“Manzur, con su pacto de impunidad hacia Pisa, se rió de nosotros y se burló de mi hija”

La mamá de Paola Tacacho, asesinada en octubre, protestó en Casa de Gobierno por la jubilación de Pisa, el juez apuntado por el femicidio.

TENSIÓN. Policías empujaron a las manifestantes para quitarles unas cubiertas. “¡Canallas!”, les gritó Lebbos  ante los empujones y los golpes. LA GACETA/FOTO DE ANTONIO FERRONI TENSIÓN. Policías empujaron a las manifestantes para quitarles unas cubiertas. “¡Canallas!”, les gritó Lebbos ante los empujones y los golpes. LA GACETA/FOTO DE ANTONIO FERRONI

Frente a las escalinatas de Casa de Gobierno, Mariela Tacacho apretaba fuerte las tiritas de la hebilla del cierre de su cartera. Juntó fuerzas y gritó: “¡Manzur, da la cara por mi hija!”. La noticia de que el gobernador, Juan Manzur, había aceptado ayer a la siesta la renuncia condicionada a la jubilación del juez Juan Francisco Pisa fue otro golpe para la familia de Paola Tacacho, la profesora de inglés víctima de femicidio en octubre.

Mariela, mamá de Paola, había llegado a la provincia para esperar que la Legislatura definiera en la Comisión de Juicio Político si daba curso a los pedidos de juicio político contra Pisa o archivaba los expedientes donde se lo denunciaba por haber sobreseído a Mauricio Parada Parejas, el femicida de Tacacho, en una de las diversas denuncias que había formulado la joven contra su acosador y asesino.

“Es el mismo dolor del 30 de octubre -cuando ocurrió el femicidio-, es la segunda vez que me matan a mi hija. Siento que Manzur con su pacto de impunidad hacia Pisa se cagó de risa de nosotros, se burló de la vida de mi hija y de mi familia”, reclamó Mariela. Y apuntó contra el ahora jubilado juez. “Pisa es un tipo sin escrúpulos. Vine desde Salta para ver qué resolvía la comisión de Juicio Político. Lamento que mi hija se haya tenido que cruzar con tanta gente tan... (busca las palabras) tan sin corazón, sin empatía. Nadie se puso en el lugar de ella. Manzur la volvió a matar a mi hija. Pisa y todos se burlaron de nosotros”, reprochó la mamá de Paola llorando.

Nilda Zerpa, prima de Paola, también vino desde Salta para pedir justicia. “Es una canallada lo que hizo el gobernador. Hicieron esto en el Gobierno porque es una devolución de favores hacia Pisa. ¿Qué otra explicación hay? Este juez no tiene aprecio ni respeto por la vida de las mujeres. Apenas llegamos a Tucumán nos enteramos de que Manzur había aceptado la renuncia condicionada a su jubilación”, reclamó, harta, Nilda. “Volvimos a sentir impotencia, por un Gobierno y una Justicia que no hacen nada cuando las mujeres piden ayuda. Mariela pidió ayuda abiertamente al gobernador para que no aceptara esta renuncia. Se burló del dolor nuestro. Justicia es lo que merece Paola. Las mujeres no perdonaremos a Manzur por esto. ¡Mi familia no te perdonará nunca!”, agregó Nilda.

La movilización prevista a la tarde frente a la Legislatura se trasladó a Casa de Gobierno. En la calle, se comentaba el caso de Guadalupe Curual, una joven de 21 años asesinada por una ex pareja, a puñaladas en la calle, en La Angostura -Neuquén-. Había realizado tres denuncias. Mariela y Nilda llegaron a Plaza Independencia en la camioneta de una militante feminista. “No quería venir más a Tucumán después de lo que pasó. Y acá estamos”, comentó Mariela a este diario cuando avanzaba hasta las escalinatas de Casa de Gobierno. “Le pido a mi hija que me dé fuerzas para seguir”, siguió. Un centenar de mujeres las esperaba para protestar, para acompañarlas. Algunas cargaban cubiertas para prender fuego frente a Casa de Gobierno. Un grupo de policías, que se habían quitado de las pecheras el abrojo con su nombre un momento antes, comenzaron a empujar y golpear a las mujeres para quitarles las cubiertas. “Canallas”, les gritó Alberto Lebbos, papá de Paulina Lebbos -su femicidio ocurrió en 2006 y sigue impune-.

“Volvieron a abandonar a Paola. Pediremos la intervención del Poder Judicial; quiero que se vayan todas estas basuras”, dijo Mariela a la prensa. “Nos duele. Nos duele cada femicidio. Cada caso nuevo es revivir todo lo que pasó. Esto no va a cambiar con fiscales, jueces y políticos que cuando uno va con una denuncia nos dicen: ‘no está quien te toma la denuncia, esperá’. Se te burlan, se te ríen. Si siguen todos los que están, puestos a dedo, esto no va a cambiar. La gente que tiene poder se olvida de que las mujeres tenemos derechos. Es lamentable lo que vivimos”, reclamó Mariela.

¿Cómo recuerda a Paola?, se le consultó. “Mi hija era inigualable e incorruptible, cosa que ninguno de estos basuras puede decir. No pueden darles el ejemplo a sus hijos ni a sus nietos, como lo hacía mi hija”, soltó entre lágrimas Mariela. Nilda la acompañó en el llanto, sosteniendo en la lluvia un cartel con la foto de Paola. Amalia Ojeda, mamá de Milagros Avellaneda (desaparecida desde 2016) la abrazó. Lloraron juntas, sosteniéndose en el dolor. Pidiendo justicia. Y que dejen de matarlas.

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