Atlético lo es todo para María Elena

Lucha contra su enfermedad y disfruta con el equipo.

INFALTABLE. María Elena Cisneros acomodó los turnos de su tratamiento para poder presenciar la final. Viajó a Mendoza acompañada por sus hijos y sus nietos. “Atlético me ayuda muchísimo” manifestó. la gaceta / foto de franco vera (enviado especial) INFALTABLE. María Elena Cisneros acomodó los turnos de su tratamiento para poder presenciar la final. Viajó a Mendoza acompañada por sus hijos y sus nietos. “Atlético me ayuda muchísimo” manifestó. la gaceta / foto de franco vera (enviado especial)

“Ganar no es todo; es lo único”, reza la frase que da la bienvenida a los jugadores de Atlético en el vestuario principal del complejo José Salmoiraghi. Impresa sobre la primera pared que se ve al entrar, manda un mensaje a los jugadores. Pero a pesar de lo importante que era para Atlético esta Copa Argentina y cada triunfo en Primera, B Nacional o hasta el Argentino A en su momento, pasaremos a desmentirla después de vivir la final de ayer en Mendoza, a más de 1.000 kilómetros de donde se encuentra emplazada esa pared con la leyenda.

Está claro que la frase se entiende en términos futbolísticos o al menos suena lógica para los que hablan el mismo idioma que Carlos Salvador Bilardo, por ejemplo. Sin embargo, si abandonamos el campo de juego por un momento y nos subimos a la tribuna encontramos a María Elena Cisneros, para quien ganar no es todo y mucho menos lo único. La mujer de 64 años llegó a Mendoza en auto, el viernes por la tarde junto a sus hijos Rodrigo (39) y Martín (37) y uno de sus nietos, Fabrizio (9). No es la primera vez que viajan para ver jugar a Atlético: siempre en familia siguen la campaña del equipo cuando sale de la ciudad, de la provincia o hasta del país, según el torneo que corresponda.

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Ni hablar de ir al Monumental, una actividad que se tornó una costumbre desde hace más de 30 años. Por esa época, cuando al menos para ella, seguir a Atlético lo era verdaderamente todo, María Elena se enteró de que padecía de un cáncer de mama. “Fue hace mucho tiempo y siempre estoy en pleno tratamiento. Me mantuve bien hasta el año pasado cuando todo volvió”, cuenta esta fanática en el lobby de un apart hotel que alquiló junto con sus hijos, en Mendoza. El mejor año de Atlético fue uno de los más duros para la salud de ella que igualmente se las ingenió para ir a Quito, Formosa, Salta y ahora Mendoza, entre otros viajes que le permitió hacer el “Decano” en su paso por la Copa Libertadores y la Copa Argentina. “Apenas le ganamos a Rosario Central en semifinales empezamos a planificar este viaje porque era la final”, cuenta Cisneros que, pese a todo, jamás dramatiza.

“Todo esto de Atlético le hace muy bien”, apunta Martín, uno de sus hijos, algo que ella refrenda. “Para mi enfermedad hago un tratamiento natural que me hace muy bien y gracias a Dios estoy de 10 pero en todo esto mucho tiene que ver el estado de ánimo y Atlético me ayuda muchísimo en eso”, explica María Elena que adelantó la sesión semanal de su tratamiento para poder viajar a Mendoza sin problemas. Quizás entonces podríamos pensar que el equipo deberá leer bien esa frase del vestuario y entender que el sentimiento de los hinchas van más allá de un resultado, como fue la derrota sufrida anoche ante River. “Jamás le reprocharía nada al equipo. Viajar y compartir con mi familia para verlo jugar me deja muy satisfecha”, agrega María Elena.

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Ese encanto sucede también en Tucumán. Cada jueves, viernes, sábado, domingo o lunes que Atlético juega en el Monumental, ella se instala en la tribuna de calle Laprida para disfrutar y alentar a los muchachos. “A veces los chicos tienen que trabajar y voy sola. Nunca me pasó nada. Además, todos me conocen en el rincón donde vamos”, comenta.

El único partido del año al que no pudo asistir fue al de la despedida de Cristian Menéndez, en junio. “Me sentía mal y de verdad no podía ir. Cuando lo vi por tele me pasaron muchas cosas. Me sentí mal por no ir pero fue todo muy emocionante igual”, explicó sobre el partido que el equipo terminó empatando con Vélez, 1 a 1 antes de que el delantero, uno de los más queridos por María Elena, partiera a México.

Un gesto generoso

Al lado suyo no solo están sus hijos, sino también sus nietos (Fabrizio, Valentina y Solana, ambas de 14) y las familias de cada una de sus hijos. “Es muy importante todo el aguante que nos hacen. Mi nuera Carolina también es hincha de Atlético y le gustaría estar en Mendoza pero para ella la prioridad es que yo viaje y por eso se quedó allá con la familia. Un gesto muy generoso”, resalta.

Tan generoso como el mensaje que nos deja María Elena que sabe muy bien que ganar no es lo único.

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