Plagas urbanas:¿tenemos que convivir con ellas?

Plagas urbanas:¿tenemos que convivir con ellas?

Hay áreas atestadas de roedores. Expertos explican qué se puede hacer desde cada casa o cada local comercial.

Hay zonas críticas en la ciudad que no tienen que ver con el tránsito embotellado ni con el estado de ciertos edificios que representan un riesgo para los peatones. Más bien estas zonas muestran que los tucumanos deben acostumbrarse a convivir con las molestas y persistentes plagas urbanas, que en algunos lugares pululan.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como plaga urbana “aquellas especies implicadas en la transferencia de enfermedades infecciosas para el hombre y en el daño o deterioro del hábitat y del bienestar urbano, cuando su existencia es continua en el tiempo y está por encima del umbral de tolerancia”.

Roedores, cucarachas, hormigas, moscas domésticas, mosquitos y chinches son responsables de innumerables perjuicios tales como la propagación de enfermedades, picaduras y dermatitis, alergias, daños económicos por consumo en mercancías o daño de inmuebles o contaminación en alimentos.

ROEDORES. Otra de las plagas urbanas. FOTO TOMADA DE BIOCONSA.COM ROEDORES. Otra de las plagas urbanas. FOTO TOMADA DE BIOCONSA.COM

En aumento

Pero hay formas de combatirlas, según los expertos, y no sólo el Estado provincial o municipal deben hacerse cargo, sino también desde el manejo del hogar se pueden tomar medidas para evitar la propagación.

“Con el aumento demográfico las plagas urbanas seguro van en crecimiento. La ciudad de Tucumán está densamente poblada. Y las plagas acompañan a  las personas. Entonces el Estado tiene un rol: el de fiscalizar con brigadas de control que se cumplan las ordenanzas (hay una que exige a los locales comerciales hacer desinfección y desratización cada mes). Y en la casa se deben tomar medidas siempre tratando de evitar el riesgo de intoxicaciones”, explica Julio Vallejo, experto en control de plagas y ex presidente del Colegio de Ingenieros Agrónomos y Zootecnistas de Tucumán.

Es común ver en las principales capitales del mundo -añade el experto- que después de las 22 los “roedores son peatones”. Tucumán no está exento de eso. Vallejo destaca dos sectores de la ciudad infectados por roedores: la zona de avenida Sarmiento y Maipú y el entorno de avenida Roca y avenida Adolfo de la Vega.

Moscas, mosquitos, alacranes y fundamentalmente ratas son las plagas más comunes en la ciudad, según Oscar Gramajo, titular de la Dirección de Control Ambiental y Bromatología. “No hemos tenido plagas nuevas. Incluso este verano hubo menos repercusiones públicas sobre alacranes, ya que el escenario lo ha ocupado el Hantavirus (en Tucumán no hay el tipo de roedor transmisor de esa enfermedad). Entonces recibimos muchos llamados de personas sobre roedores en viviendas, vía pública o negocios, a los que hemos asistido con nuestros servicios de desratización en hogares de escasos recursos y los controles a comercios”, explicó el funcionario y también ingeniero químico.

Entre las especies más comunes se encuentra la “rata de los tejados”: “tiene gran envergadura y es la más común en la ciudad. Generalmente se encuentra en techos y cielorrasos o en la copa de los árboles. Está donde está el hombre. Viven de nosotros, de nuestros residuos, de lo que dejamos almacenado. Su radio de acción, o sea los lugares a donde va a buscar comida, es de 200 metros. Se desplaza de noche”. Y por último, Gramajo mencionó un tipo de rata más pequeña llamada Mus musculu, que vive al aire libre, en fondos de casas con espacios verdes, por ejemplo: “suele encontrarse en barrios no tan cerca del centro. Se alimenta en donde vive. O sea que si la vieron en una casa, seguramente tiene su madriguera allí”.

Trampas

Sobre el trabajo de desratización, el funcionario municipal explicó que primero se instalan trampas para determinar qué tipo de plaga tiene una propiedad. Luego, si es un lugar cerrado, sin mascotas ni niños, se colocan cebos a la vista. En cambio, si son lugares con tránsito de mascotas o personas, se usan cebaderas: “es un cilindro por donde ingresa el roedor y en el que sus paredes tiene adherido el cebo”. Luego se hace un seguimiento: “ se verifica si fue comido o no el cebo. Cuando pasan tres o cuatro exámenes sin que se haya comido el cebo, quiere decir que la situación está controlada. Estos controles se hacen cada siete o 14 días”.

Con la llegada del invierno, este tipo de plaga no disminuye su actividad, como sucede con otras, como los mosquitos (“quedan en estado larvario”).

Todo para sobrevivir

Lo que le preocupa a Gramajo es que los roedores tienen en la ciudad “todo” para sobrevivir: “a su alcance tienen dos elementos vitales: comida y agua. En la ciudad hay pérdidas permanentes de agua potable. Listo: uno de los recursos ya está solucionado. Y el alimento tiene que ver con la higiene pública y hogareña. Los basurales clandestinos y lo que los vecinos tienen en su hogar. Por ello la higiene es muy importante: hay que limpiar seguido, deben sacar la basura en el horario adecuado y no en el patio y el alimento de mascotas también debe guardarse en lugares y horarios adecuados”, detalló.

Eliminarlos -dice Gramajo- es imposible. Por ello, en lo que hay que trabajar es en mantener un umbral límite cuya población no se extienda lo suficiente hasta llegar a ser molesta (que destruye bienes) y nociva para el hombre.

> Legislación
Qué factores han incidido para que las plagas urbanas hayan adquirido un protagonismo importante desde el punto de vista de la Salud Pública en la Provincia

Julio César Vallejo, asesor privado y docente de Saneamiento Ambiental, detalla que existen diversos factores que inciden en la proliferación y aumento poblacional de ciertas plagas urbanas, los que podemos sintetizar en:
1. Hay una mayor interrelación entre los seres humanos, animales domésticos y plagas urbanas debido a los cambios asociados a la urbanización, a la vida comunal, grandes densidades de población en núcleos urbanos con asentamientos periféricos.
2. Hubo un transporte pasivo de plagas por el intercambio comercial humano. Estas han colonizado territorios con su consecuente impacto en la salud y en la economía.
3. Existe una relación directa entre la presencia de derrames, aguas residuales, residuos orgánicos, acumulación de chatarra en la provincia con la proliferación de plagas urbanas.
4. No existe a nivel provincial legislación que contemple el manejo integrado de plagas urbanas. En Tucumán sólo algunos municipios (San Miguel de Tucumán, Yerba Buena, Tafí Viejo, Banda del Río Salí y Concepción) tienen ordenanzas municipales sobre el tema. Existen en el ámbito privado empresas de control de plagas urbanas fiscalizadas por estos municipios, y también brigadas de control de plagas de la órbita municipal y provincial.
5. El movimiento de plaguicidas en la provincia para el control de estas plagas no tiene ningún control al no existir una ley específica.
6. Tampoco existe un programa coordinado de educación sanitaria. Se realizan acciones aisladas de bajo impacto. La educación es fundamental para concientizar a la población sobre la incidencia en la salud pública de las plagas urbanas.
¿Tendremos que convivir con ellas o hay maneras de combatirlas en el ámbito urbano? Vallejo respondió que la convivencia es inevitable. Las plagas siempre acompañan al hombre. Pero resaltó que lo importante es su manejo, lo que en cada vivienda se puede hacer. “No así con el entorno de la zona de donde vivimos, que depende de nuestros vecinos y del municipio. Para combatirlas no siempre es necesario el químico, por lo que podemos realizar: corte de césped,  limpieza de chatarras de nuestra vivienda, evitar acumulación de agua, manejo de los residuos diarios, manejo de animales domésticos para evitar contaminación con plagas, colación de telas mosquiteras, limpieza profunda de la vivienda”, detalló el experto.

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