Una gran oportunidad para la energía renovable

Una gran oportunidad para la energía renovable

Un especialista dio precisiones acerca del pasado y del presente de la industria madre de Tucumán, y presentó las perspectivas hacia el futuro.

INICIOS. Durante los siglos XVII y XVIII, los jesuitas cultivaron caña para uso doméstico, y produjeron azúcar en su misión en Tucumán, ubicada en Lules.  INICIOS. Durante los siglos XVII y XVIII, los jesuitas cultivaron caña para uso doméstico, y produjeron azúcar en su misión en Tucumán, ubicada en Lules.
04 Septiembre 2021

Publicaciones realizadas en pasadas ediciones de LA GACETA, acerca de la Historia de la Industria Azucarera en Tucumán, generaron diversas inquietudes, difundidas mediante cartas al director, por parte de personas que se manifestaron a favor o en contra de esta actividad agroindustrial.

A raíz de ello LA GACETA Rural entrevistó a Santiago Paz, especialista en la temática azucarera, para aclarar algunos conceptos.

- ¿Qué puede decirnos sobre cómo llega la caña de azúcar a América?

- Durante el período hispánico, la caña de azúcar llegó en 1480 a las Islas Canarias, y desde allí Cristóbal Colón la llevó a la isla La Española, en su segundo viaje a América en 1493. Al territorio continental americano, la planta llegó primero a Panamá, en 1510; luego, la expedición de Hernán Cortés la llevó a México, en 1519, y la de Francisco Pizarro, a Perú, en 1533. Al norte de la Argentina llegó de la mano de Francisco de Aguirre, en 1553. Durante los siglos XVII y XVIII los jesuitas la cultivaron para uso doméstico, y produjeron azúcar en su misión en Tucumán, ubicada en la zona de Lules.

- ¿Qué pasó luego de la llegada de las primeras plantas a Tucumán?

- Las guerras de la Independencia cortaron abruptamente el comercio con el Alto Perú, en torno del cual giraba la economía tucumana durante el período hispano. Con cepas que en 1760 introdujo a Salta -desde Perú- Juan Adrián Fernández Cornejo, para fundar su ingenio San Isidro, el presbítero José Eusebio Colombres tuvo la clarividencia de generar en Tucumán un nuevo paradigma productivo, iniciando su explotación comercial, que se dio primero a nivel regional.

- ¿Cuál fue el salto hacia una industrialización a gran escala?

- La llegada del ferrocarril a Tucumán, en 1876, supuso un gigantesco salto para la actividad. Este trajo las primeras máquinas a vapor y, a la vez, permitió que se llegue con la producción a los principales centros de consumo del litoral del país, que hasta entonces se abastecían con azúcar de Brasil. En pocos años, de más de 200 establecimientos rudimentarios, la producción pasó a concentrarse en poco más de 30 ingenios, que configuraron la primera industria pesada del país.

- ¿Qué implicó esto?

- Contrario a lo que denota la cuestionable “leyenda negra” tejida alrededor de la actividad, la generalización de esta supuso un salto en la calidad de vida de la gente, que fue incorporándose a esta. Zafreros, que en sus zonas de origen tenían expectativas promedio de vida de 30 años, mejoraron sustantivamente su alimentación, su vivienda, su salud, la educación de sus familias, etcétera. Acciones que se anticiparon a la mayoría de las conquistas sociales del siglo pasado, y que se encuentran magníficamente ilustradas en la publicación del cincuentenario del Centro Azucarero Argentino.

- ¿Qué paso en 1966 con la crisis azucarera y el cierre de los ingenios?

- La crisis de 1966 fue un fenómeno internacional que amerita ser explicado en toda su dimensión, más allá de las cuestiones ideológicas locales a las que pretende circunscribírsela. Se gesta ante el cambio de paradigma en el mundo azucarero a causa del embargo a Cuba, debido a la crisis de los misiles. La salida del mercado del principal productor y exportador mundial suscitó expectativas de nuevas oportunidades. A nivel mundial hubo una carrera desenfrenada para aumentar la producción, a la que se plegó también la Argentina. Pero fue tal su efecto, que al cabo de un par de años los excedentes productivos derrumbaron los mercados. La situación fue pésimamente administrada en el país, al punto que llegaron a acumularse stocks de pasaje de zafra equivalentes a 7,5 meses de consumo -lo normal es un mes-, con la perspectiva de que superaran los 13 meses hacia finales de la zafra 1966. Peor aun fue el conocido desenlace.

- ¿Cómo se llegó a los adelantos tecnológicos actuales?

- Con el valioso aporte de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), fundada en 1909, lo más significativo en épocas recientes, quizá fue el salto tecnológico logrado entre 1995 y 2005 con la introducción y rápida difusión de una variedad traída desde Luisiana, que permitió cerrar la brecha de rendimientos de Tucumán respecto de otras regiones, sumado a la maduración temprana con la que se logró alargar la zafra. A esto hay que agregar la generalización de la cosecha mecanizada mediante la incorporación de una nueva generación de máquinas aptas para trabajar en verde, la adopción de esquemas de transporte más eficientes. El tiempo de estacionamiento de la caña cosechada disminuyó de días a sólo cuestión de horas, lo que redujo notablemente las pérdidas asociadas. Otros logros se consiguieron en fabricación en términos de mejoras de retención y energéticas.

- ¿Cuál es el futuro que se debe encarar en la industria azucarera?

- Actualmente, la agroindustria del bicentenario encuentra a la actividad con grandes oportunidades para ofrecer energías renovables de carbono neutro, en un mundo que se ha propuesto alcanzar la carbono neutralidad hacia 2050. La transición de matrices energéticas basadas en combustibles fósiles -exentas de reparar o de compensar el daño ambiental que provocan sus emisiones- podrá acelerarse mediante una adecuada compatibilización de las políticas energéticas con las ambientales que exige el planeta.

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