Advierten que la reversión de la pobreza no ocurrirá en el corto plazo

Advierten que la reversión de la pobreza no ocurrirá en el corto plazo

Existen numerosos factores -como el posible aumento de la inflación- que jaquearán la recuperación económica, según especialistas.

FLAGELO SOCIAL. La indigencia ya alcanza a 3 millones de argentinos.  la gaceta / foto de DIEGO ARAOZ FLAGELO SOCIAL. La indigencia ya alcanza a 3 millones de argentinos. la gaceta / foto de DIEGO ARAOZ

Que la pobreza en la Argentina iba a aumentar lo pronosticaron, aunque con diferencias, economistas de todos los cuños. Incluso lo hizo el propio Gobierno nacional. Los efectos de la pandemia y la consecuente cuarentena se comienzan a sentir cada vez más sobre las estadísticas oficiales: entre el primer semestre de 2019 y el de este año, al menos 2,6 millones de argentinos se han empobrecido. El número representa un salto de 5,5 puntos porcentuales y lleva la medición a 40,9%, la más alta en más de una década. Sin embargo, según académicos, ese incremento muestra sólo la punta de un iceberg mayor que se avecina sobre el país.

“El casi 41% es menor de lo que se proyectaba, que iba entre el 45 y el 50%. Pasa que el confinamiento estricto de los primeros meses ha hecho ceder la inflación y, en consecuencia, la canasta básica no creció tanto como el año pasado. Eso ya no será así”, analiza Jorge Colina, titular del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa). Y continúa: “la nueva gran cantidad de pobres se explica, más que nada, por la destrucción de 2,5 millones de empleos a causa de la cuarentena. Muchos no pudieron ser compensados por el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE)”.

Según el informe que ayer divulgó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la canasta básica total para que una familia de cuatro miembros no caiga en la pobreza ahora es de casi $ 45.500. En contraste, hace un año era de $ 33.000 y en enero, de $ 40.000. “El valor irá cada vez más en aumento. Hay desequilibrios muy grandes que se traducirán en inflación, que es una máquina de hacer pobres. El déficit se está financiando con emisión y no ingresan dólares”, alerta Colina desde Buenos Aires.

En diálogo con LA GACETA, el economista diferencia el escenario actual con el de la crisis de 2002. “Tras el gran salto que dio la pobreza por la salida de la convertibilidad, la gran bonanza internacional ayudó a la recuperación de los años siguientes -explica-. Ahora, aunque las condiciones mundiales mejoren, la economía argentina es mucho menos eficiente que hace 20 años: tiene peor infraestructura, poca mano de obra calificada, sobrecostos burocráticos y falta energía”.

¿Qué soluciones hay entonces? Para Colina, las condiciones nacionales “van más allá de la pandemia” y exigen “repensar el país de forma profunda”. “La informalidad es una de las mayores trabas al crecimiento. Estamos en los mismos niveles de PBI per cápita de 2007. Necesitaríamos crecer al 10% anual para recuperarnos, pero no es posible”, dice.

La consultora Ecolatina estima que la reversión de la pobreza llevará tiempo, más allá del relajamiento de la cuarentena y la recomposición de ingresos de quienes ya han vuelto a trabajar. “La continuidad del IFE posibilitará a más familias salir de la pobreza en tanto sus miembros vuelvan a ocuparse. Sin embargo, el rebote de la economía luego del piso de abril parece haberse diluido. La situación sanitaria está lejos de ser controlada y el creciente riesgo cambiario jaquea la recuperación de la economía”, sostiene la firma dirigida por el economista Lorenzo Sigaut Gravina.

En Ecolatina también leen que la imposibilidad de trabajar es una de las variables que más aumentó la pobreza. “El deterioro de los indicadores sociales refleja plenamente el impacto de la pandemia/cuarentena”, afirman.

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