02 Diciembre 2019
Juan Pablo Lichtmajer
Ministro de Educación. Licenciado en Historia
Con la enseñanza curricular y obligatoria de la historia y las culturas de Tucumán comienza una nueva etapa en la Educación, la de aprender la “tucumanidad”. Esta decisión empieza a saldar una deuda histórica con nuestros antepasados y su legado. Es, al mismo tiempo, un paso hacia adelante, al futuro, basado en una identidad fuerte, orgullo por lo propio, que es el ingrediente irremplazable para el desarrollo de una sociedad más justa, pujante y plural. Sencillamente porque lo que no se conoce no se quiere, y lo que no se quiere no se cuida. Entonces, en la medida en que conozcamos, vamos a querer y a cuidar Tucumán.
Es una profunda innovación pedagógica como parte de una nueva escuela. Son nuevas formas de enseñar y aprender. Es una construcción colectiva, social y popular del conocimiento. Es educación basada en la participación, saber hacer, local y global a la vez, basada en proyectos y habilidades. Esta es la tendencia mundial en educación, avanzar en contenidos transversales a todas las disciplinas y vincular el conocimiento con el entorno y la vida cotidiana.
Este programa educativo representa también una oportunidad para relacionar de modo sinérgico el Estado con la sociedad civil. Porque para educar para la identidad necesitamos de todos los actores sociales. Los pueblos del interior en sus municipios y comunas rurales, las organizaciones intermedias y las organizaciones de la sociedad, las instituciones educativas y culturales, los centros de investigación y el sector productivo, las personas e instituciones.
Es la oportunidad de construir una identidad cuya fortaleza sea su pluralidad.
De este modo, Educación se encuadra en la política de proyección internacional de Tucumán que lleva delante el gobernador Juan Manzur. Es decir, no es un hecho aislado, sino que forma parte de una política de gobierno.
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