“Escobar, el patrón del mal” tiene una legión de fanáticos

“Escobar, el patrón del mal” tiene una legión de fanáticos

“Los canallas producen fascinación”, explica el psicoanalista Miguel López.

PABLO ESCOBAR GAVIRÍA. El jefe del cartel de Medellín, es interpretado por el actor Andrés Parra.  PABLO ESCOBAR GAVIRÍA. El jefe del cartel de Medellín, es interpretado por el actor Andrés Parra.
14 Febrero 2014
La vida de uno de los más poderosos narcotraficantes atrapa a miles de espectadores todas las semanas. “Escobar, el patrón del mal”, rompió los esquemas del rating y su transmisión, por Canal 9, de lunes a viernes a partir de las 22, llega a alcanzar picos de 11 puntos. La serie de 113 capítulos marca números tan fuertes que, incluso, está haciendo demorar el regreso de Daniel Tognetti con su “Duro de domar”, dueño de esa franja horaria.

¿Pero por qué conquista la vida de Pablo Escobar? Para muchos, la historia misma, entremezclada entre la realidad, el documento y la ficción.

“Siempre que uno se pone a pensar las razones del éxito de un producto mediático puede caer en reduccionismos, pero en tanto psicoanalista se lo puede abordar desde la óptica de las identificaciones imaginarias, y en este caso puntual con el personaje central, un mítico zar de la droga, muy bien interpretado por el actor Andrés Parra. Siempre estos legendarios psicópatas, a los que desde la perspectiva del psicoanálisis lacaniano llamamos canallas, producen cierta fascinación por llevar al acto lo que para los neuróticos comunes’ queda reducido, afortunadamente, al terreno de la fantasía”, analiza Miguel López.

El psicoanalista y docente cuenta que Escobar fue un gran canalla: “se ubicaba como un gran Otro en relación a los pequeños otros, razón por la cual no tuvo inconvenientes de constituirse en el dueño de una fortuna de miles de millones de dólares gracias al tráfico de drogas, y al mismo tiempo reivindicarse en forma constante como un hombre de izquierda y defensor de los intereses de los trabajadores y campesinos colombianos; las cuestiones ideológicas son un problema de los pequeños otros, para el canalla eso importa poco, o nada”.

López sostiene que de la serie le gustan muchas cosas. “Pero en lo que más acertaron, de acuerdo a mi lectura, es en llevar al extremo estos rasgos tan propios del canalla, como ser sus matanzas masivas, el juego perverso respecto a la política y la venta de drogas, y la desafectación, la ausencia total de culpa y angustia por parte del personaje de Escobar en relación a sus actos criminales”, puntualiza.

En Tucumán, “El patrón del mal” tiene una legión de fanáticos, que no solo se instalan frente a la pantalla de lunes a viernes, sino que no se pierden los informes y/o resúmenes que se pasan los sábados.

“Es una serie muy dura, muy berraca” (buena), dice el periodista Exequiel Svetliza. “La caracterización de Escobar me parece muy lograda. Si usted escucha al Escobar de la ficción y al terrenal, comprobará que tienen la misma cadencia de voz, el mismo ritmo. Le diría que el de la ficción a veces es más real que el otro”, dice. “Lo que más atrapó es cómo revelan las tramas del poder: ahí están reflejadas las características propias de construcción de poder, cómo opera la mafia”, aporta el actor Gustavo Nuñez.

Pensando en Argentina

“Soy fanática. No conocía la historia y me flashea ver cómo se armó toda la red, le creo. Cada uno de los componentes del poder económico político, la guerrilla, la ambición, la vida misma. El lavado del dinero constante. Es una serie que está re bien actuada y narrada”, responde Lucrecia Lionti, artista visual.

Y Belén Romero Gunset, también artista visual, señala que le gusta las actuaciones. “Pero lo que más me copa es ver cómo fue que EEUU actuó cuidando sus dólares; me aporta más ángulos sobre los hechos que narra y me hace pensar todo el tiempo en Argentina también”, añade.

La serie fue producida por Canal Caracol entre 2009 y 2012 y se convirtió en uno de los programas de mayor éxito en la televisión colombiana. Contó con más de 1.300 actores y fue grabada en más de 500 locaciones, mayormente exteriores, entre Colombia y Miami.

“La vi hace uno tiempo con amigos de Colombia. Me gusta el personaje de Escobar, pero nos parecía una versión un tanto exagerada de los colombianos en otros de los personajes, que crean situaciones en las que muestran, con una especie de humor extraño, una realidad nefasta”, comenta la gestora cultural Cecilia Quinteros Macció. “Aún así, hablan de un día a día que no se puede desconocer y que hace pensar en nuestro país en algunos momentos”, señala.

El poeta Marx Bauzá, otro fan que no se pierde capítulo, recuerda que cuando era niño veía en los noticieros todo tipo de informes sobre los narcos colombianos, las FARC, la vida en la Colombia de los 90: “era un tema de charla con mis tíos y primos cada domingo. Ver todo eso convertido en una serie es tremendo. Las actuaciones y los sets exteriores te transportan a ese clima de cosas”. Para el fotógrafo Esteban del Santo se trata de una muy buena serie biográfica. “La producción es excelente; aquí no se hacen cosas así, solo novelas de bajo presupuesto. Los actores son muy grosos, y el patrón está muy bien caracterizado por Parra. Me atrapó la serie”, concluye.

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