Cordero patagónico y música en un improvisado festejo de fin de eclipse

Cordero patagónico y música en un improvisado festejo de fin de eclipse

El contingente coordinado por el personal del Observatorio Astronómico de Ampimpa y lugareños de la zona cercana al campamento compartieron el almuerzo y sus experiencias.

CONFRATERNIDAD. El contingente coordinado por el personal del Observatorio Astronómico de Ampimpa y lugareños de la zona cercana al campamento compartieron el almuerzo y sus experiencias. CONFRATERNIDAD. El contingente coordinado por el personal del Observatorio Astronómico de Ampimpa y lugareños de la zona cercana al campamento compartieron el almuerzo y sus experiencias. LA GACETA / ÁLVARO MEDINA.

La pequeña finca los hermanos Milipil se encuentra en medio del desierto patagónico rodeada por vegetación esteparia y soledad, a 200 kilómetros de General Roca.

En ella, tres hombres trabajan en la marcación del ganado de ovejas cuando ven cruzar por la tranquera a los expedicionarios del Observatorio Astronómico de Ampimpa (OAA), que les han pedido permiso para presenciar, en esos terrenos, el fascinante fenómeno del eclipse total de sol que impactó al país.

CONFRATERNIDAD. El contingente coordinado por el personal del Observatorio Astronómico de Ampimpa y lugareños de la zona cercana al campamento compartieron el almuerzo y sus experiencias. CONFRATERNIDAD. El contingente coordinado por el personal del Observatorio Astronómico de Ampimpa y lugareños de la zona cercana al campamento compartieron el almuerzo y sus experiencias. LA GACETA / ÁLVARO MEDINA.

“Si esta gente ha venido de tan lejos me supongo que será algo impresionante", decía Gregorio Milipil antes del fenómeno. Luego comprobó que, efectivamente, era como lo suponía.

Otro de los hermanos, Raúl, de 56 años, de oficio “gomero y cantor" se sumaría al grupo de “cazadores de eclipses" utilizando su máscara para soldar como protección en la observación del sol.

A las 13.12, con el sol alto, la luna ocultó al astro y el día se volvió noche por dos minutos y 10 segundos, aproximadamente. El eclipse pudo verse plenamente en el llano de aquella zona desértica. “A mí me gusta ver amanecer cuando estoy en el campo", cuenta Hugo, otro de los hermanos. “Pero esto era algo impresionante, el horizonte era como un amanecer  en el norte, en el sur, en el este y el oeste”, exclama impresionado.

Tras la emoción del imponente evento astronómico los hermanos ofrecieron a los visitantes un cordero patagónico asado a la estaca, como una muestra de su hospitalidad.

En su finca rodeada de Olmos y Álamos plateados (un oasis de sombra en la inhóspita estepa de vegetación baja), Gregorio tocó el acordeón mientras Raúl cantaba frente a los sorprendidos expedicionarios y ante la mirada confundida de las ovejas.

La jornada terminó de esta manera inesperada, con locales y visitantes movilizados y felices, hermanados por la consciencia se haber sido testigos de un eclipse total de Sol de características históricas para nuestro país.

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