Se duplicó la cantidad de tucumanos que buscan otro empleo

El segundo trimestre del año suele ser el del arranque de las actividades productivas centrales de Tucumán, con la campaña citrícola en marcha y con los ingenios moliendo. Por lo tanto, entre abril y junio el mercado laboral tiende a dinamizarse por la toma de obreros transitorios, además de los que se desempeñan en planta de forma permanente. Sin embargo, las estadísticas oficiales muestran que la desocupación sigue acechando a los tucumanos y, por esa razón, la tasa se encuentra entre las más altas de los últimos 15 años.

Si miramos la foto que hoy nos dejó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), podemos describir que en el Gran Tucumán-Tafí Viejo, la tasa de desocupación ha sido del 12,4% en el segundo trimestre de este año. Esto implica que 48.000 habitantes del principal aglomerado urbano no consiguieron un puesto laboral. Si a estos datos lo comparamos con el año pasado, cuando la Argentina estaba en cuarentena obligatoria por la pandemia de la Covid-19, la situación es más dramática, porque el índice ha subido dos puntos interanuales y hoy hay 15.000 desocupados más que ayer.

Si bien la cantidad de personas ocupadas evidenció una notable recuperación interanual (de los 279.000 que declararon tener un empleo en 2020 pasó a 343.000 puestos en el segundo trimestre de este año), está creciendo un fenómeno que se profundizó con la galopante inflación que carcome el salario: aún teniendo un trabajo, los tucumanos buscan otro para intentar escaparle a la pobreza, porque llegar a fines de mes ya es algo mágico. Alrededor de 95.000 residentes del Gran Tucumán-Tafí Viejo son ocupados demandantes de empleo. Para tener una idea de la magnitud de ese problema, en el segundo trimestre del año pasado, esa población ascendía a 41.000 casos; claro está que, en gran medida, esta cifra estaba relacionada con la imposibilidad de los tucumanos de salir a hacer changas por efecto de la cuarentena obligatoria en 2020.

Los salarios de los empleados públicos y privados registrados tucumanos siguen mostrando un importante deterioro entre el primer semestre de este año versus el mismo período de 2020. Esta reducción en los salarios se suma a la producida en los años anteriores y alcanza niveles preocupantes, advierte el Reporte Estadístico Económico y Social elaborado por la Federación Económica de Tucumán. Mientras un trabajador privado en blanco cobra un salario mensual promedio de $ 51.892, un agente del Estado percibe, también en promedio, $ 60.053 al mes. Si esa persona tiene a cargo una familia, es probable que no le alcance para cubrir todos los gastos y necesite de un ingreso adicional para sobrevivir. Dos datos que complican la economía nuestra de cada día: el valor de la Canasta Básica Total (los ingresos necesarios para costearse alimentos y gastos imprescindibles en el hogar y no caer en la pobreza) es de $ 60.835,47. Con una evolución inflacionaria a razón del 50% interanual, no hay salario que aguante ese reajuste sostenido de precios.

Según el diagnóstico de la FET, se mantiene la asimetría entre los salarios públicos y privados de bolsillo registrados en favor de los empleados del gobierno. Esto se agranda cuando se consideran otras ventajas que tienen los empleados estatales en sus convenios colectivos, acota. "El impacto de la recesión económica que comenzó en el primer trimestre de 2020,ha dejado fuertes secuelas en el ya castigado sector privado provincial. En 2020 se aceleró el cierre de empresa que era un constante año tras año desde 2010", describen los economistas y los empresarios que participaron en la elaboración del informe.

"El nivel de cierre de empresas impacta fuertemente en el empleo registrado de modo si comparamos el empleo privado registrado entre el segundo trimestre con el promedio de 2019 (pre pandemia) observamos que cayó en más de 5.000 puestos, mientras que en el mismo período el empleo estatal de Tucumán aumento en más de 3.000 cargos", finalizan.