Lo que la dieta keto nos dejó: al final, las grasas no eran las malas de la película

Lo que la dieta keto nos dejó: al final, las grasas no eran las malas de la película

Médicos recomiendan que este régimen no se prolongue en el tiempo.

CHAU DIETAS. Lo ideal es aprender a controlar las porciones, respetar horarios, aprender a elegir la comida y optar por las opciones más saludables y menos calóricas. LA GACETA/DIEGO ARAOZ CHAU DIETAS. Lo ideal es aprender a controlar las porciones, respetar horarios, aprender a elegir la comida y optar por las opciones más saludables y menos calóricas. LA GACETA/DIEGO ARAOZ

La dieta keto o cetogénica sigue siendo una de las más populares. Su característica principal es que reduce el consumo de hidratos de carbono con el objetivo de que el cuerpo entre en cetosis. En este estado, el organismo es desposeído de su principal fuente energética. Entonces, se ve obligado a quemar las reservas de grasa. Así, se generan los cuerpos cetónicos (los responsables del nombre de este régimen). "Los tres grandes componentes de nuestra alimentación son los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas. Si esas proporciones son distribuidas de manera adecuada, conforman una dieta saludable y equilibrada. Pero si decidimos privar a nuestro organismo de algunos de estos componentes, corremos el riesgo de provocar un desequilibrio", advierte Cayetano Bellomio, médico deportólogo, ex presidente de la Federación Argentina de Medicina del Deporte y ex presidente de la Sociedad Tucumana de Medicina del Deporte.

"Ninguno de estos nutrientes es malo. Si después de comer pastas o tortillas uno se siente hinchado, es porque se pasó en la dosis. La clave está en las porciones. Si uno se sirve un plato moderado de fideos, no percibirá ninguna inflamación. En cambio, si la ingesta de hidratos fue alta, se liberará una hormona llamada insulina, que provoca apatía, sensación de inflamación y falta de energía.

"Los deportistas, especialmente, tienen que ser cuidadosos. Una dieta de este tipo puede traerles consecuencias inmediatas y a largo plazo. Una persona que practica actividad física no puede dejar de ingerir hidratos de carbono; si lo hace, no tendrá el rendimiento adecuado. Lo mismo ocurriría si resolviera suprimir las proteínas", ejemplifica.

La dieta keto reparte las calorías de tal manera que los alimentos grasos son predominantes, con entre un 60 % y un 80 % de la ingesta total. Luego están las proteínas (entre un 20 % y un 25 %) y finalmente los hidratos de carbono (del 5 % al 10 %). Pero no vale cualquier tipo de grasa. Lo ideal es que su perfil sea saludable; es decir, que proceda preferentemente de pescados y de alimentos de origen vegetal (como el aceite de oliva; las semillas y los frutos secos).

La consecuencia de este reparto de nutrientes es que los depósitos de glucógeno -una molécula que es nuestra principal fuente de energía- se quedan prácticamente vacíos. Entonces, como se explicó líneas arribas, el organismo se ve obligado a buscar un combustible alternativo. "La dieta cetogénica ha venido a romper con el mito de que las grasas eran las malas de la película", dice la doctora Luciana Müller, especialista en menopausia, en medicina orthomolecular, en clínica general y en dermatología.

"Su gran ventaja es que provoca un descenso de peso rápido. No obstante, debe plantearse como una dieta para ciertos momentos y para ciertos casos; no como una forma de vida", aclara la especialista. Esto se debe a su imposibilidad de sostener en el tiempo un régimen tan extremo, evalúa.

"Debería haber tantas dietas para cuantas personas hay en el mundo. No se puede generalizar. Es necesario que los modelos alimenticios se ajusten a las necesidades y momentos de cada paciente. No resulta saludable tomar una dieta y tratar de replicarla", añade.

- ¿Por qué plantea la personalización de las dietas?

- Hay un montón de factores que se deben considerar al elegir una dieta, como la edad cronológica; el sexo; la ocurrencia o no de la menopausia; la actividad física que se realiza; las comorbilidades; etcétera.

- ¿Qué conseguimos entonces con la dieta cetogénica?

- En concreto, acabar con la dependencia que tenemos hacia los hidratos de carbono, sobre todo, los de absorción rápida. Por eso, necesitamos adiestrar a nuestro organismo para que no busque tanto el hidrato de carbono como sustrato energético.

Además, la letra pequeña: cuando se inicia cualquier dieta, es importante cuidar que la ingesta de nutrientes no se vea comprometida. "Es una consecuencia que conviene tener en cuenta, puesto que las vitaminas y los minerales cumplen funciones como mantener los músculos sanos, asegurar una secreción hormonal adecuada, guardar la salud del sistema inmunitario y del corazón y mantener el buen funcionamiento de los riñones. Debemos aprender a buscar los nutrientes en los frutos secos, las frutas y verduras, los huevos, el pescado, las legumbres, etcétera", insta Müller.

Luego resalta que desde hace años se investiga la relación existente entre las dietas y la longevidad de los seres vivos. Y concluye que la dieta baja en calorías es la única que -con certeza- mejora la salud y alarga la vida. "Está ampliamente demostrado que consumir pocas calorías se relaciona con la longevidad. Consumir menos calorías nos hace más longevos", cierra.



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