River: un futuro con puntos suspensivos

River: un futuro con puntos suspensivos

Esos tres minutos fatales en la final de la Libertadores pueden marcar un punto de inflexión en la era dorada del “Millonario”, que se prepara para disputar una nueva final en un clima de incertidumbre ante el futuro de algunas de sus piezas de base.

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30 Noviembre 2019

El aleteo de una mariposa puede causar un huracán al otro lado del mundo. Con esa metáfora se suele graficar el postulado de la teoría conocida como “efecto mariposa”. Esto es: una pequeña acción o cambio puede tener efectos a gran escala, como le sucedió a River cuando esa realidad alterna en la que ratificaba su dominio continental ganando 1-0 la final y levantando su quinta Copa Libertadores (segunda consecutiva) se vino abajo por esos tres minutos que pasarán al museo del olvido riverplatense.

Esos más de 20 millones de dólares que se llevó el breve aleteo de “Gabigol” en el área (lucro cesante que corresponde no sólo a haber perdido la final, sino también a la no clasificación al Mundial de Clubes y otras primas) le hubieran venido más que bien a las arcas del club, sobre las que pesan deudas por más de 800 millones de pesos. Los últimos dos balances fueron deficitarios y los números siguen en rojo, por lo que al “Millonario” no le quedará más remedio que torcer el brazo y desprenderse de algunas de sus principales figuras para ganar liquidez. Esto por mucho que le pese al entrenador Marcelo Gallardo, que en caso de continuar en el club (su futuro aún no lo ha definido), tendrá que llenar varios huecos importantes en el plantel, como el del tucumano Exequiel Palacios, transferido a Bayer Leverkusen. Parece difícil que River pueda retener a Rafael Santos Borré, Nicolás de la Cruz y Rafael Martínez Quarta, nombres de base en la fórmula del éxito del “Muñeco”.

De todos modos, y aunque su contrato expire recién en 2021, quizás haya sido la misma caída en la final la que haya frenado a Gallardo de dar por cumplido su ciclo a fin de año: una era dorada como la suya merece otro cierre, más allá de que aún tenga una final por jugar, la de la Copa Argentina, que puede darle el pase directo a la fase de grupos de la próxima Libertadores sin tener que pasar primero por el repechaje. Por lo pronto, la travesía por la Superliga sigue firme. “Si hay algo que tengo, es fuerza”, aclaró el DT, negando que la final se la haya quitado. Habrá que ver cómo lo impacta el resultado del 13 de diciembre.

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