Detectan que un tipo de palmera genera más aceite que la soja

Detectan que un tipo de palmera genera más aceite que la soja

31 Mayo 2019

Se la conoce como “cocotero”, pero científicamente se la denomina palmera Acrocomia totai. Es originaria de América y tiene fuerte presencia en el norte del país, en Paraguay y en Brasil. ¿Qué sucede con ella? Investigadores detectan que podría convertirse en una novedosa salida productiva para distintas regiones de Argentina: tiene un alto rendimiento en la producción de aceite y es diez veces superior al de la soja en la misma superficie.

“A los cinco años, la planta inicia su etapa reproductiva y, luego de unos años, cuando alcanza su madurez productiva puede producir entre cuatro y cinco mil litros de aceite por hectárea. Así, se convierte en un cultivo con un rendimiento 10 veces superior al de la principal oleaginosa de la Argentina, la soja”, explica Diego Wassner, docente de la cátedra de Cultivos Industriales de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba).

Todo lo que produce la palmera puede ser aprovechado y comercializado. El fruto, por ejemplo, tiene cuatro componentes: la cáscara, la pulpa, el carozo y las semillas. De la semilla se extrae un aceite rico en ácido láurico, que es demandado por la industria cosmética. En Argentina no se produce, sino se importa a pesar de su alto precio. De la pulpa se extrae un aceite comestible, rico en ácido oleico, que puede ser usado por la industria alimenticia o como bioenergía para elaborar biodiesel o biocombustible para aviación o biojet. Pero su aprovechamiento no termina acá.

“Después de extraer el aceite de las semillas -detalla el investigador a la agencia CTyS-UNLaM-, queda una harina rica en proteínas, parecida a la de la soja, pero más barata y apta para uso en alimentación animal. Por su parte, en la harina de extracción de la pulpa el contenido de proteína es bajo, pero posee una gran cantidad de almidón y azúcares que, si bien también puede ser apta para alimento animal, suele tomarse para producir bioetanol como biocombustible”.

Desde lo ambiental, esta palmera también tiene otras ventajas: es un cultivo perenne, que genera una cobertura de suelo y aprovechamiento de recursos permanente durante el año y, además, es nativo de la región.

“Zonas que ya están desmontadas para la ganadería o la agricultura se podrían volver a vegetar con esta palmera nativa que, bajo su sombra, daría lugar a actividades como la horticultura o la ganadería”, destaca Wassner.

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