Atlético pasó de mendigo a millonario

Atlético pasó de mendigo a millonario

En apenas una década, el"Decano" dejó de sufrir en el Federal A para tumbar a uno de los grandes de América y llegar a cuartos de final de la Copa Libertadores. Muchas manos hicieron posible que el club se codee hoy con los grandes.

ILUSIONADOS. Los hinchas “decanos” viven un momento único y no quieren que se termine. fotos reuters ILUSIONADOS. Los hinchas “decanos” viven un momento único y no quieren que se termine. fotos reuters

“A veces los po... los humildes tenemos algunos premios”. Ricardo Zielinski no quiso terminar de decir “pobres” luego de la histórica clasificación a cuartos, quizás por temor a exagerar, pero no hubiese estado mal. Atlético se metió a una fiesta con los ocho mejores del continente, el martes por la noche en Medellín, y sabe que económicamente está por debajo de todos.

La fiesta es de gala y etiqueta. Atlético consiguió prestado un traje cual Leonardo Di Caprio en Titanic y entró. “Nuevo rico”, le dirán algunos pero con un talento oculto sacado a relucir en estos últimos años. Un talento que le termina dando los premios a los que se refiere su entrenador. Y, por supuesto, la entrada al agasajo mayor.

“Para un equipo humilde como nosotros estar en cuartos de final de la Libertadores es un logro muy grande”, agrega Zielinski, repitiendo un concepto clave para saber cómo llegó Atlético a esa fiesta de la alta sociedad futbolística: la humildad. Aún cuando no se conozca el 100% de los clasificados, todos los que están en el salón, con presupuestos muchísimo más grandes, miran por encima del hombro al “Decano”. Pero ojo que así les fue a los que no pudieron entrar a la fiesta, como Atlético Nacional. “Pensaban que la llave estaba ganada, que éramos el rival más fácil... no me refiero a los jugadores sino a la gente y los periodistas”, declaró Cristian Lucchetti, tras el partido.

Ellos lo hicieron posible

Hace 10 años, Atlético no se permitía soñar siquiera con ver desde una ventana la fiesta en la que está. Hace 10 años, el equipo militaba en el Argentino A, pero justo allí forjó esa humildad que lo tiene del otro lado de la ventana. Fundamental para mantener los pies sobre la tierra en un momento así es recordar y no olvidar ese pasado.

“Teníamos un objetivo claro en ese momento: sacar a Atlético de donde estaba y no muchos creían que se podía hacer. Demostramos que sí se puede y no necesitamos gente poderosa para lograrlo, necesitamos gente con ideas, conducta y fortaleza”, analiza el presidente Mario Leito.

Esa gente va desde Jorge Solari hasta el propio Zielinski, pasando por Héctor Rivoira, Juan Manuel Azconzábal y Pablo Lavallén en el banco. En la lista no puede faltar Luis Rodríguez, presente el martes en la gesta histórica y presente en el ascenso a la B Nacional en 2008. Gente como Claudio Sarría, ídolo y emblema en los primeros cinco años de esa década ganada y Cristian Lucchetti y Guillermo Acosta en los segundos cinco, entre muchísimos otros jugadores.

Dirigentes también, claro está: Hugo Bermúdez, Rubén Gultemirián y Silvio Nava también están desde 2010 como algunos otros y de ninguno de ellos se olvida Leito mientras un mozo le sirve champagne en la fiesta y otro, caviar. Porque la humildad sigue siendo la clave en este caso. “Son más de 150 personas que trabajan con nosotros y todos han hecho esto posible”, le dice a LG Deportiva.

“Yo quiero agradecerles a los jugadores. Son ellos, con resultados deportivos, los que terminan bañando los proyectos. Ellos salen a la cancha”, reconoce casi emocionado Leito.

Dar el crédito a los que se lo merecen también es parte de la humildad. Lucchetti, elegido como la figura del partido, no dudó en desligarse del premio. “No, la figura no. Yo me quedo con el equipo, que hizo un esfuerzo enorme”, contesta mientras algún amigo rico le enseña que los cubiertos se usan desde afuera, hacia adentro, desde el más chico hasta el más grande.

¿Cuál es el techo?

Podríamos decir que a esta altura Atlético ya pasa desapercibido en la fiesta. Está al tanto de todo y ya no se siente menos que nadie. Y lo bien que hace. “No creo que este sea nuestro techo. Desde hace un tiempo decimos que ‘este es el partido más importante de nuestra historia y ahora los que vienen lo serán. ¿Por qué no?”, explica Leito.

No es que Atlético finalmente se la haya “creído”. Para nada. No se habla aquí de soberbia, sino de la confianza de un equipo que, sin dejar de asumir sus defectos y carencias, sabe que con sus virtudes puede llegar a donde sea. A esa fiesta o a una más íntima si quiere. Aunque en frente esté Gremio, el flamante campeón de América y subcampeón del mundo.

Porque claramente la plata no es todo y aunque ayude fuertemente a varios, “los po... los humildes tienen algunos premios”.

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