Atlético superó a Peñarol en una final y con su tercer éxito al hilo quedó cerca de la clasificación

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6/22 Leo Ramos, entrenador de Peñarol. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

7/22 Ricardo Zielinski, entrenador de Atlético. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO

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11/22 Mathías Corujo se retiró lesionado en los meniscos de su rodilla derecha. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

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Le hace falta un punto para clasificar a octavos de final.
Atlético y Peñarol casi que no pudieron verse la cara. Tantas fichas había en juego sobre la tela de césped verde que quedaban escondidos detrás de ellas. Los dos equipos pusieron todo lo que tenían sobre la mesa para lograr algo tan valioso como complicado: la clasificación a octavos de final de la Copa Libertadores.
De ese calibre fue el partido que enfrentó Atlético, apenas un niño de casi dos años en el fútbol internacional ante un viejo robusto y experimentado como Peñarol. Pero como nos tiene acostumbrados, sea en la mesa de gol propia o la ajena, el equipo de Ricardo Zielinski hizo valer sus cartas.
Ayer tenía en mano las mismas que utilizó contra The Strongest y poco tardaremos en decir que Leandro Díaz volvió a ser el as con que Atlético terminó rodeando la pila de fichas y llevándose todo el pozo. Ese pozo que lo deja a las puertas de otra hazaña: jugar la ronda de 16 equipos en el torneo de equipos más grande a nivel continental.
Antes de ese momento, realmente casi que los equipos no pudieron verse las caras. El valor de lo que estaba en juego encegueció a ambos equipos que se olvidaron de jugar al fútbol en el arranque. Sobre todo el visitante, que se dedicó a pegar e intentar condicionar al árbitro Sandro Ricci, algo que terminarían consiguiendo: al entretiempo se fueron sin amonestados contra dos de los de Atlético.
El “Decano” apenas llegó dos veces al arco de Martín Dawson con un tiro libre de Luis Rodríguez a los pies de Jonathan Cabral y una buena jugada del -que al final sería- héroe del partido.
En el segundo tiempo se abrió un poco más la mesa. Maximiliano Rodríguez, que estuvo prácticamente ausente durante todo el partido, asustó en su única aparición y casi en la única jugada de peligro del partido para su equipo.
Atlético reaccionó y de ahí no paró más. Díaz recibió de Guillermo Acosta y tras una gran jugada, rompió el partido a su favor. Gabriel Risso Patrón, la otra figura del partido, tuvo el segundo gol minutos después en un contra ataque pero eligió patear al arco en vez de asistir a Díaz, que además mantuvo la pelota en campo rival varios minutos sobre el final. Fue de los pocos errores que cometió el lateral izquierdo.
Rodrigo Aliendro también tuvo su oportunidad pero Dawson achicó rápidamente. Quizás el arquero fue de lo mejor de los uruguayos que vinieron al Monumental a empatar y -como casi siempre sucede con esa postura- terminaron perdiendo.
A Peñarol se le vio la cara cuando todas las fichas las agarró Atlético y pudo verse el gesto adusto del visitante. Atrás de toda esa pila de fichas seguro hay una sonrisa y enorme pero un intento de contener los gestos. Falta un punto para completar el objetivo y la última mano se juega en Paraguay.
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