Por Gustavo Frías Silva
27 Noviembre 2021
En la provincia y en la región el esperado período de precipitaciones comenzó de manera un poco esquiva para la ya iniciada campaña gruesa. Aquellos productores cuyos campos recibieron algo más de lluvia lograron hacer algunas labores de presiembra -con la realización de barbechos- y hasta sembrar algunos lotes de soja y/o de maíz. La mayoría espera, sin embargo, que los suelos vayan acumulando agua útil para empezar a realizar las labores correspondientes.
Con el espíritu siempre arriba que da el inicio de una nueva campaña, los nubarrones que hay en el horizonte -no precisamente de lluvias- generan una preocupación que está latente en el productor a la hora de la toma de decisiones. Tiene que ver con la política agropecuaria que toman los Gobiernos que tienen a su cargo el manejo del país.
La situación que genera la inflación, la presión fiscal, las retenciones y la incertidumbre de todavía no saber cuál es el horizonte preocupa mucho.
Igualmente, el productor sabe que debe seguir adelante y trabajar en lo que sabe hacer.
En este año que parece ser “Niña” la incertidumbre puede ser grande, debido a que los pronósticos parecieran ser bastantes alarmantes, ya que, aparentemente, no llovería lo necesario para que la campaña culmine sin sobresaltos.
Ahora resulta importante destacar que mientras avanza el tiempo para la siembra gruesa el productor es consciente de que el recurso que debe cuidar para el futuro productivo de su campo es el suelo.
En general, el hombre de campo tiene bien en claro que el suelo es un recurso indispensable para los actuales sistemas tradicionales de producción, por lo que su cuidado es fundamental pensando en el futuro.
En este tema los países en los cuales el recurso suelo es escaso, utilizan soportes inertes y lo que la planta necesita para crecer y desarrollarse. El hombre utiliza toda la tecnología disponible para producir bien y cada vez mejor.
Los países muy desarrollados avanzaron muchísimo en novedosas tecnologías, como la hidroponía. Producen una infinidad de cultivos y de vegetales que día a día son cada vez más solicitados por los consumidores.
Nuestro país es un claro ejemplo de lo que significa usar nuevas tecnologías. Y en el caso de la producción de granos es pionero en muchas de esas herramientas.
Japón, Indonesia, Nueva Zelanda, Australia e Israel son países que avanzaron en otras tecnologías. Deslumbra ver importantes superficies bajo invernáculos, destinadas a una multiplicidad de frutas, de verduras, de granos, de flores, de especies arbóreas y de otros cultivos que ellos precisan producir para no depender de otros mercados o por necesidad.
Lo cierto es que el suelo es el soporte de toda vida -animal y vegetal-; permite que sobre su superficie se produzca el alimento necesario para el mundo. Y debe ser usado adecuadamente para que siga sirviendo para las generaciones venideras.
Es importante recordar que desde hace mucho tiempo el sector agropecuario regional y nacional tiene diversos y numerosos desafíos, relacionados a producir conservando el ambiente que. Estos deben ser profundizados para que mejore la forma de producir, mientras aumenta el aporte a la conservación del ambiente.
La campaña gruesa ya está lanzada. Los productores saben que deben producir conservando el suelo; y para ello tienen herramientas que ayudan a ese objetivo.
Un mayor uso de las rotaciones con gramíneas estivales, como maíz y sorgo, resultan indispensables para mejorar el sistema productivo. Sobre todo en nuestro NOA, algo que se va logrando año tras año con un trabajo denodado de instituciones de investigación agropecuaria y de técnicos locales que fomentan esta práctica.
A raíz de ello, el NOA debe ser tratada como una economía regional; y en la toma de decisiones referidas a políticas agropecuarias se debe considerar que tenemos condiciones agroclimáticas y geográficas diferentes.
La sostenibilidad de un sistema productivo como el nuestro debe ser siempre tenido en cuenta por los que dirigen el país. Y ciertos cultivos y actividades que hacen a esta sostenibilidad deben ser fortalecidas con políticas agropecuarias claras y concretas.
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