un doble hecho. Por un lado, el Gobierno provincial no ha propuesto ningún paquete de medidas y de leyes con motivo de la crisis. Por el otro, la UCR y sus intendentes, tampoco. Es decir, no se logra avizorar cuál es el “qué” para el cual las autoridades radicales están tan bien “dispuestas”.

Desde la lógica, entonces, el simple ofrecimiento de poner a un partido como la UCR “a disposición” del Gobierno del PJ aparece como una suerte de “cheque en blanco” político. Pero, justamente, no se trata de lógica sino de política. Entonces, si no hay un “qué” tiene que haber un “para qué”.

La propuesta

Las consecuencias de la audiencia entre las autoridades partidarias y políticas de la UCR con el gobernador ya están a la vista. Tal como refleja la edición de hoy, la “puesta a disposición” del radicalismo al Gobierno del PJ la aleja de otros socios de Juntos por el Cambio.

Pero lo de los “correligionarios” no ha sido un pronunciamiento, sino un gesto. Ellos solicitaron motu proprio la audiencia con Jaldo. Es decir: no se cruzaron en el acto del 9 de Julio y, por cortesía, una de las autoridades radicales le expresó al gobernador “estar a disposición” para dialogar. No se trata tampoco de que, respecto de un proyecto de ley del oficialismo, unos socios de JXC votaron en contra mientras otros sólo se abstuvieron, con lo cual también se dan momentáneos distanciamientos entre los partidos políticos de unas y otras bancadas. Este fue un asunto mucho más serio. Más elaborado.

Entonces, la cuestión a elucidar es si, acaso, no está la UCR alejándose no ya de los otros socios de Juntos por el Cambio, sino del frente opositor mismo.

Por cierto, no es una conjetura: fue una iniciativa. Surgió en la reunión que los mismos radicales de la audiencia con Jaldo mantuvieron una semana atrás -el pasado 6- con el intendente de la Capital, Germán Alfaro, en Yerba Buena. Concretamente, de los “correligionarios” surgió la propuesta de desechar Juntos por el Cambio y optar por un nombre completamente distinto, cualquiera fuese. Eso incluía que esa fuerza prescindiera completamente de las figuras nacionales del espacio. Eliminando los tramos irreproducibles, la respuesta de Alfaro fue pragmática: les dijo que no había “margen” porque las elecciones presidenciales estaban en juego y a los candidatos nacionales les importaba mucho el distrito. No tenía margen él, con el Partido de la Justicia Social. Mucho menos, sostuvo, tenía margen de semejante maniobra la UCR. A sólo 72 horas, el contexto confirmaría esa elucubración: el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, se mostraron juntos y con una sintonía que entusiasmó tanto a los referentes del PRO como de la UCR que fueron testigos del encuentro.

La desautorización

Claro está, los hechos pueden correr por un andarivel y las estrategias por otro. Y si la estrategia de que la UCR no continúe en Juntos por el Cambio se mantiene merecerá eventuales apoyos o rechazos: los resultados darán el veredicto. Pero en tal caso, al menos deberían participarla al resto de las autoridades políticas y partidarias del radicalismo, porque de lo contario no funciona como un plan táctico sino como un esquema de desautorización.

“Estoy investigando las transferencias discresionales de recursos no reintegrables del Gobierno provincial a las intendencias del PJ. Si la UCR solicita audiencias en las que da la impresión de que se ha ido a pedir recursos discrecionales para los municipios radicales, ¿dónde quedamos parados los legisladores opositores que le pedimos cuentas claras al oficialismo?”, reclamó, indignado, el parlamentario José Ricardo Ascárate. Reaccionaba a las declaraciones del propio Jaldo a la prensa luego del encuentro. “Seguiremos trabajando juntos. Con los intendentes venimos firmando pactos y adendas mensuales, y seguramente seguiremos así. Esto es recíproco: la UCR tuvo este gesto y no hay dudas de que desde el Gobierno los ayudaremos, acompañaremos y priorizaremos la gestión de los intendentes”, aseveró el gobernador.

Pero Ascárate no sólo se enoja como autoridad política, sino también como autoridad partidaria: es secretario en la Junta de Gobierno y advierte que en la reunión del lunes ni siquiera se mencionó que se tramitaba una audiencia de los intendentes con el gobernador. De haber sido así, se habría puesto en tratamiento el asunto para conocer el “qué” o el “para qué”, lo cual hubiera sido más que pertinente teniendo en cuenta su pesquisa.

Lo histórico

Todavía no ha cumplido tres meses de regularizado el distrito Tucumán de la UCR y los anunciados consensos para dejar atrás la intervención no se verifican ni siquiera en las decisiones de las autoridades.

En vacaciones de julio y convidando cuatro cafés, Jaldo ha puesto a temblar no sólo a la UCR sino también a Juntos por el Cambio. Un triunfo político a nivel provincial que puede, inclusive, tener repercusiones federales a nivel de distritos. En el mapa nacional, ¿qué marca le pone Juntos para el Cambio a la circunscripción “Tucumán”? Y, en paralelo, el tranqueño sacó chapa de gobernador pleno dentro del oficialismo.

Los tradicionales adversarios, en lugar de una derrota, le propinaron al gobernador una ganancia inesperada. Él no podría haber denominado el hecho sino como “histórico”.

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