Treinta, y tal vez más años, liderando la noche en la TV argentina

Treinta, y tal vez más años, liderando la noche en la TV argentina

El Super Bailando 2019 marcó tres décadas de espectacularidad en vivo, con la impronta del reality show y la marca de Marcelo Tinelli.

Treinta, y tal vez más años, liderando la noche en la TV argentina

Cumplió los 30 y se encamina, indemne, hacia los 31, con longevidad bastante probable. En la TV argentina es joven en algunos aspectos y maduro en otros. El Súper Bailando 2019 ha llegado a su fin el lunes a la noche, dejando algunas consideraciones.

- El conductor, Marcelo Tinelli, ya no tiene 30 años, y se nota. A su carisma natural se le suman la madurez y la cancha, tan porteña, una marca desde los comienzos de Show Match. Los alaridos desde el “Buenas noches América”, y el “señores” a cada rato, han forjado un estilo de conducción que su numeroso público espera detrás de la pantalla.

- El “estilo Tinelli” no ha dejado de lado el control de cada momento del show con todos sus ingredientes, que incluyen la inducción al comentario, el chiste, el desparpajo, la chicana y las lágrimas de la emoción con pianito o violín sensiblero.

- En la -siempre extensa- despedida del lunes, como acostumbra desde hace tiempo, Tinelli agregó un discurso político antigrieta, sin hacer alusión a un posible lanzamiento político. Hizo referencia a la ética de las oportunidades y aseguró que hay que empezar por los que no pueden esperar más. “Tenemos que demostrar que somos un pueblo solidario”, dijo, entre otros conceptos irrefutables.

- El formato del reality show no se repite y permite que el programa se renueve cada año a partir del desarrollo, en cada temporada, de varias tribus en simultáneo.

- Por un lado están los protagonistas en la pista, los bailarines, que aportan expertise los profesionales; habilidades y -tal vez- crecimiento en la danza los amateurs. Pero sobre todo despliegan el glamour, envidiables atributos físicos y habilidades para armar y desarmar intrigas, peleas feroces, amores, odios, envidias y ríos de lágrimas, entre otras cosas.

- Por otro lado, mirando la escena siempre del lado del público los entrenadores-coreógrafos, más conocidos como coaches, vigilan, impertérritos, el resultado de su trabajo coreográfico, y participan activamente en el drama.

- Muy cerca de los bailarines actúa la tribu de sus allegados, familiares, favorecedores y demás, que participan cada vez más e influyen en las votaciones del público. No es casual que este año ese personaje haya sido Conce, la abuela de Nico Occhiatto (el ganador) que atravesó la pista ida y vuelta cada vez que participaba su nieto.

- Obviamente, no menos importante es la tribu del jurado, que siempre debe reunir personajes clave de la farándula que garanticen polémicas, susceptibilidades, bondades, maldades y hogueras de vanidades, al margen del mayor o menor discernimiento técnico de la materia danza. Eso sí, siempre lookeados en plan fastuoso, según dicta el protocolo del espectáculo.

- Casi como parte de la escenografía, no falta el ballet femenino detrás del conductor, una de las tribus del show que no ha cambiado en 30 años.

- Otra parte infaltable de la puesta en escena son los acólitos que acompañan a Tinelli, de la mano, cada noche, como la eterna Marcela Feudale y su irrefrenable carcajada en off, Larry de Clay y Carna, reidores oficiales cuyo rol principal parece ser mantener la imagen de familiaridad, es decir una de las claves del éxito, que le da nombre a la productora, LaFlia.

- Por último, pero no menos importante, es la tribu de la siempre atestada tribuna del público en el estudio, remedo de cualquier cancha de fútbol donde imperan las pasiones esenciales, con gritos, cánticos, pancartas, globos y más lágrimas.

Todos esos componentes en vivo, reunidos cada noche en la pantallita de las casas argentinas, sobre todo de las más humildes, siguen sosteniendo un rating que le da pelea al streaming.

Son muchos factores, pero el éxito parece radicar en la espectacularidad de la producción junto al drama y sus vaivenes. Y la magia de los dos minutos y medio de cada coreografía.

Los grandes ganadores

En una final apasionante y emotiva, con todos los condimentos, la pareja integrada por Flor Jazmín Peña y el doble ex, de “Combate” y de Flor Vigna, Nico Occhiatto, con su coach Matías Ramos en la foto, fueron los grandes ganadores del certamen. Se impusieron muy ajustadamente gracias al voto telefónico, por apenas 50,08 %, a la pareja que se perfilaba como favorita, compuesta justamente por Vigna, la bicampeona del Bailando, y el experimentado Facu Mazzei.

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Portazos y abandonos

Breitman: lejos de los Pachano

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Dan Breitman no soportó las malas relaciones con su pareja, Sofía Pachano, ni con su padre en el jurado.

Moliniers no volvió más

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Jorgito Moliniers (pareja de La Chipi) era un histórico del reality. Abandonó indignado la pista en octubre y no volvió.

Cae: adiós a Ailén

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El cantante Cae no se llevaba bien con Ailén Bechara. En septiembre adujo que se iba de gira y huyó del escándalo.

Piquín: un bailando raro

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El campeón Hernán Piquín tuvo un Bailando raro, lleno de inconvenientes y peleas con Tinelli. Se fue en septiembre.

Siciliani: sin previo aviso

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Renunció el 13 de diciembre, sin previo aviso, y luego de una gran devolución del jurado de su última performance.

Serrano se fue rápido

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Julián Serrano fue campeón en 2018 con Sofía Morandi. Los dimes y diretes lo hicieron renunciar sin despedirse.

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