18 Agosto 2019
EN SU MUNDO. “Estoy hecho de cine”, se autodefinía el realizador.
Murió ayer a los 93 años, en una clínica porteña. En estos días puede que a José Martínez Suárez se lo identifique sobre todo como el hermano mayor de Mirtha Legrand (que suspendió sus programas del fin de semana por duelo), pero Martínez Suárez guardaba la mejor memoria de la Era de Oro del cine argentino.
Director, guionista, docente y presidente del Festival de Cine de Mar del Plata desde sus inicios, recorrió toda la carrera del cine, donde fue desde pizarrero hasta llegar a la dirección, y aprendió de la mano de maestros como Lugones, Christensen, Thorry, Tinayre y Torre Nilsson, entre otros.
En 1959 dirigió el corto “Altos Hornos Zapla”, y un año después debutó en el largometraje con “El crack”, con Jorge Salcedo, una sobria narración sobre el oscuro submundo del fútbol. En 1962 dirigió “Dar la cara”, según un relato de David Viñas. Después de dirigir un episodio del fallido colectivo “Viaje de una noche de verano”, y en el período de censura desde 1966, se dedicó a la docencia. Fue titular de la cátedra de Gramática Cinematográfica en diferentes universidades del país y en Chile.
En 1975 dirigió “Los chantas” y “Los muchachos de antes no usaban arsénico” (1976). Esta última, considerada su obra cumbre, es una comedia de humor negro inspirada en el estilo Frank Capra, que fue elegida para competir por el Oscar. Este año, uno de sus alumnos destacados y declarado admirador, Juan José Campanella, estrenó su remake, “El cuento de las comadrejas”.
La última película de Martínez Suárez fue el memorable thriller “Noches sin lunas ni soles” (1984), con libro de Rubén Tizziani, que protagonizaron Alberto de Mendoza y Luisina Brando.
Desde entonces se dedicó a dictar talleres de cine, de los que surgieron numerosos cineastas. Más de 100 cortometrajes realizados en ese ámbito participaron y fueron premiados en numerosas muestras internacionales.
Campanella, Lucrecia Martel, Leonardo di Cesare, José Celestino Campusano, Gustavo Taretto, Alejandro Magnone y Has Garrino son algunos de los discípulos de Martínez Suárez que se destacan más allá de las fronteras argentinas.
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