Las razones por las que Uruguay impone respeto en Rusia

Las razones por las que Uruguay impone respeto en Rusia

La "Celeste" tiene una sólida defensa, que le permitió mantener el arco invicto; dos delanteros terribles y un equipo equilibrado.

LE PUSO UN CANDADO AL ARCO. Fernando Muslera no recibió goles en los tres primeros partidos. Y se viene Ronaldo... reuters LE PUSO UN CANDADO AL ARCO. Fernando Muslera no recibió goles en los tres primeros partidos. Y se viene Ronaldo... reuters
28 Junio 2018

Sin hacer mucho ruido, Uruguay cerró una primera fase inmaculada con tres victorias en tres partidos. El equipo de Óscar Tabárez fue de menos a más, madurando como un buen vino, y llega en su mejor momento a los octavos de final ante Portugal. La Celeste demostró en la fase de grupos y que está en condiciones de complicar al equipo de Cristiano Ronaldo, el sábado en Sochi.

“Una de las principales características que tenemos como equipo es hacernos fuertes desde la parte defensiva”. La frase la dijo Diego Godín. El capitán junto con José María Giménez, su compañero en Atlético de Madrid, forman un muro infranqueable junto con el arquero Fernando Muslera. Uruguay es el único de los 32 equipos que no recibió goles en la fase de grupos.

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La otra línea estrella de La Celeste está formada por la dupla ofensiva del Mundial que más goles sumó esta temporada: Luis Suárez y Edinson Cavani, máximos anotadores históricos de la selección. En la fase de grupos lograron activarse a tiempo. Ninguno pudo marcar en el debut ante Egipto, con Arabia Saudita apareció Suárez y ante Rusia Cavani. La liberación psicológica de haber marcado es “muy importante”, destacó Tabárez, que vio a ambos ya “en su salsa”. Los dos llegan afilados al partido con Portugal.

Encontró el equipo

La renovación paulatina que está implementando el técnico se da en el mediocampo. Era natural que los más jóvenes tardaran en entrar en modo Mundial y que el técnico tuviera que hacer varias pruebas hasta encontrar ese “equilibrio” que consideró “la palabra santa en el fútbol”. La buena noticia: lo encontró. Después de ser cuestionado pese a las victorias por 1-0 ante Egipto y Arabia Saudita, Uruguay hizo un partido muy sólido en el 3-0 a Rusia. Se proyectó y se cerró con la misma eficacia con un mediocampo formado por Matías Vecino, Rodrigo Betancur y Lucas Torreira en el centro y Diego Laxalt y Nahitan Nández por las dos bandas.

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El “equilibrio” del nuevo Uruguay se refleja en otro aspecto: aunque camina hacia un fútbol con más circulación gracias a sus nuevos talentos jóvenes, conserva el típico juego aguerrido que caracteriza la “Celeste”. Ningún balón se da por perdido.

Lo mostró en Nández ante Rusia en una escena repetida hasta el cansancio en medios uruguayos: el volante de Boca, de 22 años, disputó un balón hasta terminar en suelo intentando retenerlo con la cabeza frente al rival. Y eso con el marcador 2-0 y Rusia con un hombre menos.

A diferencia de Argentina, donde la presión constante por ganar todo llega a ir en contra de muchos jugadores, Uruguay cultiva un perfil bajo que Giogian de Arrascaeta definió antes del debut en Rusia: “Nunca nos caracterizamos por ser favoritos. La mística nuestra es ser humilde, ir partido a partido”.

La rápida clasificación terminó de liberar presiones, sin desatar ninguna euforia. Por eso cuando la prensa preguntó a Tabárez si el equipo es ahora favorito en Rusia, el “Maestro” no se dejó engañar. “Voy a poner el freno”, respondió sonriendo. “Esto sigue y el sábado tenemos un partido por octavos”.

Sin privilegios

El grupo que supo armar Tabárez encontró también su equilibrio a nivel humano. A pesar de contar con estrellas de nivel mundial como Suárez o Cavani, no hay un astro privilegiado ni rencores internos. Y si los hay, no llegan a la prensa.

Estrellas, referentes, titulares indiscutidos, reemplazos ocasionales o suplentes: da la sensación de que cada uno de los 23 tiene asumido su papel y prioriza el grupo. “Tengo un plantel muy motivado, muy afianzado, muy tranquilo, muy perfil bajo”, elogia el técnico. Un arma clave en un torneo tan anímico como un Mundial

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