El incendio intencional de la Feria de Simoca

El incendio intencional de la Feria de Simoca

26 Septiembre 2019

Desde hace mucho tiempo, es uno de los símbolos de Tucumán, íntimamente relacionado con la identidad, con la tradición. Todos los sábados, una gran cantidad de comprovincianos y turistas se dan cita en la Feria de Simoca. Pero este lugar de encuentro es también víctima de los inadaptados y ha sufrido atentados, por lo menos, en los últimos 19 años. En la madrugada del martes, dos individuos que, al parecer consumían bebidas alcohólicas en el predio municipal, iniciaron un incendio que terminó destruyendo 100 ranchos, más de la mitad de los que se erigen el lugar.

Se estima que han resultado perjudicadas alrededor de 1.000 personas, entre arrendatarios de los puestos, proveedores y personal que se desempeñaba en cada de uno de ellos. De acuerdo con las primeras estimaciones, las pérdidas superarían los $10 millones; la mayoría de los ranchos habían sido reconstruidos y habilitados por la Municipalidad hace apenas tres meses.

El obispo de la Diócesis de Concepción se solidarizó con los simoqueños y señaló que el hecho se relaciona con los problemas de seguridad y con otros, como las adicciones que sacuden a la sociedad. El intendente afirmó que ahora tendrán que replantear el tipo de construcción que era de paja y quebracho, así como la seguridad. “Teníamos en mente que los casi 3.000 m2 del predio sean cubiertos con cámaras de seguridad y más iluminación. Pero la falta de presupuesto postergó el proyecto”, dijo.

Los atentados contra la Feria comenzaron a poco de iniciarse el siglo XXI. “Quemaron 39 ranchos de la feria simoqueña. El incendio habría sido intencional, según la Policía. El predio quedó convertido rápidamente en cenizas. Los bomberos poco pudieron hacer”, señalaba LA GACETA de 5 de septiembre de 2000. En 2002, también en septiembre, manos furtivas quemaron 33 puestos. “Un grupo de muchachos les prendió fuego a 15 quinchos de la feria de Simoca” se tituló nuestra crónica del 6 de octubre de 2010. “El siniestro sería intencional y existe la sospecha de que los autores son jóvenes que salían de una disco, ubicada en las proximidades del lugar... En los últimos seis años, por lo menos, tres veces fueron incendiados quinchos de la feria sabatina”, consignaba la crónica. En septiembre de 2011, en pocas horas, 43 ranchos se convirtieron en cenizas. El siniestro había sido intencional y se responsabilizó en la ocasión a un grupo de jóvenes que recorría el pueblo todas las noches en estado de ebriedad. Según los vecinos, ese era el tercer atentado perpetrado por desconocidos en menos de un año. En esa ocasión, la Policía había identificado a dos de las personas que causaron el incendio y fuentes judiciales dijeron que podía detener a dos menores de edad que contarían con antecedentes, y habían sido reconocidos por testigos. En julio de 2018, fueron incendiados cuatro puestos.

Teniendo en cuenta este penoso historial, se debió haber encarado hace años un sistema de vigilancia permanente para salvaguardar los intereses de los simoqueños, pero al parecer siempre hubo otras prioridades para la clase dirigente. Hay dos detenidos por este hecho; más allá que su destino pueda ser la cárcel, el daño está hecho y no será fácil para los puesteros recuperarse porque el daño económico es importante. Sería importante que a partir de ahora se invirtiera en seguridad para que en el futuro, la Feria de Simoca no vuelva a arder y se convierta nuevamente en un rosario de lamentos.

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