El dulce vino del desquite

Puede ser un lugar muy común referirse a Mendoza como la tierra del buen vino, pero en esta oportunidad resulta insoslayable: fue allí donde Los Pumas volvieron a probar el vino más dulce, el de la revancha. Claro que, para eso, primero tuvieron que corregir los errores que les habían costado la derrota en el debut en Durban. En ese sentido, el seleccionado argentino se tomó la tarea muy en serio, porque apenas una semana después mostró una cara muy distinta en el “Malvinas Argentinas”, prácticamente con y contra los mismos nombres.

Tratándose los Boks de un equipo predominantemente físico, que apunta al desgaste de su rival con la potencia de sus forwards, generalmente hay que esperar hasta el segundo tiempo para tener un panorama más preciso del partido. Sin embargo, parecía difícil que Sudáfrica pudiera recuperarse luego de ese tremendo primer tiempo que jugó Argentina: luego del try de Siya Kolisi, Los Pumas tomaron el control del juego con firmeza en las formaciones fijas, un muy bajo porcentaje de error y un quirúrgico manejo de la pelota. En ello mucho tuvo que ver la conducción de Gonzalo Bertranou y Nicolás Sánchez, que estuvo en su pico de brillantez. Un verdadero partidazo del “10”, que reaviva la preocupación sobre su sucesión cuando se marche a Francia; las alternativas están lejos de su nivel.

En la segunda mitad, Los Pumas mostraron firmeza defensiva, bloqueándole los caminos a los Boks, que de todos modos lograron descontar con dos tries de Lionel Mapoe. Lo que viene, la gira por Oceanía, será una buena vara para medir la consistencia de esas virtudes.