Historias detrás de la Historia: el violador serial

Historias detrás de la Historia: el violador serial

Otros casos que generaron conmoción en Tucumán (cuarta parte).

EN EL BANQUILLO. Oscar Emilio Fernández aparece junto a su defensor, Mario Mirra, en uno de los momentos del juicio. EN EL BANQUILLO. Oscar Emilio Fernández aparece junto a su defensor, Mario Mirra, en uno de los momentos del juicio.

Oscar Emilio Fernández ya había sumado en su contra seis acusaciones de abuso sexual contra niñas, en hechos que ocurrieron entre febrero de 2007 y marzo de 2009. Él sabía lo que era estar privado de la libertad. Un expediente en su contra terminó siendo archivado. Y en 2010, tres meses antes de que se lo detuviera, había sido absuelto en un polémico juicio, en el que había sido acusado de atacar sexualmente a dos jóvenes en una casa de El Manantial.

Ponerlo tras las rejas no fue una tarea sencilla. Fueron más de dos años de una investigación difícil y ardua. “Sirvió para abrir cabezas”, reconoce ahora la fiscala Adriana Giannoni, que estuvo al frente del equipo que pudo detener al abusador serial que generó terror en 11 barrios de tres ciudades, pero no fue el único caso. En la historia de la provincia se registraron otros ataques de depredadores sexuales. Algunos de ellos siguen impunes y, quizás, con la ayuda de la impunidad, continúan “cazando” víctimas. Otros, luego de duras pesquisas, terminaron siendo condenados. Estos fueron algunos:

La pena más alta

Cristian Andrés “El Sordo” Gaitán fue condenado el año pasado a 50 años de prisión por abuso sexual agravado por haber provocado graves daños en la salud mental de sus víctimas. Fue otro de los depredadores que generó terror en el sector noroeste de la capital, aunque su caso no tuvo la misma repercusión mediática que otros. Los tucumanos lo conocieron después de que el tribunal, integrado por Emilio Páez de la Torre, Wendy Kassar (presidenta) y María Fernanda Bahler, lo sentenció con la pena más alta que se otorgó a un violador serial.

AYUDA. Una infografía que publicó LA GACETA para referenciar dónde se habían concretado los ataques a las menores. AYUDA. Una infografía que publicó LA GACETA para referenciar dónde se habían concretado los ataques a las menores.

El hombre fue acusado de cometer ocho ataques entre el 24 de abril y el 27 de julio de 2005 en contra de víctimas que tenían entre 11 y 16 años. Los hechos se concretaron entre las 11 de la mañana y las 17 horas. “El Sordo” caminaba por las calles hasta que encontraba a una víctima. El depravado, que se movilizaba en una moto o en una bicicleta, la seguía por varias cuadras y, cuando observaba la oportunidad, comenzaba a charlar con ella hasta que, mediante amenazas, la llevaba a un descampado donde la violaba. Fue detenido en agosto de 2005, luego de que vecinos del barrio Echeverría advirtieran que estaba por cometer otro abuso.

“Me declaro inocente porque tengo una hija de 12 años y no me gustaría que le hagan eso a ella. Soy el único que trabajaba en mi familia y no sé quién la va a mantener. Me aferré a Dios para que me ayude y él me sacó la angustia y el dolor de mi corazón”, declaró el detenido cuando le imputaron los hechos. “En el momento de esos abusos trabajaba en la cosecha del limón. Entraba a las 7 de la mañana y salía a las 18. Les pido a las madres de esas jóvenes que tengan compasión de mí porque yo no les hice nada. Quiero que me hagan el ADN para que vean que soy inocente”, declaró.

El juicio, por una razón o por otra, demoró 14 años en desarrollarse. La demora se originó por el tiempo que se demoró la realización de todas las pericias genéticas. La audiencia tuvo varios momentos emotivos. Fundamentalmente cuando cada una de las víctimas pasaron a declarar y contaron el calvario que sufrieron durante tantos años. Algunas prefirieron no mirarlo por temor y otras no dudaron en señalarlo. La pena impuesta por el tribunal quedó firme.

Complicidad policial

El caso de Daniel “Tacana” Gómez no sólo es aberrante por haber sido otro violador serial, sino por otros ataques que cometió mientras cumplía con la condena y mientras gozaba de un permiso policial. En 1998 fue condenado a 12 años de prisión por haber cometido un abuso sexual. Como no había cupo en el penal de Villa Urquiza, fue alojado en la comisaría de Ranchillos hasta tanto se lo ubicara en la cárcel.

En julio de 1999 los guardias de la dependencia policial le pidieron que fuera a comprar mercadería para cocinar en un lugar cercano. En el trayecto, violó a una nena de seis años que encontró en el trayecto. En abril de 2002, en un juicio que no duró ni 10 minutos, un tribunal decidió condenarlo por el segundo hecho, por lo que unificaron sus causas a 18 años de prisión.

Pero en la vida de “Tacana” se produjo otro incidente. En septiembre de 2006 se le concedió un permiso extramuros, pero con la única condición que no debía volver al este de la provincia. Tenía que gozar de ese permiso en la ciudad de Aguilares, donde había un pariente que se había ofrecido a recibirlo. Pero violó la autorización y fue detenido en Ranchillos. Lo volvieron a alojar en esa comisaría, pero en un descuido de los guardias se escapó nuevamente. Fue recapturado cuando intentó raptar a una niña de 4 años.

El uniformado abusador

Gabriel Ignacio Ortiz tenía una doble vida. Era un eficiente efectivo policial que cumplía con funciones en la Patrulla Motorizada de Yerba Buena. Pero debajo del uniforme había un violador serial que fue condenado a 28 años de prisión por haber abusado de tres jóvenes en hechos producidos en dos años.

En junio de 2013, una mujer había denunciado que el uniformado le pidió que la acompañara hasta una comisaría porque había provocado incidentes en el boliche en el que se encontraba. La llevó a un lugar donde abusó de ella. Los vecinos, al escuchar los gritos de la víctima, llamaron a la Policía, que aprehendió al sospechoso. El ex fiscal Washignton Navarro Dávila, actualmente titular del Ministerio Pupilar de la Defensa, lo procesó.

Giannoni, que se había transformado en una especialista en investigar violadores seriales, recordó que tenía una causa con un mismo modus operandi. Realizó una comparación genética y se comprobó que el efectivo había cometido dos hechos. Con ese resultado, la fiscala pidió a la ya desaparecida Oficina de Autores Desconocidos que le remitieran las causas en la que el atacante haya utilizado la misma estrategia. Le enviaron dos expedientes más y logró probar que Ortiz había sido el autor de un tercer caso. Se unificaron las causas y el ex policía terminó recibiendo una dura condena a través de un juicio abreviado en junio de 2015.

“El Loco del Machete”

“’Me arrepiento de lo que hice; pero sé que, para los familiares, un pedido de perdón poco o nada vale’. Esto dijo Angel Enrique Díaz, conocido como ‘El Loco del Machete’, tras escuchar la condena a reclusión perpetua que le dictó la Justicia”, escribió Rodolfo Casen ,periodista de LA GACETA. En julio de 2005, se ponía así final a la carrera delictiva de uno de los hombres más peligrosos que aterrorizaba a los habitantes de varias localidades del interior de la provincia.

PELIGROSO. “El Loco de Machete” fue uno de los hombres que aterrorizó al sur de la provincia.  PELIGROSO. “El Loco de Machete” fue uno de los hombres que aterrorizó al sur de la provincia. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO

Su nombre comenzó a ser conocido en octubre de 2000. A bordo de una bicicleta, y armado con un machete, interceptó a un grupo de adolescentes en un camino vecinal. Las amenazó con la herramienta y, como no pudo concretar su ataque, las lesionó. Estuvo prófugo durante mucho tiempo, atacando a mujeres con el mismo modus operandi y cometiendo robos agravados en la zona.

En agosto de 2002, asesinó a Carolina Barraza, una joven que resistió hasta la muerte ser abusada. Meses después, violó y le provocó graves lesiones a otra víctima de Villa Quinteros. También habría intentado abusar a por lo menos otras cuatro mujeres del interior. Los investigadores sospechan que podría haber atacado a muchas más personas, que no denunciaron los casos. “El miedo que genera el pudor de quedar en boca de todo el mundo es mucho más fuerte en las zonas rurales que en las grandes ciudades”, explicó un pesquisa.

Por el ataque de 2000, el tribunal integrado por Diego Vital Graneros (presidente), Carlos Pellegri y Carlos Rolando Meschwitz lo condenó a ocho años de prisión. Todas las otras causas que se abrieron en su contra fueron unificadas y el defensor oficial Héctor Pereyra y el fiscal de cámara Horacio Astorga, luego de que Díaz confesara ser autor de todos los hechos que se le imputaban, con el aval de los jueces Elena Grellet de Barrionuevo, Diego Vital Graneros y María Raquel Asís, le aplicaron esa dura condena. “La reclusión perpetua más las accesorias legales por tiempo indeterminado indican que deberá permanecer, sin derecho a beneficios, unos 25 años en la cárcel. Es un tipo de suma peligrosidad. Demostró tener un desprecio absoluto por la vida humana”, dijo Astorga.

Fernández, el abusador serial, también volvió a sentarse en el banquillo de los acusados. Había numerosos indicios de que, en esta oportunidad, iba a recibir una dura condena.

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