Una estrella sin ocaso

Una estrella sin ocaso

Kobe Bryant contó su increíble historia en un documental de TV

MODELO DE SUPERACIÓN. Kobe forjó una carrera plena de matices y de éxitos. reuters MODELO DE SUPERACIÓN. Kobe forjó una carrera plena de matices y de éxitos. reuters
02 Marzo 2015

Daniel García Marcó - DyN

MIAMI.- Kobe Bryant ya está planeando su futuro después del básquet. Le gusta contar historias y ha empezado por la suya. Un documental de 90 minutos resume una exitosa carrera en la NBA en la que transformó la soledad, la frustración, la inadaptación y la ira en resonantes triunfos.

El estreno de “Muse” en la cadena Showtime, en Estados Unidos, llegó meses más tarde de lo esperado. Bryant, productor ejecutivo de la película, no sólo es perfeccionista sobre el parqué.

“Mi cerebro no puede procesar el fracaso. Creo que el fracaso es peor que la muerte”, afirma en el cierre de un documental en el que se mezcla el recuerdo en primera persona, a veces entre lágrimas, de los hitos de su carrera y su vida con imágenes de la recuperación de la rotura en el tendón de Aquiles que sufrió en abril de 2013, lesión que define como su propio Everest.

A esa fractura le sucedió otra en la rodilla la temporada pasada y otra ahora en el hombro. Con 36 años regresará la próxima temporada con los Lakers, que están muy lejos de ser el equipo de Magic Johnson y Kareem Abdul-Jabbar con el que Bryant soñó, muy lejos de aquel que él mismo lideró a ganar cinco anillos.

Será la última campaña de su millonario contrato, muy probablemente la vigésima y final del hombre que en diciembre se convirtió en el tercer máximo anotador de la historia de la NBA.

Falta sólo el último capítulo de su historia, uno que parece que no cambiará el relato que él controla en “Muse” (musa, inspiración).

El básquet siempre fue el refugio para el niño que con seis años se marchó con su familia a Italia, donde su padre Joe continuó su carrera profesional tras pasar por la NBA. Bryant sintió el peso de ser diferente, de la soledad, y encontró refugio en el baloncesto, una constante en su vida.

También lo fue cuando ya como preadolescente regresó a Philadelphia. Le costó recuperar su nivel de inglés y los profesores alertaron a sus padres sobre una posible dislexia. Rechazado de nuevo, aislado, construyó su autoconfianza en la cancha. “Usé el resentimiento y la ira en mi beneficio a la hora de jugar. Fue una nueva sensación y me encantó”, dice.

Así se fue convirtiendo en la gran promesa del básquet. En 1996 y sin pasar por la universidad llegó a la NBA con 18 años. Tras una mala primera temporada, sin apenas oportunidades y cerrada con cuatro lanzamientos que ni tocaron el aro en el último partido ante Utah Jazz, Bryant despegó.

Se convirtió en la estrella que es hoy por su juego, su imagen y su confianza. En 1999 conoció a su mujer, Vanessa, mientras grababa su primer videoclip musical, y de 2000 a 2002 logró tres anillos junto a Phil Jackson y Shaquille O’Neal. La vida le sonreía.

Pero se acabaron los títulos y en 2004 se produjo una acusación de abuso sexual. Llegaron los problemas en casa, incluido un aborto de su esposa. “Fue por mi culpa, es la realidad, y es algo con lo que cargaré toda mi vida”, reconoce.

Quentin Tarantino y la película “Kill Bill” lo inspiraron para crear un alter ego, “Black Mamba”, capaz de superar los problemas y el odio que le expresaba la gente en la cancha. Kobe Bryant se enfrentaba a las dificultades mientras la Mamba Negra, feroz y sin clemencia por sus rivales, ofrecía el mejor baloncesto de su carrera.

Todo volvió poco a poco a su lugar. Se fueron solucionando sus problemas personales y quiso demostrar que podía ganar anillos sin ayuda del gigante O’Neal. “Quería liderar a ese equipo a mi manera y llevarlo al título”, apuntó.

La derrota en la final de 2008 ante unos Boston Celtics más “sucios” le hizo buscar la “naturaleza malvada” de sus compañeros, entre ellos el español Pau Gasol, con los que ganó en 2009 y 2010 su cuarto y quinto título.

Ahora, golpeado por las lesiones, amenazado por el implacable paso del tiempo, Bryant ya piensa en un futuro pos básquet.

“¿Qué es lo que me gusta hacer? Me encanta contar historias que tocan a la gente. Contar historias mueve montañas. Contar historias conforma el mundo. La narración de historias es la razón por la que hoy estoy aquí”, le explicó al diario “USA Today” durante la promoción del documental.

Por los videos que le mandaba su abuelo conoció, se enamoró y aprendió a jugar al básquet y a adorar a los Lakers. Los astros de la canasta lo inspiraron. Y a eso aspira él. “La forma de desafiar a los jóvenes, de inspirarlos y de educarlos es a través del entretenimiento, y por eso estoy haciendo esto”, dijo Bryant sobre su legado en formato cinematográfico de 90 minutos.

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