Dolor en el multitudinario adiós al agente Vides

Dolor en el multitudinario adiós al agente Vides

El cuerpo del efectivo policial que recibió un balazo al perseguir a cuatro delincuentes llegó ayer por la mañana a su Concepción natal. La fuerza le brindó un emotivo homenaje y sus compañeros siguieron junto al féretro hasta el último segundo. Cientos de personas se sumaron a acompañar la caravana fúnebre hasta la iglesia y luego al cementerio

LAS MUJERES DEL POLICÍA. La mamá de Juan José Vides, su esposa y su hija lo saludan por última vez, antes de que el féretro sea enterrado; atrás, los demás familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo también lloran su partida. LAS MUJERES DEL POLICÍA. La mamá de Juan José Vides, su esposa y su hija lo saludan por última vez, antes de que el féretro sea enterrado; atrás, los demás familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo también lloran su partida.
05 Febrero 2016

Un grupo de policías ingresa a la sala velatoria y no se los vuelve a ver afuera por un largo rato. Otros forman un pasillo por el que saldrá el cuerpo de Juan José Vides, el policía que recibió un balazo en la cabeza cuando perseguía a cuatro delincuentes. Unas 100 personas los miran, en silencio. A 10 metros del pasillo, dos efectivos intentan, con los ojos humedecidos, no llorar. Luchan un rato hasta que el llanto les gana la partida y las lágrimas se confunden con las gotas de transpiración.

Un cuarto de hora después, cuando todas las coronas están ya en el auto, el grupo que ingresó a buscar el cajón sale con el cuerpo de su compañero. Hay silencio respetuoso, dolido. Segundos después, como si todos se hubieran puesto de acuerdo, comienzan los aplausos. Son los primeros pero no los últimos.

El coche fúnebre avanza a paso de hombre y de repente la cantidad de personas se multiplica. Efectivos de San Miguel de Tucumán y de Concepción marchan juntos, a pie, los 300 metros que los separan de la Iglesia Catedral. Se suman familiares, amigos, conocidos y vecinos. Más atrás, unas 15 patrullas cierran la caravana.

Un mensaje de paz

Los ventiladores no dan abasto dentro de la iglesia. El termómetro marca 32 grados pero la humedad se siente fuerte. Sin embargo, los compañeros más próximos de Vides se mantienen de pie durante toda la ceremonia religiosa. Los rostros dolidos, pero mostrando firmeza.



La iglesia está llena y hay gente que espera afuera, en la plaza Mitre, para acompañar los restos. La voz de una mujer explica que la familia dio su consentimiento para que la Policía entregue unos atributos en honor a su tarea.

El capellán Adrián Valdez toma la palabra y no anda con vueltas. Sabe que hay dolor en la iglesia, pero insta a los presentes a desterrar el rencor. Su mensaje es corto, concreto.

“Juan José supo entregar su vida en este servicio. Nos ha dejado un ejemplo concreto. No de odio, no de rencor; de dar vida”, señala.

Minutos después se renueva el pasillo, esta vez afuera de la iglesia, y el ataúd vuelve al auto. Los policías que lo llevan se quedan afuera, abrazados. Además del dolor, se adivina en sus caras la incredulidad. No parece entendible enterrar a una persona que ni siquiera llegó a los 40 años.

Se prenden las sirenas y la piel de los presentes se eriza. El dolor los agobia mucho más que la humedad.

El último adiós

En la fuerza policial existe una costumbre. Si una persona muere mientras está en servicio, su jefe suele tomar la palabra en su funeral. Así lo hizo el comisario Joaquín Girvau, jefe de Patrulleros del 911.

“Fue una persona muy querida. Hizo amigos. Se lo va a extrañar mucho”, señala el comisario, hablando a todos los presentes, en general. Luego mira a la familia y se dirige solamente a ellos.

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“Debe saber que tuvo un gran hijo - le dice a la madre de Vides-. En los próximos días su camioneta lo va a estar esperando. Sabemos la clase de persona que fue, una muy querida. Hay que ser demasiado fuerte: una persona así no se puede olvidar”, expresa.

En ese momento son más los que derraman lágrimas que los que se aguantan las ganas hasta un momento solitario.

De pronto Girvau se sale del libreto, saca un papel y recita una oración de San Agustín. “No llores si me amas”, manifiesta. Todos concuerdan, pero pocos pueden contenerse.

Sobre el final, el superior promete: “Se va a hacer justicia. Ha cumplido con su misión, agente Juan José Vides”. Los presentes responden “¡presente!”

Sobre el final llega el minuto de silencio. Mientras todos callan, un amigo de Vides toca con la trompeta la marcha fúnebre. Es la hora de decir adiós.

Persecución fatal

ANTES DE MORIR, VIDES LE SALVÓ LA VIDA AL POLICÍA QUE LO ACOMPAÑABA EN LA CAMIONETA

Un agente del 911 que pidió reserva de identidad, contó cómo fueron los últimos momentos del policía Juan José Vides.

“Él manejaba la camioneta que iba en segundo lugar persiguiendo a los delincuentes. A la primera le dieron un balazo en el radiador y tuvo que quedarse. Vides entonces pasó a ser el más cercano al auto que se escapaba. A su compañero en un momento se le trabó el arma y le dijo que pararan, pero él lo convenció de seguir. Unos segundos después, los delincuentes comenzaron a tirar una ráfaga de tiros. En ese momentos Vides le baja la cabeza a su compañero para protegerlo. Entran dos balas por el parabrisas y una le da en el cráneo”, relató el efectivo policial desde el velorio de su compañero fallecido, en Concepción.

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El mejor recuerdo

Los que conocían a Vides contaron que era una “excelente persona” 

Juan José Vides vivía en una calle tranquila, cerca de la cancha de Concepción Fútbol Club. Su casa, de color cremita y rejas negras, se enfrenta a un pasaje. Unos metros más allá vive María Cristina Rosso. “Lo conocemos de toda la vida. Era una persona excelente, tranquila. Estaba feliz con el embarazo de su mujer. La noticia de su muerte nos volteó a todos”, cuenta.

El agente Juan José Azan también tiene algo que decir. “Era un buen tipo, atento. Fue mi compañero de camada. Nosotros somos una familia, cuando tocan a uno, tocan a todos”.

El último en describirlo es el agente del 911 que contó sus últimos instantes y pidió reserva de identidad. “No tenía un mal día nunca, y eso que tenía que viajar todos los días de Concepción a capital. Siempre predispuesto, con mucha vocación de servicio”.

UNO ESTABA PRÓFUGO

El ministerio público fiscal pidió al gobierno que informe cuando un preso se fuga del penal

“Hemos hecho una nota al Gobierno pidiendo que se informe cuando un condenado se fuga de la cárcel. El Servicio Penitenciario debe informar al fiscal de turno. Esto no se hacía”, dijo el ministro fiscal, Edmundo Jiménez, con respecto al preso con permiso extramuros que intervino en el tiroteo que causó la muerte del policía Juan Vides. “No quiero que se interprete que evadimos responsabilidades, sino que debemos trabajar juntos”, agregó el jefe de los fiscales. “No escapa a nadie que el poder Judicial no está dando respuestas porque no tiene elementos suficientes, espacio ni personal, y lo que es más grave, no tiene recursos técnicos modernos para resolver nada”. En ese sentido, insistió: “es imposible pensar en una investigación contra el delito sin recursos técnicos”. 

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