Les damos el celular a los ocho años porque todos los amigos lo tienen. Les compramos zapatillas más caras que las nuestras, aunque dentro de un año les queden chicas. Los mandamos a las matinés porque 'todos van'. ¿Acaso los padres perdimos el criterio para reconocer lo que corresponde a cada edad? Mientras quizás eso ocurre, los niños queman etapas. Apenas son niños por un par de años; rápido entran a la preadolescencia y de ahí a la adolescencia.
Algunas décadas atrás, en cambio, los adultos eran los guardianes de cada etapa. Y los chicos disfrutaban la que les tocaba sabiendo que la siguiente iba a llegar y que no valía la pena insistir porque los grandes, con sus posturas claras, no iban a dar lugar a esos deseos, observa la psicóloga especializada en crianza Maritchu Seitún.
"Vemos acortarse la infancia. Hoy, los chicos tienen menos tiempo de juego, menos tiempo de diversión y menos tiempo de aprendizaje. Se llenan de información y de preocupaciones que no están preparados para procesar. Se escolarizan antes. Compiten más temprano. Se visten como grandes. Usan pantallas. Y no les queda tiempo para jugar, que como dice Jean Piaget, es el trabajo de los niños", añade, durante una entrevista con LA GACETA.
- ¿Los chicos queman etapas o son los padres quiénes queman las etapas de sus hijos?
- Ocurren las dos cosas. Por un lado, el mundo externo se cuela por las pantallas y los menores descubren, tempranamente, temas e intereses que no les corresponden ni a su edad ni a su maduración. Por otra parte, los adultos, ya sea por distracción; por desconocimiento; para darles lo que ellos no tuvieron en su infancia; para no frustrarlos; para verlos grandes o para que sean iguales a los demás, no filtran y se suben a ese apuro que solo beneficia a la sociedad de consumo.
- ¿Los padres nos dejamos llevar por otros padres por temor a que nuestros chicos queden afuera de sus grupos?
- Sí. Eso también ocurre y es una parte del problema. No nos damos cuenta de que no seríamos los únicos en decir que no y en que, basta que un padre lo haga, para que otros se animen.
- ¿Cómo ponerle límites a un hijo si al hacerlo se lo deja afuera de su círculo de amistades?
- Para convencernos, los chicos siempre dicen 'todos van; todos tienen; a todos los dejan...'. La realidad es que eso no es cierto. Usemos los chats de mamis y de papis para acordar con los otros. O para saber quiénes piensan cómo nosotros y fortalecernos en nuestras posturas. Siempre habrá más padres que concuerden.
- ¿Cómo saber cuándo es el momento para cada cosa?
- Los chicos tiene que desear, esperar y hacer fuerza para obtener lo que anhelan. Eso es sano para ellos. Y los padres debemor reconocer lo que necesitan de verdad y diferenciarlo de aquello que quieren porque otros lo tienen, otros lo hacen o porque lo vieron en la televisión. Y si nos surgen dudas, preguntemos al pediatra, a la psicóloga o a la psicopedagoga del colegio.
- ¿Cuándo están listos para recibir un celular, por ejemplo?
- Cuando lo necesitan, que es cuando empiezan a manejarse solos. Idealmente, no antes de los 11 o 12 años. Y al menos hasta los 14 años, tenemos que seguir acompañándolos en su uso hasta que confirmemos que tienen las habilidades que necesitan.
- ¿A qué edad podrían usar redes sociales?
- A las edades que sugieren las mismas redes. Y al comienzo, fiscalizando su empleo con el objetivo de que entiendan cómo funcionan, qué deben escribir y qué no y con quién es seguro conectarse, principalmente.
- ¿Cómo o cuándo darles el sí para las primeras salidas nocturnas?
- Los doce años me parecen una buena edad para empezar con este tipo de programas mixtos. No obstante, en los bailes siempre debe haber adultos suficientes que los supervicen y cuiden.
- ¿Por qué todo se ha adelantado? ¿Por qué los chicos empiezan cada vez más chicos con todo?
- Por la sobreestimulación del entorno, repito. Incluso, hasta la pubertad se adelanta. Estoy segura de que hay una intención de seducir a padres e hijos para aumentar el consumo: si las niñas y los niños siguieran jugando a las muñecas o a las bolillas, consumirían menos.
- Usted les confiere un rol letal al consumismo y a un mundo cada vez más tecnológico.
- Lamentablemente, si no estamos alertas la sociedad de consumo nos lleva de las narices a donde ella quiere. Y la pantalla es su mejor aliada.