Un sacerdote dejó la casa parroquial tras ser asaltado

Un sacerdote dejó la casa parroquial tras ser asaltado

Una persona ingresó dos noches seguidas a la vivienda del párroco, quien sufrió una pequeña fisura en la costilla debido a los golpes “Me tiraron al piso, me ataron, me pegaron patadas a los costados del cuerpo y piñas en la espalda”, dijo el sacerdote

TEMOR. La Iglesia Cristo Rey está en avenida Mate de Luna al 3.000. la gaceta / foto de antonio ferroni TEMOR. La Iglesia Cristo Rey está en avenida Mate de Luna al 3.000. la gaceta / foto de antonio ferroni
30 Noviembre 2017

“Después de los estudios, me dijeron que mañana dolerá más y pasado mañana, aún más, porque tengo una pequeña fisura en la costilla. Cuando pasen tres días, el dolor comenzará a pasar”. El padre Angel Eduardo Silva, o “Lalo”, como lo llaman en la iglesia Cristo Rey, aclaró ayer que no está en la cama, a pesar del leve dolor que siente. Sin embargo, el sacerdote tiene ya decidido dejar su casa parroquial ubicada en la parte posterior del templo de avenida Mate de Luna al 3.900, en la capital, tras sufrir el segundo robo en dos noches consecutivas.

El sacerdote vivió momentos de inseguridad en las noches del lunes y el martes. En la primera jornada de la semana, según contó, dos personas ingresaron a la vivienda del pasaje Galán, a la misma altura. “Cuando entré, ya se habían colado sin que nadie se diera cuenta. Me agarraron, me tiraron al piso, me ataron, me pegaron patadas a los costados del cuerpo y piñas en la espalda”, relató.

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Este fue el momento más violento, de acuerdo a los datos del ataque que suministró el padre “Lalo”, de 74 años. Como consecuencia de esa golpiza, Silva sobrelleva por estos días una pequeña fisura en la costilla izquierda, debajo a la tetilla. “Pedían plata, querían plata, pero robaron el celular, dinero y un televisor, entre otros objetos”, enfatizó.

Ante este hecho, el párroco habría realizado la denuncia y pidió a su hermano, de unos 55 años, que lo acompañara en la noche siguiente del primer hecho para “sentirse” seguro. “Anoche (por el martes) estuvo mi hermano. Advertí llamarlo porque tenía miedo. Y volvió el chango”, subrayó a LA GACETA.

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En efecto, Silva reconoció a uno de los hombres, que ingresó al inmueble. Esta vez, esa persona se internó sola y se llevó dinero y un celular. Pero los parientes se “abalanzaron” hacia el supuesto delincuente y le pegaron. “El chango rajó y dejó todas las cosas. Parece que había regresado para llevarse lo que no pudo el lunes”, dijo el religioso. Un agente de seguridad privada habría advertido durante esos minutos que ingresó alguien a la vivienda y habría alertado al servicio 911.

Ayer, el padre “Lalo” concretó todos los procedimientos formales: realizó la denuncia en una comisaría, respondió al proceso forense y fue asistido en un sanatorio privado.

En este último sitio, se le realizaron las placas para determinar la gravedad de las lesiones, producto de la golpiza. Además, intentó contactarse durante la tarde con el Arzobispo de la provincia, Carlos Sánchez, pero no pudo, según contó.

“Sigo al pie del cañón; tengo compromisos, tengo que atender, presidir la misa solo”, expresó, respecto de la celebración de la tarde-noche de ayer en la parroquia Cristo Rey.

“Ahora hay que prevenir. Se enteraron los metalúrgicos y pondrán rejas nuevas”, adelantó el sacerdote. Aunque advirtió que se iba a ir a vivir al domicilio de su sobrina debido a esas circunstancias. “El problema está en que la casa quedará sola, ya que la zona es insegura”, finalizó.

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