Roberto Tejerizo: “extraño mucho Los Pumas”

Roberto Tejerizo: “extraño mucho Los Pumas”

El pilar tucumano cuenta su experiencia en Rumania.

OBJETIVO CUMPLIDO. “Teje” con la enorme copa de la Superliga de Rumania. OBJETIVO CUMPLIDO. “Teje” con la enorme copa de la Superliga de Rumania.

“Adónde me vine a meter...”, fue lo primero que pensó Roberto Tejerizo al ver la gruesa capa de nieve que cubría Baia Mare, la pequeña y tranquila ciudad del norte de Rumania que iba a ser su hogar por los próximos cinco meses. Concluido su vínculo con la UAR, había decidido continuar su experiencia como profesional en un destino poco habitual para los jugadores de esta parte del mundo. De hecho, el pilar surgido en Lawn Tennis se convirtió en el primer jugador argentino en firmar con un club de la Superliga rumana, en este caso, el CSM Baia Mare. “La verdad, no tenía mucha idea de dónde estaba yendo. Me encontré con una ciudad un poco antigua, con signos visibles del pasado comunista, pero tranquila y con gente muy amable”, describe “Teje”.

Eso sí, dentro de la cancha se vive en pie de guerra. “El rugby allá es durísimo. Se juega mucho al contacto y al scrum, les encanta. No hay tantas destrezas, pero lo compensan matándose en el gimnasio. Aparte son gigantes, por eso en lugar de buscar el pase le apuntan al pecho al defensor”, describe el pilar, que también se desempeñó como hooker, al igual que en Jaguares.

El tucumano llegó para reforzar la primera línea de cara a la segunda mitad de la temporada, luego de una primera parte en la que el equipo no había cosechado buenos resultados. Tras el receso invernal y una fructífera gira preparatoria por Italia, Baia Mare ganó nueve partidos consecutivos y se metió en semifinales, donde eliminó al campeón defensor, Timisoara Saracens. Luego, derrotó en una final ajustadísima a Steaua Bucarest y se quedó con el título de la Superliga, algo que no ocurría hace 10 años.

“El Negro” asegura que Baia Mare tuvo el plus de una unión de grupo que él mismo se esforzó en propiciar. “Acá, cuando llega alguien nuevo al plantel lo integran. Allá hay mucha competencia, creen que el que llega viene a quitarles el puesto. Por eso al principio fue difícil. Llegaban al entrenamiento y ni se saludaban, y apenas terminaba se iba cada uno a su casa. Yo en cambio los saludaba a todos con un abrazo y un beso, algo a lo que no estaban acostumbrados. Pero yo soy así, por eso me fui haciendo amigo de todos y los fui juntando, porque había grupos muy marcados: los de la vieja escuela por un lado, los más jóvenes por otro y los extranjeros por otro. Al principio les decía que fuéramos a tomar un café y jugáramos a la Play en la casa de alguno, y ya después organizaba barbecues en mi casa. Se armó un grupo divino y terminamos festejando el título como amigos más que como equipo”, cuenta.

En contacto

Mientras define si regresa a Rumania (“la puerta quedó abierta para volver”), “Teje” admite que extraña formar parte del sistema UAR. “Creo que se cerró un ciclo. En el último tiempo me tocó jugar de hooker, donde yo no me sentía tan cómodo y casi no tuve chance de jugar como pilar. Llegó (Mario) Ledesma a Jaguares y yo no estaba en sus planes, pero como tenía ganas de seguir jugando profesionalmente, me fui a Rumania”, explica Tejerizo. “Igual, extraño un montón estar en Los Pumas y en Jaguares. Estoy en permanente contacto con muchos de los chicos, como Pablo (Matera), ‘Tomi’ (Cubelli), ‘Jero’ (de la Fuente)...varios me mandaron audios muy fuertes antes de la final contra Crusaders, diciéndome que yo debía estar ahí, que también era parte de eso. Y que un jugador que la rompe toda, como Julián Montoya, me escriba diciéndome que yo fui una inspiración para él por mi perseverancia y mi actitud de no bajonearme cuando me tocaba quedarme afuera, es tremendo”, destaca.

A FESTEJAR. Con Tejerizo,  Baia Mare cortó una sequía de 10 años sin títulos. A FESTEJAR. Con Tejerizo, Baia Mare cortó una sequía de 10 años sin títulos.

De todas maneras, asegura que trata de no mirar mucho hacia atrás. “No hay nada como vestir la celeste y blanca, y cada vez que entro a la cancha lo hago con la esperanza de que algún día me vuelvan a llamar. No pierdo la ilusión, pero tampoco la cabeza. Hoy me toca estar en otro lugar y también trato de disfrutarlo al máximo. Esta experiencia en Rumania fue distinta y aprendí mucho”.

Amor por los colores
Apenas concluida la temporada en Europa, Roberto Tejerizo pegó la vuelta a Tucumán para reencontrarse con las cosas que más extrañaba: su familia, sus amigos, el asado y Lawn Tennis. De hecho, durante la final del Regional se lo pudo ver saltando en la tribuna alentando a sus ex compañeros frente a Universitario. “Me moría por jugar esa final. De todas maneras, pude acompañarlos desde la hinchada, y traté de convocar a que todo el club estuviera ahí. Estuvo bueno, porque volvió al club gente que hace rato no iba. Es lindo que todos compartan, que se sumen también las chicas de hockey. En fin, que el club esté unido”, resalta.
“Cuando terminó la final, los jugadores estaban muy tristes por haber perdido, pero les dije que se había hecho un gran año, que la mayoría son pibes y les quedan muchas finales por delante, así que debían levantar la cabeza, por ellos mismos y por toda esa gente que los había ido a acompañar”, cuenta. “Siempre es lindo volver al club. Reencontrarse con los amigos y sobre todo con los más chicos, que siempre me demuestran su afecto. Algo debo haber hecho bien para eso”.

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