13 Enero 2015
“Es cierto que con los mayores de 65 las cosas están bastante bien en las ciudades -afirma la gerontóloga Aurora Rueda-, pero se complican bastante en las zonas rurales, como en los Valles”.
Y cuando dice “las cosas” se está refiriendo al cumplimento del objetivo sanitario de inmunizar a los adultos mayores.
El calendario de vacunas para la “tercer edad” se ha ido ampliando en los últimos años, y -destaca Rueda- es especialmente importante en pacientes con diabetes o inmunodeprimidos.
“Es fundamental que los mayores de 65 reciban como mínimo las vacunas antineumocóccica y antigripal”, insiste.
Las zonas de riesgo
“Hay trabajos que demuestran que en zonas rurales, como los Valles, por ejemplo, aún persisten muchos mitos, prejuicios y miedos que dificultan la inmunización. En esas zonas, además, no suele haber profesionales de la salud especializados en adultos mayores, añade, que entonces no ven la cuestión de las vacunas como prioritario. “Por eso, es urgente un trabajo de concientización de los miembros de los equipos sanitarios de esas zonas donde la resistencia es grande”, advierte.
“Hace falta formación intensiva en prevención, porque es el equipo de salud en contacto con estos pacientes el que tiene posibilidades de influir y lograr modificaciones en los patrones culturales”, resalta.
Y cuando dice “las cosas” se está refiriendo al cumplimento del objetivo sanitario de inmunizar a los adultos mayores.
El calendario de vacunas para la “tercer edad” se ha ido ampliando en los últimos años, y -destaca Rueda- es especialmente importante en pacientes con diabetes o inmunodeprimidos.
“Es fundamental que los mayores de 65 reciban como mínimo las vacunas antineumocóccica y antigripal”, insiste.
Las zonas de riesgo
“Hay trabajos que demuestran que en zonas rurales, como los Valles, por ejemplo, aún persisten muchos mitos, prejuicios y miedos que dificultan la inmunización. En esas zonas, además, no suele haber profesionales de la salud especializados en adultos mayores, añade, que entonces no ven la cuestión de las vacunas como prioritario. “Por eso, es urgente un trabajo de concientización de los miembros de los equipos sanitarios de esas zonas donde la resistencia es grande”, advierte.
“Hace falta formación intensiva en prevención, porque es el equipo de salud en contacto con estos pacientes el que tiene posibilidades de influir y lograr modificaciones en los patrones culturales”, resalta.
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