17 Enero 2020
HUELLAS. El camión de Macaoine recibió varios impactos de bala. FOTO ARCHIVO
Una ráfaga de balas que salieron de una ametralladora acabó con la vida del empresario Antonio Macaione. El hecho, que se registró el 21 de noviembre de 1992 en Junín al 1.800, quedó impune, pero nadie pudo despejar las sospechas que hablaban de la participación del Comando Atila en el crimen.
Según los investigadores, la víctima fue acribillada porque se negaba a pagar una importante deuda. La otra versión que se manejó es que Macaione podría haberse quedado con dinero que pertenecía a un grupo narco.
Por el caso fueron detenidos Luciano “Chueco” García y Julian Mopty, ex policías vinculados al grupo parapolicial que trabajaban como cobradores para usureros de la provincia. Pero con el correr de los días la acusación fueron para otros efectivos del grupo que tenía Mario Oscar “El Malevo” Ferreyra como cara visible.
La investigación tuvo un inesperado giro cuando José Walter “El Coya” Jeréz señaló a Camilo Orce, a Miguel Antonio “Tono” Pereyra, Eduardo “Perro” Bovi y a Jorge “Feto” Soria como los autores del hecho.
Meses después, el testigo clave se presentó ante el fiscal Abraham Mussi para ratificar sus dichos. En esta oportunidad señaló que habría sido presionado para perjudicar a los integrantes del Comando Atila. Años después Jérez fue conadenado a tres años en suspenso por falso testimonio.
Armando “La Vaca” Urueña, luego de haber sido detenido por el crimen Miguel de Escalada, declaró que José Roberto “El Ruso” Leirman, por pedido del empresario Pedro Marcilese lo contrató para que asesinara a Macaione “porque le debía mucha plata”.
Pese a la confesión, el caso nunca se esclareció. Urueña no quería que se lo trasladara a Tucumán porque tenía miedo que “El Ruso” lo asesinara, ya que en esos momentos se encontraba prófugo de la Justicia.
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