Salud mental y pandemia: uno de cada siete adolescentes argentinos pidió apoyo psicológico

Unicef elaboró un duro informe. Especialistas tucumanos dan su mirada.

Salud mental y pandemia: uno de cada siete adolescentes argentinos pidió apoyo psicológico
07 Octubre 2021

En el mundo, uno de cada siete adolescentes de entre 10 y 19 años tiene un problema de salud mental (diagnosticado). Cada año, 45.800 adolescentes se suicidan, siendo esta una de las cinco principales causas de muerte para este grupo de edad. Sin embargo, solamente alrededor del 2% de los presupuestos destinados a la salud de los gobiernos en todo el planeta se usa para tratar dolencias como depresión, ansiedad u otras enfermedades similares que, con la pandemia, se han multiplicado. Así lo revela el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, más conocido como Unicef, a través de su informe sobre el Estado Mundial de la Infancia 2021 titulado "En mi mente: promover, proteger y cuidar la salud mental de los niños".

Este estudio -la publicación anual más importante de la Agencia de las Naciones Unidas (ONU) para la infancia- se ha dedicado por primera vez a un análisis completo de las dolencias como la depresión, la ansiedad y aquellas otras enfermedades mentales que afectan a los menores. "Las consecuencias de la pandemia tienen un gran alcance, pero son solo la punta del iceberg. Incluso antes había demasiados niños y niñas abrumados por el peso de una serie de problemas a los que no se había prestado atención. No se está dando suficiente importancia a la relación entre la salud mental y las consecuencias que se producen más adelante en la vida", ha dicho la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, en la presentación del compilado.

Además del impacto en la vida del niño a largo plazo -algo incalculable- también está el que sufre la sociedad, en general. Las pérdidas económicas provocadas por los trastornos mentales que derivan en discapacidad o muerte entre los jóvenes se estiman en unos 30.600 millones de dólares al año en América Latina y el Caribe, según un análisis realizado por la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, citado en el texto de Unicef.

"Durante demasiado tiempo se ha desatendido la salud mental de los chicos. Ahora, la covid-19 la ha puesto en el centro de la escena", añade Jean Gough, directora regional de Unicef. La alteración de las rutinas, de la educación y del ocio por culpa de la pandemia, además de la preocupación de las familias por los ingresos y la salud, hacen que muchos jóvenes sientan miedo, rabia y preocupación, consigna el organismo. Pero, ¿cómo se hace para hablar con un hijo? ¿Cómo se lo ayuda a verbalizar sus sentimientos? ¿Qué preguntas se le debe hacer? "Debemos entrelazar lazos entre los adultos y los niños o jóvenes. Tenemos que conversar con ellos, acompañarlos, fortalecer su autoestima y compartir actividades recreativas y lúdicas", responde Irma Thomás, referente del programa provincial de prevención y abordaje de conductas de riesgo de la Dirección de Salud Mental y Adicciones del Siprosa.

- ¿Cómo se identifica a un niño o niña con un problema de salud mental?- se le pregunta.

- El insomnio o la hipersomnia (somnolencia excesiva) pueden ser indicadores. También aparecen cambios en el estilo de la alimentación: o comen demasido o anulan los alimentos. La irritabilidad, la agresividad, la abulia y el tono contestatario podrían ser otras señales. Asimismo se observa que prefieren aislarse, pese a que en la niñez y en la adolescencia a los chicos les gusta jugar y sociabilizar.

- ¿Cuáles son los elementos para tener una buena condición mental?

- La principal condición es un buen maternaje; una madre y un padre que den afecto. Los adultos somos los encargados de proteger, guiar y acompañar a nuestros hijos. No hay salud completa sin salud mental.

- En contrapartida, ¿cuáles son los factores de riesgo que hacen aumentar la probabilidad de que aparezca una enfermedad mental?

- Una familia debe ser contenedora para poder responder a los cambios, acompañar y cuidar a los menores.

- ¿La sociedad estigmatiza las enfermedades mentales?

- Sí. Tenemos que despatologizar la adolescencia. Rápidamente ante los cambios de humor de un adolescente, se lo tilda de bipolar. Por cuestiones fisiológicas, es natural que un adolescente pase de la risa al mal humor, pr ejemplo.

Una encuesta revelada por Unicef en el marco de la publicació revela que el 33% de los adolescentes admitió sentirse angustiado y el 25% se sentía asustado ante la incertidumbre por el coronavirus. De hecho, según la encuesta de Unicef, el 72% de los adolescentes en la Argentina (siete de que cada 10) sintió la necesidad de pedir algún tipo de apoyo en relación a su bienestar emocional. Ante esto, el fondo pide menos silencio y estigma alrededor de estas enfermedades y de los suicidios y más recursos y financiación para las nuevas generaciones. "Es importante crear, en el grupo familiar, vínculos que sean contenedores y que permitan que la comunicación con los hijos fluya. En el contexto actual, donde hay mucha fragmentación y aislamiento y donde las relaciones son bastante frágiles, se deben crear primero esas condiciones saludables y vinculares para que los chicos se expresen", agrega el psicólogo Emilio Mustafá, especialista en adicciones y cuyo foco laboral está puesto en los sectores vulnerables de la capital, principalmente.

"Una vez generado ese clima, quizás las mejores preguntas son 'cómo están tus cosas'; 'cómo estás con tus amigos'. Es importante acordar y enseñar. Y a la hora de poner límites, esos límites deben ser contenedores. Además, hay que escuchar al chico y saber tolerar sus miradas. La salud mental es un proceso integral del ser humano. No puede haber una buena salud mental si en una casa falta el trabajo, por citar un factor. Hoy, se observa mucha ansiedad, depresión e incertidumbre. Desgraciadamente, la pandemia ha agudizado los problemas mentales de forma dramática, debido a que implicó una ruptura de la cotidianeidad. Se instaló una incertidumbre hacia el futuro", explica el experto.

"Hay una profunda estigmatización y subestimación de la salud de Estado; siempre está como secundarizado. Muchas personas tienen miedo de ir al psiquiatra o al psicólogo. Hace falta una campaña de promoción y conscientización, desde el Estado, sobre la importancia de la salud mental", concluye.


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