También en política, el pez por la boca puede morir

“Hay momentos en la vida de todo político en que lo mejor que puede hacerse es no despegar los labios”.

Abraham Lincoln, presidente de Estados Unidos entre 1861 y 1865.

Nuestros dirigentes están acostumbrados a hablar. Arman conferencias de prensa y disparan definiciones que muchas veces los dejan entrampados. Deben desdecirse de lo que afirmaron pocas horas antes. O creyendo que sus palabras son las más acertadas, avanzan sobre temas que no pueden manejar y terminan envueltos en polémicas que no estaban en sus planes. Para peor, en estos días, los discursos llegan desde las más diversas plataformas y en los más diversos formatos. Tweets, vivos de Instagram, videos en YouTube, posteos en Facebook… Los discursos políticos siguen siendo la herramienta estrella de comunicación política, sin duda alguna.

“El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene, y de explicar después por qué no ha ocurrido”.

Winston Churchill, primer ministro de Reino Unido entre 1940 y 1945.

Ya no se trata de banderías políticas. Les sucede a representantes de todos los partidos. Pero, se sabe, nadie resiste un archivo. ¿Qué información habrá tenido el jefe de Gabinete Juan Manzur cuando el 31 de mayo aseguró: “Se tocaron múltiples temas que tienen que ver con las economías regionales, con infraestructura, y entre ellos se preveía una escasez, un faltante de combustible. En este sentido estamos trabajando. Se va a resolver en el transcurso de hoy o de mañana. Se va a importar más”. Dijo “entre hoy y mañana”. Ya pasaron 28 días y el problema no sólo no se resolvió en el Norte argentino, sino que se extendió al resto del país con marchas y paralizaciones. El actual gobernador, Osvaldo Jaldo, afirmó también a principios de mes: “Tucumán hizo las gestiones que tenía que hacer. El mercado se va a ir reabasteciendo paulatinamente, esto tiene que empezar a notarse en los próximos días”. Las agresiones, cortes y peleas que vivieron los tucumanos la semana pasada fueron un ejemplo de que lo que había dicho el gobernador no se había cumplido.

“Los políticos son iguales en todas partes. Prometen construir un puente incluso donde no hay río”.

Nikita Kruschev, dirigente de la Unión Soviética entre 1958 y 1964.

Una buena estrategia comunicacional es parte de cualquier organización. Cada vez más profesionales se especializan en el armado de discursos para dirigentes. Son pocos los que tienen el don de la oratoria. ¿En qué habrá estado pensando el intendente Germán Alfaro cuando anunció el inicio de obras del nuevo Mercado del Norte y dijo: “Tenemos que levantar la vara. No podemos vender panchuque en este mercado. Es un paseo mercado. No es un shopping. Acá vas a tener un patio de comida”? ¿Pensaba en los miles de tucumanos a los que les gusta el panchuque? ¿Y por qué entonces no prometer un lugar limpio y agradable donde se puedan comer panchuques sin que te pasen “pericotes” por el lado, como él mismo ejemplificó? Con dar vuelta la frase se ahorraba la polémica.

“La vocación del político de carrera es hacer de cada solución un problema”.

Woody Allen, actor, director y escritor estadounidense.

A mediados de mayo, el presidente Alberto Fernández dio una entrevista y aseguró: “Necesitamos desacoplar los precios internos de los externos. El instrumento con el que se hace eso más fácilmente son las retenciones. Ahora, las retenciones son un tema legislativo y necesito que el Congreso entienda el problema y llegado el caso acompañe una decisión de esa naturaleza”. Ese mismo día, el propio ministro de Agricultura, Julián Domínguez, tuvo que salir a desmentirlo y a asegurar que no se aumentarían las retenciones, ni se enviaría ningún proyecto de ley al respecto al Congreso.

“Todas las madres quieren que sus hijos crezcan y se hagan presidentes, pero no quieren que mientras tanto se conviertan en políticos”.

John F. Kennedy, presidente de Estados Unidos entre 1961 y 1963.

En tiempos en los que la inflación arrasa a los argentinos, cuando la pobreza alcanza a más de la mitad de la población, cuando aún no podemos recuperarnos de los desastres que provocó la pandemia, cuando vemos que los estudiantes cada vez están menos preparados para enfrentar el futuro, cuando la inseguridad no nos permite salir a la calle sin saber si vamos a volver, nuestros dirigentes deberían saber usar las palabras. Llevar tranquilidad, Y no, por ejemplo, pedir austeridad y que se descubra un pedido de compra millonario para amueblar un despacho ministerial, tal como descubrió esta semana el columnista Fernando Stanich. Una de las primeras frases que deberían recordar los dirigentes es que el pez por la boca muere. Les puede pasar también a los políticos.

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