El maravilloso mundo de Sirgo

El maravilloso mundo de Sirgo

UN CLÁSICO. Atlético le regaló al hijo de Sirgo una camiseta con el número 10 y su nombre. El Malevo fue llevado por los hinchas de San Martín hasta la Plaza Roja. UN CLÁSICO. Atlético le regaló al hijo de Sirgo una camiseta con el número 10 y su nombre. El Malevo fue llevado por los hinchas de San Martín hasta la Plaza Roja.

¿Puede una persona tan influyente en el mundo del fútbol no sentir pasión por un equipo? La respuesta tiene nombre y apellido: Ceferino Sirgo. “Le gustaba el buen fútbol, pero no tenía preferencia por ningún club”, explica José Ceferino Sirgo, hijo del artista tucumano cuyo trabajo sigue vigente con el paso de los años. Tal vez ese sea el secreto del éxito alcanzado. Su imparcialidad y el afecto que sintió por todos los clubes tucumanos, a los que representó con su recordadas viñetas publicadas durante varias décadas en las páginas de LA GACETA. Ese maravilloso mundo creado por su pluma tiene vida propia y no para de crecer.

EL ARTISTA. En esta imagen se puede observar a Sirgo rodeado por sus personajes. EL ARTISTA. En esta imagen se puede observar a Sirgo rodeado por sus personajes.

Mensajes que en los tiempos actuales resultan difíciles de imaginar forman parte del extenso repertorio que se puede disfrutar en las 160 páginas del libro que reúne la esencia de su trabajo. “¡Deseo fervientemente que estemos juntos en el Nacional!... ¡Arriba San Martín. Vos sos capaz. Suerte!” le dice El Pituco a El Malevo en uno de sus dibujos mientras abraza al símbolo del club de La Ciudadela. La respuesta: “Gracias, hermano. Me jugaré el todo por el todo”. Eso muestra el espíritu de lo que buscaba Sirgo. Mostrar al fútbol tucumano hermanado para encarar los desafíos de esos tiempos.

INTERNACIONAL. También representó a los seleccionados en los Mundiales. Este es de 1962. INTERNACIONAL. También representó a los seleccionados en los Mundiales. Este es de 1962.

Sirgo (h) recuerda a su padre sentado frente al televisor un lunes por la noche para ver el partido que pasaban por diferido de la fecha jugada el fin de semana. “No importaba el equipo. No era fanático, pero simpatizaba por River. En la provincia, en cambio, nunca se identificó con un equipo. Tal vez por eso lo querían todos”, resalta con orgullo.

CURIOSIDADES. Los dibujos de Sirgo están en un huevo de Pascuas o en un féretro. El Pituco es la imagen de la alegría “decana” por llegar a la Copa. CURIOSIDADES. Los dibujos de Sirgo están en un huevo de Pascuas o en un féretro. El Pituco es la imagen de la alegría “decana” por llegar a la Copa.

En su juventud solía ir a jugar al club Olimpo, de Bahía Blanca. “Era muy rápido, según me dijeron”, señala José Ceferino, quien reconoce que es hincha de Atlético, pero no es fanático. “Hace casi 30 años que dejé de ir a la cancha. Mis sentimientos no impiden que siga con atención lo que está pasando con San Martín. Es injusto. Estoy seguro de que iba a ascender, Ojalá pueda lograrlo. Sería bueno para la provincia tener a los dos equipos en Primera”, cuenta.

El maravilloso mundo de Sirgo

Pese a ser una personalidad querida y respetada, Sirgo nunca priorizó la parte económica. “Era un bohemio. Disfrutaba lo que hacía, pero nunca ganó mucho dinero. Cuando murió quedamos en una posición difícil. Mi mamá no tenía forma de pagarme los estudios en el Sagrado Corazón. Pero cuando dijo que iba a sacarme, el director decidió becarme. Era hincha de Argentinos y disfrutaba con los dibujos de mi padre, especialmente con el “Cura”, el personaje que identificaba al club ‘sagrado’. Así completé la secundaria y luego me recibí de contador”, señala.

El maravilloso mundo de Sirgo

En 2016, Daniel Ferullo le ofreció hacer un libro con el trabajo de su padre. “Me entusiasmó el proyecto porque permitía revalorizar su obra. No me interesa ganar plata. Incluso el libro nunca se vendió. Lo regalamos a quienes querían tener un ejemplar. Pero durante muchos años vi que usaban los personajes creados por mi padre y nadie lo mencionaba. Eso no me parece justo”, indicó.

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