Los niños son la cara más dolorosa de la guerra en Siria

Los niños son la cara más dolorosa de la guerra en Siria

Abu Rdan, con 10 años es único sostén de su familia. Miles de menores no conocen la escuela ni una vida sin bombardeos.

EN ALEPO. Abu Rdan carga lo producido del día en la fábrica de productos de limpieza donde trabaja. EN ALEPO. Abu Rdan carga lo producido del día en la fábrica de productos de limpieza donde trabaja. REUTERS
16 Marzo 2021

ALEPO, Siria.- Mohammed Abu Rdan no ha conocido más que guerra a lo largo de su vida. Nacido en la zona rural de Alepo en 2011, cuando comenzaron las protestas contra el gobierno del presidente Bashar al-Assad, su infancia es todo menos típica.

Las protestas se convirtieron rápidamente en un conflicto múltiple que involucra a las potencias mundiales, ha dejado cientos de miles de muertos y desplazado a millones.

Abu Rdan, que ahora vive en un campamento de desplazados en el norte de Alepo, se ha convertido en el sostén de su familia, después de que una enfermedad cardíaca impidiera que su padre trabaje. Como para muchos niños sirios, la escuela es un sueño lejano. “Teníamos una casa y solía ir a la escuela todos los días, pero ahora vivimos aquí. Destruyeron nuestra casa y nuestra escuela”, contó el niño.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) declaró a principios de marzo que el 90% de los niños del país necesita ayuda humanitaria, lo que supone un aumento del 20% sólo en el último año.

Tras 10 años de conflicto, casi 2,45 millones de niños en Siria y otros 750.000 niños sirios en los países vecinos no están escolarizados, según datos de Unicef.

Abu Rdan se levanta todos los días al amanecer y desafía el frío para pararse al lado de la ruta y hacer dedo para recorrer los 10 kilómetros que le separan de la fábrica de productos de limpieza donde trabaja. Sus jornadas de trabajo, de hasta 10 horas, le hacen ganar 100 liras turcas (13 dólares) al mes. Es el único ingreso de su familia. Comparte una tienda de campaña con sus padres y sus tres hermanas, que apenas les protege del duro invierno sirio.

Abu Rdan cobra en moneda turca porque que vive y trabaja en una zona controlada por rebeldes respaldados por Turquía, tras haber huido de su pueblo natal, la aldea de Marshoureen, ahora en manos del gobierno.

Assad domina ahora muchas partes del país, ayudado por el Ejército ruso y las milicias chiíes de Irán, pero Turquía, que apoyó a los rebeldes que intentaron derrocarlo, tiene poder sobre franjas de territorio en el noroeste.

Unicef afirma que el 75% de las violaciones graves contra los niños registradas en Siria en 2020 -asesinatos, mutilaciones, reclutamiento para combate, violencia sexual y ataques a las escuelas- se produjeron en el noroeste. (Reuters)

En primera persona

Cien sirios y el horror de 10 años de guerra

“Nunca imaginamos que la crisis llegaría a este punto... Cuando hice las valijas pensé que volvería en una semana... Mi marido salió a comprar pan y en de regresar con ello, vinieron a decirme que había muerto”, es uno de los testimonios que se pueden escuchar en el especial multimedia.

“Desearía que hubiera sido un sueño”, producido por la ONU, y en el que 100 hombres y mujeres sirios relatan sus experiencias a lo largo de 10 años de guerra. Sus voces se entrelazan con la música del clarinetista sirio Kinan Azmeh y en la página web (unocha.exposure.co/voicesfromsyria) se pueden ver imágenes de 16 fotógrafos sirios. Cientos de miles de hombres, mujeres y niños murieron en el conflicto y 13 millones necesitan ayuda humanitaria.

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