Los delitos vinculados al narcotráfico se multiplican en Tucumán

Los enfrentamientos entre clanes mancharon con sangre las calles de la provincia.

EN LA COSTANERA. Hace tres años, la Policía Federal logró detener a los integrantes de La Banda de Rogelio, un ambulante que manejaba un emporio. EN LA COSTANERA. Hace tres años, la Policía Federal logró detener a los integrantes de "La Banda de Rogelio", un ambulante que manejaba un emporio. ARCHIVO LA GACETA
15 Diciembre 2019

El control de los barrios, los puntos de venta y de distribución, sumados a los de acopio de drogas se multiplican en toda la provincia. En los últimos años, los delitos vinculados al narcotráfico dejaron decenas de muertos en las calles tucumanas. 

En la mayoría de los barrios en la periferia de la capital hay grupos delictivos armados para participar del negocio narco. 

Pero en los últimos meses, las investigaciones pusieron su foco en Aguilares y Concepción, señalados como grandes centros de distribución de la droga ingresada al país desde Bolivia. 

Peleas territoriales.- En los últimos cinco años se incrementaron los enfrentamientos entre organizaciones que están sospechadas de dirigir redes de narcomenudeo en distintos barrios de la capital y del interior de la provincia. Los más conocidos son los que mantuvieron Los Toro-Los Carrión (Villa 9 de Julio); Los Reyna-Los Farías (Juan XXIII “La Bombilla” y Manantial Sur); Los 30-Los Garra (barrio Victoria y 11 de Marzo) y Los Coriofos-Los Pibes de la Villa y ahora La Banda del Bichi-Los Pibes de la Villa (Aguilares). Por todos estos choques se produjeron más de una decena de crímenes en estos años.

Secuestros extorsivos.- El supuesto rapto de Gonzalo Figueroa, ocurrido el jueves se suma al que sufrió Margarita Toro en abril de 2018. Por este último hecho están imputados ocho personas, miembros de los clanes Robles y Acevedo, que también están sospechados de dedicarse al narcomenudeo. En ambos casos, las víctimas aseguraron que no pagaron ningún rescate, pero los investigadores no creen en sus versiones.

“Mejicaneadas”.- En los últimos tiempos también se incrementaron los robos de cargamentos de droga. La banda desarticulada hace menos de 10 días comenzó a asaltar a transas de barrios para quedarse con el dinero y la sustancia que comercializaban. En la investigación quedó al descubierto que, con la ayuda de varios de los policías detenidos, habrían efectuado falsos controles en ruta para apoderarse de las cargas que llevaban otros narcos.

Acopio.- Tucumán estaría siendo utilizado como lugar de “enfriamento” de cargas de drogas, es decir, después de trasladarla desde Bolivia, la ocultan un par de días para luego reiniciar el viaje. El fiscal federal santiagueño Pedro Simón había advertido hace tres años que la provincia se había “transformado en un centro de acopio, estiramiento, fraccionamiento y distribución de drogas a nivel regional”. Este año, el juez federal de Catamarca, Miguel Ángel Contreras, dijo: “la mayoría de las investigaciones que realizamos nos llevan al sur tucumano”.

Sicariato.- La banda desbaratada días atrás tenía pensado pelear con el clan Toro para quedarse con el dominio de Villa 9 de Julio. Habrían planeado contratar entre uno o dos sicarios para que asesinaran a Maximiliano “Maxi Toro” Martínez, uno de los referentes del grupo supuestamente narco que domina Villa 9 de Julio.

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