Amenábar, un gran médico, pero ante todo una gran persona

Amenábar, un gran médico, pero ante todo una gran persona

Por Mateo Martínez y Liliana Tefaha / decano y vicedecana de la Facultad de Medicina de la UNT.

RECONOCIDO PROFESIONAL. El médico Jesús María Amenábar. Foto: Facebook RECONOCIDO PROFESIONAL. El médico Jesús María Amenábar. Foto: Facebook
13 Septiembre 2020

Jesús Amenábar, un gran médico, pero ante todo una gran persona, fue despedido con llantos y aplausos por sus amigos, compañeros y estudiantes cuando partía a su última morada. Hijo menor del Profesor Dr. Alfredo Amenábar, persona emblemática y maestro de la Cirugía en Tucumán, supo seguir sus pasos.

Era un ser temperamental y apasionado en lo que hacía y para él no existían los grises; una de sus grandes amigas comenta: “un guerrero, luchador incansable, trabajador desde jovencito; lo vi levantarse a las 3 de la mañana a ensayar el piano, después de descansar unas horitas en las épocas de estudio de la Facultad, porque estudiaba 14 horas por día y no descuidaba nada. Lo dio todo y se mantuvo idéntico a sí mismo e íntegro hasta el final”. Además del piano, otra de sus pasiones era la natación a la que dedicaba largas horas de entrenamiento en Club Central Córdoba, llegando a ser campeón en este deporte. Allí también dejó sus huellas y la nueva pileta de ese club hoy lleva su nombre.

Alumno destacado de la Facultad de Medicina de la UNT, fue uno de los primeros graduados de la promoción 80´ y, a su egreso, mostró dos grandes pasiones: la cardiología y la cirugía. Así, ingresó como residente de cardiología del Hospital Ramos Mejía pero, a poco de andar, se dio cuenta que era mayor su pasión por la cirugía así que, al año siguiente, volvió a rendir para ingresar en la residencia de cirugía general.

Al terminar la residencia, su espíritu inquieto e insaciable de conocimientos, lo lleva a rendir nuevamente para ingresar en la residencia de cirugía oncológica del Instituto Ángel Roffo y de allí viaja al servicio de la Porte de Choissy de la Mutualité de la Fonction Públique de París. Carlos Spector, su jefe de residentes, lo recuerda de esta manera: “desde que lo conocí siendo muy jovencito, reconocí su exquisito comportamiento humano, su profesionalismo y su destacado desempeño como cirujano, y mantuvo estos atributos durante toda su vida”.

De regreso a Tucumán, ingresó en forma honoraria al servicio de Cirugía, y como Jefe de Trabajos Prácticos en la Facultad de Medicina. Trabajador, estudioso y luchador incansable llegó a ser Jefe de Cirugía del Hospital Centro de Salud y Profesor Titular de la Segunda Cátedra de Cirugía de la Facultad de Medicina de la UNT, donde su gran dedicación y vocación lo llevó a ser respetado por sus compañeros, querido por sus pacientes y admirado por sus estudiantes a quienes protegía y enseñaba con su ejemplo.

Se transformó en un referente de la Hidatidosis en Tucumán ya que, junto a otros profesionales, recorrió los Valles Calchaquíes estudiando la problemática social y epidemiológica vinculada a esta enfermedad, experiencias que fueran volcadas en el libro “Conceptos Básicos y Aspectos Epidemiológicos de la Hidatidosis”.

Fue un gran defensor de la educación y pública y, firme en estas convicciones, realizó toda su formación acá y en Europa en instituciones públicas; profesor de esta Facultad que, en su trabajo en el hospital público, conjugaba su experticia y ojo clínico con la solidez científica que aportaban la investigación y la docencia desde su Cátedra. Aún en sus horas más críticas no dejó de pensar en sus responsabilidades; es así que hace pocos días, estando ya enfermo e internado, llamó a su profesor asociado encomendándole que no descuide las actividades de sus estudiantes.

Hace pocos días, la Facultad pidió elevar plegarias y hacer votos por la salud de graduados, estudiantes, no docentes, docentes y autoridades de la Facultad que han cursado y/o cursan hoy la enfermedad, algunos en condición clínica severa. Hoy su esposa María Emilia, sus hijos Delfina y Alejandro, sus hermanos, amigos, compañeros y estudiantes, estamos acongojados por su desaparición ya que tenía aún mucho para brindar. La Comunidad Educativa de la Facultad de Medicina le dice: descansa en paz Jesús Amenábar que, seguramente, tu padre Alfredo y el Gran Señor Padre, te recibirán en el cielo con los brazos abiertos.

Despedida

El adiós al doctor

“Es increíble el amor que ha despertado”, dijo ayer María Emilia Caram, esposa del doctor Jesús Amenábar, al agradecer la presencia de tanta gente que se acercó a despedirlo en el cementerio. Amenábar falleció en el Centro de Salud, debido a las complicaciones ocasionadas por la covid-19. Anoche, se realizó un aplauso popular en reconocimiento a la entrega y a la trayectoria del profesional. Internado, el doctor había enviado un mensaje a sus colegas -a modo de agradecimiento-, mediante una carta abierta en la que los definió como “los héroes de esta batalla” desatada por la pandemia.

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