Atlético es un equipo de corazón valiente y aguerrido

Atlético es un equipo de corazón valiente y aguerrido

El "Decano" sigue haciendo historia a nivel internacional: venció a Peñarol y se dio vida en el torneo o, en el peor de los casos, jugará la Sudamericana.

03 Mayo 2017
Es tan fuerte y fresco el recuerdo de la épica de Atlético en Quito que puso la vara muy alta para todo lo que vino después. Hubo derrotas, triunfos y alegrías. La fase de grupos se vivió intensamente hasta alcanzar el éxtasis en el partido de anoche, contra Peñarol.

Atlético se anotó otro poroto glorioso y sigue escribiendo la historia grande del club y del interior del país. Este capítulo es especial porque le dio el golpe de nocaut a Peñarol, uno de los “cucos” del grupo 5 y gracias al triunfo por 2 a 1, el “Decano” puede seguir soñando con entrar a los octavos de final del torneo o bien conformarse con la Sudamericana. Nada menos. Uno u otro objetivo tiene un valor enorme. Por eso hay que disfrutar el momento.

Para el fútbol de la región lo hecho por Atlético tiene aroma conquista de tierra virgen. Atlético no será Cristóbal Colón, pero es el pionero en esto de anotarse como el primero en clasificarse a una instancia de la Libertadores, de jugarla y de todavía, cuando al calendario le queda un partido, de estar con chances de llegar a octavos de final.

Pero para estar donde está el equipo antes hubo que caminar por el barro y nadar en arenas movedizas. El de anoche era el partido de la vida de todos los “Decanos”: de los que estaban en la cancha, de los que esperaron su chance en el banco y de los que desde las tribunas alentaron sin parar. Y unidos lograron sumar tres puntos de oro.

Pero si no se sufre no vale. Y si Marcelo Guruceaga no era figura anoche, tampoco. Ni hablar del papelón del árbitro Julio Bascuñán. Dos penales para el local, uno más grande que otro, dejó sin sanción el chileno. Uno cuando el calor del los 45’ iniciales contra Peñarol decía que Atlético merecía ser el ganador y no vio una clara falta a Rodrigo Aliendro en el área chica del visitante. Y el otro, en el segundo acto y con el partido empatado en 0-0, hubo una mano dentro del área ignorada por el árbitro.

En el césped del Monumental hubo 22 cabezas pensantes que encararon el juego de diferente manera. Fue Atlético el que mejor interpretó cómo mover sus piezas porque sabía que necesitaba ganar. Fue pícaro y paciente.

Costó, pero consiguió lo que buscaba. Gracias a un nuevo córner conectado por David Barbona, metido a la zona caliente por Bruno Bianchi y cabeceado como pudo por el cabecita de oro del grupo, Fernando Zampedri. Su gol corrió con el mismo nervio que la altura de Quito. Es que la pelota volvía a pedirle permiso a un palo antes de entrar. Gol y triunfo parcial de Atlético, agigantado por otra buena de Barbona, que casi mete uno olímpico. Un palo de Guruceaga se lo negó, pero el rebote le quedó justo a Leandro González: 2-0. Delirio. Era justo el resultado.

Pero llegó el descuento y el suspenso. Gran obra de Gastón Rodríguez. Iban 38’. Faltaba una vida de sufrimiento. Sin embargo, Zampedri fue una aspirina. Se paró en una esquina y se las bancó a todas. Así se voló el tiempo y llegó el triunfo más impactante, por lo que ya significa, de la rica historia de Atlético como club con rodaje y pasta internacional.

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