Una guitarra mágica en Tucumán

Una guitarra mágica en Tucumán

EN 1920. En la foto se ve a un joven Andrés Segovia, con 27 años, cuando se presentó en nuestra provincia en el teatro Alberdi.  EN 1920. En la foto se ve a un joven Andrés Segovia, con 27 años, cuando se presentó en nuestra provincia en el teatro Alberdi.
23 Octubre 2017

Manuel Riva - LA GACETA

Nuestra provincia tuvo el honor de recibir en varias oportunidades al reconocido guitarrista español Andrés Segovia. El músico está considerado como uno de los mejores intérpretes de guitarra de la historia; para algunos era el mejor, y además logró el reconocimiento de sus colegas de profesión en el mundo. La primera visita se concretó en septiembre de 1920; la siguiente, en agosto de 1941; la tercera, en octubre de 1942; y la cuarta, en septiembre de 1945. Por aquellos años el mundo estaba siendo arrasado por la Segunda Guerra Mundial pero la cultura y el arte seguían siendo un escape para el terror y el dolor que dominaba el orbe.

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Hace 75 años

En esta oportunidad vamos a recordar la presentación del 19 de octubre de 1942 de la que se cumplen 75 años. Nuestro cronista señalaba: Las interpretaciones de Segovia no necesitan ser analizadas. Todas ellas son magníficas y dignas de los más entusiastas elogios. El concertista interpretó “Sarabande de Handel; “Preludi, Fuga y Bourreé” de Bach; un Allegretto de Rameau y un Andante de Mozart, todas ellas vertidas magistralmente y superándose en la Fuga de Bach que la interpretó en forma admirable.

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En la segunda parte se escucharon la “Sonatina meridional” del mejicano Manuel Ponce, una mazurka del polaco Alexandre Tansman y finalizó con la “Danza del Sol” de Enrique Granados.

En la tercera parte confluyeron en el escenario el eminente guitarrista español y la pianista catalana Francisca “Paquita” Madriguera para interpretar el magnífico Concierto para guitarra y orquesta, que su autor, el compositor italiano Mario Castelnuovo Tedesco, escribió y dedicó a Segovia, realizando a la vez una versión para guitarra y piano, con el objeto de facilitar su ejecución en lugares en que se carezca de un conjunto orquestal. Por aquellos años ambos músicos eran esposos. En referencia a la obra de Castelnuovo Tedesco se señalaba: el autor ha tratado el piano con gran acierto y en forma que en ningún instante su sonoridad perjudique la intimidad del sonido de la guitarra sin decir por ello que el piano no asuma la responsabilidad de contribuir a que la fusión sea perfecta. En cuanto a ambos concertistas se reseñaba: Segovia no ha podido encontrar mejor colaboradora que la exquisita pianista, tan comprensiva, tan delicada y tan artista que es Paquita Madriguera.

Teatro Belgrano

La presentación se realizó en el viejo teatro Belgrano, que se había construido en 1875 y que fue demolido en 1970 para construir el edificio donde funciona el Ente Cultural, en calle San Martín 251, a sala llena.

La visita fue organizada por la Filarmónica de Tucumán. La presentación se recordará siempre con emoción y entusiasmo. La información aseguraba que el guitarrista a pesar de haberse encontrado enfermo desde su llegada de La Paz, ha pedido cumplir los compromisos contraídos con La Filarmónica.

En la jornada previa se anunciaba que el repertorio elegido por el intérprete español es interesantísimo y demuestra su preocupación por que sus auditorios, integrados en su mayoría por los aficionados a la guitarra, conozcan las obras de los grandes autores en magníficas versiones que ennoblecen el instrumento que ninguno como él ha colocado a la altura en que se encuentra. Además se solicitaba a los asistentes ser puntuales para no molestar al concertista ni a los restantes espectadores al ingresar con el espectáculo iniciado.

La actuación de octubre fue la sustitución de la prevista para el 9 de agosto de 1942 que se había suspendido por problemas de agenda del artista español. El representante del guitarrista, Bernardo Iriberri, había pedido que se posponga para setiembre cuando el concertista se presentaría en Bolivia. La agenda de la Filarmónica estaba completa para ese mes por lo que se decidió hacer la presentación el mes siguiente. Nuestro cronista señalaba: de no mediar las circunstancias especiales por las que atraviesa el mundo, Segovia no estaría en Sudamérica. Sus múltiples compromisos artísticos lo tendrían viajando por Europa, Asia o Norteamérica y aún cuando los suyos residen en la capital uruguaya, su fama le obligaría a recorrer el mundo haciendo música, como ha dicho uno de sus admiradores. El instrumento en sus manos crece de tal modo, que produce la misma emoción que una orquesta completa”.

Muchos especialistas consideran que el español sacó la guitarra de su opaco lugar como instrumento válido para bares y la llevó a lo más alto de la escena musical en las salas de concierto. Su técnica permitió que ese instrumento interpretara a los clásicos, dejando de ser solamente un instrumento popular para ser aceptado como instrumento de concierto.

Durante su gira de 1920, que recorrió Argentina y Uruguay, nació su primer hijo, fruto de su matrimonio con Adelaide Portillo. Al iniciarse la Guerra Civil Española en 1936 abandonó España, se trasladó a Sudamérica y se instaló en Montevideo donde tenía propiedades su segunda esposa, Paquita Madriguera. Sus actuaciones en Tucumán en los años 1940 fueron siempre en conjunto con su esposa Paquita, que lo acompañaba con el piano. El músico andaluz se casó por tercera vez en 1962 con Emilia Corral Santo que lo acompañó hasta su muerte, ocurrida en junio de 1987.

Paso fugaz

En julio de 1943 Segovia tuvo un pasó raudo por Tucumán y en esa ocasión fue entrevistado por nuestro diario en el antiguo aeropuerto Benjamín Matienzo, durante la escala del avión de Panagra, que seguía hacia el norte y lo llevaba hasta La Paz, donde realizó 10 conciertos.

El guitarrista “tan conocido del público de Tucumán y donde tiene entrañables amigos, para quienes transmitió sus más efusivos saludos” estuvo el tiempo suficiente para que la aeronave se reabastezca de combustible para seguir su viaje.

Pocos días más tarde nuevamente la aeronave que lo traía de Bolivia hizo su escala nuevamente en Tucumán y el músico se reunió con sus amigos locales. en esa oportunidad relató que sus actuaciones en la capital boliviana habían sido un éxito y que regresaba a Montevideo para luego irse de gira a Brasil. Y posteriormente iba a viajar a Nueva York donde estuvo actuando por una larga temporada.

ANDRÉS SEGOVIA TORRES

Nació en la ciudad de Linares, provincia andaluza de Jaén, el 21 de febrero de 1893. Habría conocido la guitarra desde muy pequeño. Estudió en Granada donde también hizo sus primeras presentaciones. Toda su vida estudió la guitarra con pasión. Sus actuaciones fueron en aumento al igual que el público. Varios compositores hicieron obras para él, como el brasileño Heitor Villa Lobos, el español Federico Moreno Torroba y el italiano Mario Castelnuovo Tedesco. Recorrió el mundo con sus conciertos. En Japón dejó su impronta al hacer popular la guitarra española en ese país. Dio clases en universidades de España, Italia y Estados Unidos. Fue nombrado marqués de Salobreñas en 1981 por el rey Juan Carlos. Dejó España en 1936 para volver en 1950 para establecerse en Madrid, ciudad donde murió el 2 de junio de 1987.

Francisca “Paquita” Madriguera

Nació en la localidad barcelonesa de Igualada el 24 de septiembre de 1900. Con apenas tres años comenzó sus estudios de piano bajo la tutela de su madre, Francisca Rondón Canudas. El reconocido compositor y músico Enrique Granados la consideró su alumna predilecta. A los cinco años hizo su primera presentación. Con 11 años realizó un concierto con obras propias. A los 13 se presentó en el Royal Albert Hall de Londres. Desde 1915 a 1919 trabajó en los Estados Unidos. En 1922 se casó con el político uruguayo Arturo Puig y dejó la música. Reapareció al quedar viuda en 1933. En 1936 se casó con Andrés Segovia. Tras dejar España por la Guerra se instalaron en Italia y luego en Uruguay. En la capital uruguaya falleció el 2 de noviembre de 1965

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