Cómo hacer para que los árboles no sean una amenaza

Cómo hacer para que los árboles no sean una amenaza

El arbolado urbano no sólo es importante por su aspecto ornamental: también contribuye a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Pero, ¿qué pasa cuando los ejemplares se tornan peligrosos para la población?

AUTO APLASTADO POR UN ESPECIMEN DEL PARQUE 9 DE JULIO. El hecho ocurrió este lunes 3 de enero: afortunadamente, el conductor salió ileso. FOTO ENVIADAS A La Gaceta EN WHATSAPP AUTO APLASTADO POR UN ESPECIMEN DEL PARQUE 9 DE JULIO. El hecho ocurrió este lunes 3 de enero: afortunadamente, el conductor salió ileso. FOTO ENVIADAS A La Gaceta EN WHATSAPP
05 Enero 2022

Por mucho que parezcan parte del paisaje conocido, los árboles son seres vivos que requieren atención y mantenimiento. Y, a veces, todos los cuidados del mundo no son suficientes para evitar que se desplomen y causen daños significativos a transeúntes y conductores que ocasionalmente pasaban por allí, como sucedió en el último tiempo en distintos espacios verdes de la provincia. Es que el clima juega un papel decisivo en el destino del arbolado, y pone a prueba su resistencia a fenómenos extremos de viento, lluvia y calor. ¿Qué hacer, entonces, cuando los ejemplares se vuelven en contra de la ciudadanía a la que debe prodigar su sombra?

El arbolado urbano cumple funciones más allá de su aspecto ornamental de embellecer la ciudad, como reducir la contaminación sonora y atmosférica, amortiguar la temperatura y mitigar el efecto del sol. Todos los años, especialmente al llegar el verano, las tormentas producen caídas de grandes árboles de la ciudad. Esto podría atribuirse a la falta de inspección y mantenimiento. Sin embargo el ingeniero Pedro Buiatti, presidente de la Sociedad Amigos del Árbol, sostiene que ciertas pérdidas son inexorables: un designio de la naturaleza. “La caída de los árboles va a ocurrir siempre, como sucede en todo el mundo. No es algo que se pueda evitar al 100%”, dice.

Entonces ¿cuál es la solución? Buiatti considera que lo que queda por hacer en estas circunstancias es reducir los riesgos al mínimo mediante una administración adecuada del asunto. “La gestión del arbolado urbano, en gran parte del mundo, aún tiene la visión de ser un elemento ornamental y paisajístico en la ciudad. A partir del calentamiento global y de las islas de calor en las que se están convirtiendo las ciudades, los arbolados pasan a tener una función muy distinta y se transforman en lo que les corresponde ser: un servicio público”, afirma Buiatti. El activista señala que Tucumán ya aprobó la norma 8.991 (ley promulgada en marzo de 2017), que considera al arbolado urbano un servicio público, por lo que debe ser gestionado como una política de Estado. El artículo 2 de esa norma establece: “el arbolado público se considera un servicio público, siendo responsabilidad de la autoridad estatal competente mantener y mejorar la calidad de este servicio, asegurando un arbolado público funcional, sano y adecuado al presente y al futuro. Será un servicio público ambiental la plantación, manejo, protección y promoción del arbolado público en todo el territorio provincial”.

Según el ingeniero Buiatti, el sistema de administración actual es insuficiente para la cantidad de árboles que tiene la ciudad, especialmente si se advierte que las ciudades deberían tener más árboles. “Hay una carencia”, afirma Buiatti. “En Tucumán, la explosión habitacional y demográfica nunca fue acompañada con la proyección del sistema arbóreo que necesitaba. El arbolado nunca integró la planificación urbana de las ciudades. El arbolado urbano debe incluirse dentro de la planificación”, postula.

Gestionar el arbolado urbano como un servicio público implica asumir que este tiene necesidades y que de satisfacerlas depende la posibilidad de gozar de sus múltiples beneficios. “Todos los servicios públicos presentan su riesgo”, dice Buiatti. Y añade: “el arbolado, también. Para hacer frente a estos peligros hace falta tener gente capacitada y profesionales del arbolado. Esto es propio de los arboricultores. La arboricultura trata el problema de la caída”. Buiatti observó que, pese a su importancia y difusión mundial, ninguna universidad de la provincia dicta esta especialidad.

Una adecuada gestión arbórea debe tomar en cuenta la relación de la flora con la ciudad. Deben pensarse integralmente el ejemplar a plantar y que la especie sea adecuada al lugar, a su cuidado y al mantenimiento disponible. Buiatti manifestó: “es bastante complejo manejar el arbolado urbano. Hoy en día no tiene un presupuesto asignado, como no es política de Estado. De esta forma siempre que llegue el verano, como viene ocurriendo, comenzará la temporada de caída de árboles”. (Producción periodística de Paula Cavanna)

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