Un clon que genera enredos e invita a pensar

Un clon que genera enredos e invita a pensar

El análisis de la serie "Cómo convivir contigo mismo".

Un clon que genera enredos e invita a pensar

¿No sería genial tener un doble para que vaya a trabajar por vos? Cuidado con lo que deseamos porque todo tiene su lado negativo.

En el mundo de las producciones para cine y televisión existe un recurso narrativo, explotado en una enorme cantidad de películas, que tiene un atractivo indiscutible: las clone movies. Este subgénero puede contar historias en clave de drama (como fue el caso de “Orphan Black”) y de acción (como “Proyecto Géminis”, película no estrenada aún en la Argentina), pero también tiene un claro potencial para la comedia y es el caso de “Cómo vivir contigo mismo”, la serie de Netflix que cuenta como protagonista con Paul Rudd.

La historia de Miles es la de un hombre desmotivado en su trabajo, en el que solía ser la estrella, mientras su matrimonio con Kate (Aisling Bea) está lleno de discusiones y desayunos aburridos. Un compañero le sugiere visitar un spa súper exclusivo, Top Happy, cuyos servicios cuestan 50.000 dólares y prometen revitalizar no sólo su carrera y su matrimonio; también hacerlo más feliz, cambiar toda su vida. Allá va Miles entonces.

La cuestión es que de repente se despierta vestido sólo con un pañal y enterrado en medio de un bosque. Cuando llega a su casa descubre que fue reemplazado por un clon que enfrenta la vida con otra actitud: es feliz y ama a su esposa.

Tranquilos, no es spoiler, todo esto puede verse en el tráiler. A partir de ahí comienza una serie de enredos entre los dos Miles: necesitan esconder el secreto, pero como era de esperarse también competirán por el amor de su esposa.

Aunque hay algunos momentos dramáticos lo que prima es la comedia y ayuda mucho la dedicación con la que construye Rudd a su clon, el encantador Miles 2.0. Y es enormemente convincente ver interactuar al actor consigo mismo.

El problema es que la narración abusa del recurso de volver atrás en el tiempo para explicar la misma situación desde la perspectiva de otro personaje. Esto puede resultar atractivo en un principio pero a lo largo de ocho capítulos cansa un poco y genera la sensación de que la trama no avanza.

Hay que aplaudir el trabajo de continuismo y la edición en general, porque para que lleguemos a creer que hay dos personas idénticas en la pantalla la labor debe haber sido perfecta. También sobresale la codirección de Jonathan Dayton y Valerie Faris, que llegan a tonos oscuros comparables con la mejor de sus películas, “Ruby Sparks”, filme que habla sobre el ego masculino. Además, el guión supo poner a Kate en el centro en el momento justo, impidiendo así que Rudd canibalice la serie. Ella parece ir al compás de la historia.

“Como vivir…” no es sólo la ficción sobre la clonación humana sino también un drama existencial sobre la distancia entre quienes somos y lo que querríamos ser. ¿Hay posibilidad de salvar esa distancia? La pregunta queda planteada.

Al final la serie deja dos sensaciones: por un lado, que hasta las existencias en apariencia más mediocres pueden tener una faceta envidiable; y por el otro, que la vida siempre será una cuestión de actitud.

Buena

Serie / por Netflix

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