02 Abril 2021
AUTISMO. Los profesionales afirman que la detección temprana es vital en el desarrollo de los niños y niñas. FOTO DE ARCHIVO/LAGACETA.
La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) instauró el 2 de abril como el día mundial de la concientización sobre el autismo. Con el objetivo de visibilizar a las personas que tienen esta condición y recordar la importancia de una detección temprana.
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) no es una enfermedad. Sin embargo, alrededor existen muchos mitos y estigmas. La falta de información y conciencia llevan a las personas a discriminar y establecer barreras hacia aquellos que tienen esta condición; sin tener en cuenta el gran aporte que pueden brindar para la sociedad.
Según los datos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), se estima que uno de cada 54 nacimientos en el mundo presenta características propias de esta condición.
“El Trastorno del Espectro Autista es un grupo de cuadros clínicos sumamente heterogéneos que se distinguen por la afectación de cuatro áreas específicas que son la comunicación, la interacción social, la conducta y el perfil sensorial de estos chicos. Este espectro es muy amplio y las manifestaciones en niños, adolescentes y adultos representan desafíos de diferente manera, en las áreas anteriormente mencionadas a lo largo del tiempo”, explica el doctor Juan Pablo Molina, jefe del servicio de Maduración y Desarrollo Infantil del hospital Nicolás Avellaneda.
En esta línea, el especialista destaca la importancia de prestar atención a los signos de alertas de este trastorno ya que permite la detección temprana. “Son signos característicos y se pueden observar a partir del año de edad. Principalmente debemos mirar las armas comunicativas del niño como la mirada, respuesta al nombre cuando se lo llama, las primeras palabras, cómo se acerca a los otros niños o personas para iniciar la interacción. También podrían aparecer dificultades en la conducta con episodios de autoagresión”.
Una detección temprana de la condición es esencial para el desarrollo posterior de la persona, indican los profesionales de la salud.
“El diagnóstico no es una etiqueta, es una explicación, una oportunidad”, indicó el psiquiatra Julio Rodríguez Aráoz.
La pediatra especialista en neurodesarrollo, Ana Paula Quintana, manifestó que “el diagnóstico temprano ayuda no solo a quien tiene esta condición, sino también a los padres a entender las dificultades de sus hijos. Además, hay evidencia científica que indica que una intervención temprana mejora significativamente el pronóstico. Cuando se trabaja desde niños el cerebro más fácil aprende”.
La importancia del abordaje terapéutico
Los tratamientos para las personas con TEA son múltiples, dependiendo de las áreas donde presentan los desafíos. “Por lo general los chicos deben realizar tratamientos fonoaudiológicos con orientación neurolingüística para el abordaje y apoyo de la comunicación, lo que tiene que ver con el juego y la conducta se toma desde la psicología, y las dificultades en el procesamiento sensorial se aborda con terapistas ocupacionales, además de trabajar rutinas de la vida diaria, entre otros aspectos”, detalló Molina.
En esta línea, destacó además la importancia de la familia en el tratamiento de quienes tienen esta condición. “La familia tiene que participar en la terapia, es fundamental. Es necesario que estén comprometidos para lograr la mayor inclusión posible. No se puede hacer sin ellos”.
La participación de las familias es clave en el tratamiento para trasladar las rutinas de terapia a la vida diaria. FOTO DE ARCHIVO/LAGACETA.
“Los tratamientos que tienen un buen resultado están dados porque los padres participan. Esto es muy importante porque después pueden reproducir lo que los chicos trabajan en el consultorio en la vida cotidiana”, enfatizó.
Superar barreras
Para muchas familias enfrentarse a esta condición, no suele ser fácil. Si bien, en los últimos años la sociedad ha avanzado sobre el tema, todavía los prejuicios a raíz de la falta de información están latentes.
Carlos Fabián Rivas es papá de Lucía, una niña de 11 años, con TEA. “La concientización es clave. Es importante la consulta temprana debido a que ayuda a ganar tiempo”, sostuvo.
Además resaltó que la sociedad no está preparada todavía en muchos casos para tratar con las personas con autismo. "Para una familia es muy difícil, por ejemplo, cuando los chicos tienen que comenzar su escolarización. Muchas veces tenemos que recorrer varias escuelas porque no los aceptan. En nuestro caso, con mi esposa teníamos pensado mandar a Lucía a una institución y cuando comentamos que tiene autismo nos cerraron las puertas".
Valeria Alborn es mamá de un niño de 10 años con autismo. "Nos dimos cuenta a los dos años y medio, por su falta de lenguaje. En ese momento, ante nuestra preocupación la pediatra nos derivó a otros profesionales y fue diagnosticado, desde entonces comenzamos las terapias. Es por eso que hay que insistir con la detección precoz, cambia la vida de los niños y niñas”.
Respecto al día Mundial de Concientización, dijo que “muchas personas escuchan la palabra autismo y se quedan con eso. No buscan conocer a la persona, la discriminación es moneda común”.
Mariela Andrade vive en Alderetes y es madre de Franco, un joven de 25 años diagnosticado con autismo. “Nosotros recibimos el diagnóstico cuando comenzó su etapa de escolarización, a los cinco años. Desde entonces comenzamos con los tratamientos”.
“Es importante que la sociedad acepte la condición de nuestros niños. Por ejemplo, en el tema laboral para los jóvenes con autismo es muy complicado. En Tucumán falta mucho todavía para que los chicos puedan tener una plaza de trabajo”, contó.
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