La deuda pendiente con el deporte tucumano

La deuda pendiente con el deporte tucumano

Salvo las instalaciones de Atlético y de San Martín, de rugby y hockey, no hay espacios adecuados para que deportistas de otras disciplinas se preparen para la alta competencia.

20 Julio 2021

Los Juegos Olímpicos, que arrancan este viernes y se extenderán hasta el 8 de agosto, constituyen la fiesta deportiva más grande de la humanidad. Su origen se remonta a los tiempos de la antigua Grecia y esta edición (postergada el año pasado por la pandemia de coronavirus) contará con la participación de más de 11.000 atletas provenientes de 205 países que competirán en 33 disciplinas. A pesar de la magnitud del acontecimiento, da la sensación de que Tucumán es ajena a todo esto. De hecho, apenas dos deportistas nacidos en estas tierras participarán en esta competencia que se desarrollará en Tokio, Japón.

Es cierto que en una tierra en la que se respira fútbol y rugby (en primer y en segundo lugar, respectivamente), la mayor parte de las disciplinas que le dan vigor a los Juegos Olímpicos están poco difundidas. Pero también se debe señalar que el apoyo estatal y privado suele ser escaso si no se trata de los deportes más populares. Veamos algunos ejemplos: la única disciplina de alto rendimiento cuya práctica fue autorizada en los momentos más duros de la pandemia fue el fútbol profesional. Inclusive, Argentina se bajó como sede de la Copa América a pocos días de su inicio y cuando al Gobierno se le hizo insostenible el hecho de hospedar un torneo internacional mientras se suspendían las clases y se obligaba a comerciantes y gastronómicos a cerrar (por señalar apenas dos actividades económicas muy afectadas por las restricciones). Como contrapartida, atletas argentinos lograron viajar al Sudamericano que se desarrolló en Ecuador gracias a que el influencer Santi Maratea recaudó varios millones en las redes sociales para pagarles el viaje.

Vayamos al caso concreto de los atletas tucumanos que competirán en Tokio. Se trata de Victoria Sauze (hockey) y de Emanuel Lucenti (yudo). Ambos empezaron a practicar sus deportes aquí, pero debieron irse de la provincia para progresar. Sin dudas es un síntoma de lo que ocurre en Tucumán con el deporte amateur. Como señalamos en este mismo espacio el 1 de este mes, desde el Ejecutivo y desde la Legislatura han salido apoyos para clubes, instituciones y deportistas. El problema es que se suele tratar de paliativos que no se extienden en el tiempo y que, en muchos casos, se otorgan solo por cercanía política o por amistad con el funcionario de turno.

Otro tema a tener en cuenta es que en la provincia la infraestructura deportiva es deficiente. Salvo las instalaciones que utilizan los planteles profesionales de Atlético y de San Martín, y varios de los equipos de rugby y hockey, no hay espacios adecuados para que los deportistas de otras disciplinas puedan prepararse para participar en la alta competencia (hay varios proyectos pero pocas concreciones).

El desarrollo de las competencias en Japón puede ser un buen marco para reflexionar sobre lo que ocurre en estas tierras. Se suele repetir que el deporte es una de las mejores herramientas para alejar a los jóvenes de las adicciones, que es clave para el desarrollo personal y social de las personas. Se trata de cuestiones relevantes en la provincia que posee los índices de pobreza más altos del NOA, según el Indec. Sin embargo, parece que sólo tienen posibilidades de progresar aquellos deportistas que patean bien la pelota (lo suficientemente bien como para integrar un plantel profesional). El resto no posee más incentivos que la pasión y las ganas de competir.

¿Estamos a tiempo de revertir esta situación? ¿Podemos ilusionarnos con que dentro de cuatro años sean muchos más los atletas tucumanos que nos representen en los Juegos Olímpicos? ¿Se pueden proyectar y concretar obras de infraestructura que brinden las condiciones mínimas para que los deportistas no deban migrar a otras provincias o países? Es necesario que funcionarios y directivos debatan sobre esto. Quizás así vayamos encontrando soluciones sostenibles que brinden un marco sano para el desarrollo de los deportes.

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