Leila Mohanna: ¿Hay motivos para pensar en una salida diplomática?

Leila Mohanna: ¿Hay motivos para pensar en una salida diplomática?

Para entender el conflicto entre Rusia y Ucrania LA GACETA consultó a la especialista en Relaciones Internacionales Leila Mohanna. “Esto es geopolítica pura”, explica la licenciada en Economía y docente de la UNT, Unsta y USPT.

.- ¿Cómo se explica este ataque?

- Esto se entiende mucho mejor con un mapa en la mano. Uno puede ver que Ucrania siempre ha sido zona de influencia rusa. Y lo que Rusia está diciendo es: “no voy a permitir que occidente siga avanzando sobre mi zona de influencia”.

- ¿Qué hay detrás de esa postura?

- Hay un reacomodamiento de fuerzas en el mundo, una especie de reposicionamiento que viene de hace rato. Hablo desde la posguerra fría, en la que parecía que Estados Unidos iba a ser el único hegemón, después de haber “ganado” esa contienda. Sin embargo, después aparecieron nuevos competidores, tanto desde lo económico como desde lo estratégico. Y ahí aparece fuertemente Vladimir Putin -aparte de China, que es el competidor obvio y directo- con una Rusia que está tratando de retomar esas viejas glorias del pasado, recurriendo a un nacionalismo y a una defensa del interés nacional mucho más fuerte, como una especie de reivindicación de las pérdidas sufridas a posterioridad de la Guerra Fría, que ha dejado una imagen de una Rusia muy debilitada y que Putin se propuso reivindicar.

- ¿Y cómo se relaciona con Ucrania?

- Ucrania tiene que ver con esas reivindicaciones, porque es un reclamo a la OTAN ante lo que sería un avance sobre su área de influencia (Ucrania). Recordemos que la OTAN es un organismo que nace en el marco de la Guerra Fría para enfrentarse a la amenaza del avance del comunismo soviético sobre Europa occidental, pero al disolverse la URSS, en vez de disolverse también la OTAN, lo que hizo es reorganizarse, cambiar su objetivo, que pasa a ser mantener la seguridad de esa alianza atlántica integrada por países como Estados Unidos, Canadá y Europa occidental; y lo que hacen es empezar a avanzar y tomar más miembros. Entre esos están algunos países que habían formado parte de la URSS, como los estados bálticos (Letonia, Lituania, Estonia). Y podrían incorporar a Ucrania y Bielorrusia, que han sido marcados como “líneas rojas” por el gobierno de Putin.

- ¿Cuál es el vínculo entre Ucrania y Rusia?

- Son países que tienen mucha interconexión. Siempre han estado uno atado al otro y hay muchísima población en Ucrania que habla ruso y que tiene vínculos estrechos con los rusos. Las fronteras que se han marcado en la historia no reflejan fielmente la nacionalidad y el lenguaje. Sin embargo, en Ucrania, occidente y Naciones Unidas se plantea que lo que Putin está haciendo es violar la integridad territorial de un Estado. Por su parte, el presidente ruso argumenta que desde Donbass -región ubicada al sureste de Ucrania donde dos provincias se han autoproclamado repúblicas independientes- le piden auxilio para evitar una masacre de civiles por parte del ejército ucraniano y que por eso inicia una acción militar.

- ¿Retumban ecos de la guerra fría?

- Sí. Hay una retórica de Guerra Fría. Muchas veces en la historia, después de las Guerras Mundiales, lo que se ha visto es que los conflictos nacen a raíz de problemas que quedan irresueltos o de sentimientos de frustración de las potencias que han perdido y que quieren reivindicarse. El Tratado de Versalles (1919), por ejemplo, deja humillada a Alemania después de la Primera Guerra Mundial y de alguna manera es el caldo de cultivo para la Segunda, sumado a líderes que aparecen y aprovechan el sentimiento de humillación para fomentar ese nacionalismo agresivo. Si uno no entiende la historia, es muy difícil entender los motivos actuales: defender el interés nacional ruso que Putin ve reflejado en no permitir que los países de la OTAN los termine rodeando. Por eso le importa tanto Ucrania. Además, hay del vínculo histórico entre estos dos países.

- ¿Cree que este conflicto puede dar lugar a una “gran guerra”?

- Decir eso creo que sería muy fatalista. El contexto internacional es muy distinto. Hay muchos organismos, que por más que los critiquemos y digamos que no sirven, porque en verdad tienen muchísimas fallas, por lo menos existen. Hay espacios de diálogo que antes no existían. Creo que debemos creer en ellos y tener la esperanza de que el diálogo y la diplomacia primen por sobre la guerra. Puede parecer algo ingenuo, pero por lo menos tenemos esas instancias a las cuales se puede recurrir antes de que sea una escalada mayor. Tengo esperanza en la diplomacia.

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