¿Quién se beneficia con la quema de caña?

¿Quién se beneficia con la quema de caña?

Técnicos de la Eeaoc brindaron un detallado informe sobre esta práctica, que debido a factores climáticos suele incrementarse en estos meses.

CIFRAS. La Eeaoc reveló que el año pasado 21.750 ha de monte natural, de pastizales y de cultivos distintos a la caña de azúcar habían sufrido incendios. CIFRAS. La Eeaoc reveló que el año pasado 21.750 ha de monte natural, de pastizales y de cultivos distintos a la caña de azúcar habían sufrido incendios.
11 Septiembre 2021

Todos los años, durante agosto y septiembre, se pone de manifiesto el problema de la quema de caña de azúcar en nuestra provincia. “Si bien la quema de cañaverales -o de cualquier tipo de vegetación- se encuentra prohibida por ley desde 2004, parece ser un problema muy difícil de resolver, y que siempre deja mal posicionados a los productores cañeros y al Gobierno, debido a que no harían cumplir la ley”, afirmaron, en un informe, los técnicos de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) Juan Fernández de Ullivarri y Javier Carreras Baldrés.

Puntualizaron que, en principio, se puede afirmar que se trata de un problema bastante más complejo de lo que se piensa o de lo que parecería. “Multar a los propietarios de campos quemados o impedir el ingreso de caña quemada a los ingenios no resulta suficiente para solucionar este problema”, consideraron.

Indicaron que si bien es cierto que hace unos 20 a 25 años la quema se utilizaba en Tucumán como práctica de precosecha, para limpiar los campos y para disminuir los contenidos de trash que se llevaban al ingenio, con el tiempo y los avances tecnológicos, esta se fue paulatinamente eliminando; y hoy resulta muy difícil encontrar un productor de caña en Tucumán que justifique el uso del fuego en su cañaveral.

“Esto se debe a que las cosechadoras modernas, con las que se recolecta prácticamente el 98% de la caña de la provincia, no requieren el uso del fuego para limpiar la caña. Más aun, funcionan y están concebidas para trabajar con ‘caña verde’”, explicaron.

Además, dijeron que tanto en Tucumán como en casi todos los países cañeros, el uso de rastrojo de caña -lo que queda después de la cosecha en verde- como cobertura sobre el suelo conlleva sinnúmero de beneficios. “Entre otros, mostró ser una herramienta fundamental para contrarrestar los efectos de la sequía -en Tucumán, el 90% de la caña se cultiva sin riego-, para disminuir el efecto de malezas anuales -y, por lo tanto, reducir el uso de herbicidas-, y para proteger al suelo contra la erosión y mejorar su fertilidad”, enumeraron.

Por otro lado, explicaron que la caña quemada en pie comienza a sufrir un deterioro desde el momento en que se prende fuego, el cual se acelera con las altas temperaturas -muy frecuentes en los meses de agosto y de septiembre- y hace que el rendimiento en azúcar de la caña quemada sea muy inferior al de la caña cosechada en verde.

“A raíz de todo esto, queda claro que el productor cañero no resulta beneficiado desde ningún punto de vista por la quema de caña en pie, ni por la quema de rastrojos. Cabe preguntarse si realmente el productor cañero atentaría contra su propia rentabilidad, quemando su caña o su rastrojo, además de exponerse a multas, denuncias y otros problemas legales”, preguntaron, retóricamente.

Sin embargo, Fernández de Ullivarri y Carreras Baldrés subrayaron que sí cabe una responsabilidad en el productor: hacer todo lo que esté a su alcance para evitar que se quemen los campos que tenga cultivados con caña de azúcar. Y le aconsejaron que tome todos los recaudos, para evitar cualquier riesgo de quema en su campo, con la ejecución de las siguientes medidas de precaución:

• Rastrear y mantener limpios los callejones y el perímetro de los campos.

• Si el campo se encuentra sobre una ruta o camino transitado, limpiar las banquinas o hacer un cortafuegos que impidan que el fuego generado en las banquinas llegue a la caña.

• Mantener limpios acequias y alambrados.

• Preparar cortafuegos en el rastrojo una vez cosechada la caña.

• En caso de que sea posible, tener preparado un tanque con agua, que permita la extinción de pequeños focos de fuego.

• Colocar carteles con teléfonos útiles: Defensa Civil (103), Emergencias (911).

“Resulta también importante señalar la responsabilidad de toda la sociedad, y de las instituciones oficiales -municipalidades, comunas rurales, escuelas, vialidad nacional y provincial, entre otros- para evitar el uso del fuego en cualquier tipo de actividad; sobre todo en los meses de mayor riesgo de incendios”, puntualizaron.

Condición ambiental

La quema de caña resulta un problema, principalmente durante agosto y septiembre, cuando las condiciones ambientales son predisponentes para la propagación de incendios. Estas son: escasas precipitaciones, muy baja humedad relativa y vientos persistentes. “Si a esto se suma la ocurrencia de heladas durante los meses previos -como ocurrió este año-, que deja casi toda la vegetación en un estado de combustibilidad muy alta, resulta muy factible que un foco de fuego prospere rápidamente y termine abarcando una superficie importante”, señalaron.

Consideraron importante destacar que los incendios en esta época no solo ocurren en campos de caña de azúcar, sino también en banquinas de rutas, en pastizales, en bosques y en otros cultivos.

Contaron que durante el año pasado, un estudio realizado por la sección Sensores Remotos y Sistemas de Información Geográfica (SIG) de la Eeaoc reveló que 21.750 hectáreas de monte natural, de pastizales y de cultivos distintos a la caña de azúcar habían sufrido el efecto del fuego, en distinta medida. “Esto resulta una clara evidencia de que, en años con condiciones predisponentes para la quema -secos, con ocurrencia de heladas-, estas afectarán toda la vegetación y, en especial, a la caña de azúcar, un cultivo muy afectado por las heladas y que se encuentra ampliamente distribuido en Tucumán”, dijeron.

Remarcaron que en la última década se viene registrando una paulatina disminución de la quema de cañaverales, y que cada vez hay mayor consciencia sobre el daño que esta le produce a toda la sociedad, incluidos los cañeros. “Sin embargo, esta tendencia puede verse alterada por la ocurrencia de heladas, como ocurrió la zafra pasada. Por eso resulta clave insistir con programas de concientización y de educación a todos los actores de la sociedad, y abarcar el problema desde distintos puntos de vista, hasta que por fin todos entendamos que la quema no beneficia a nadie”, afirmaron.

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