El nuevo Montiglio

El nuevo Montiglio

El volante dice que su esposa e hijas hacen de él un mejor jugador este año.

ES SUYA. Montiglio se lleva la pelota en el partido. Él y sus compañeros volverán a entrenarse hoy, en Ojo de Agua.  ES SUYA. Montiglio se lleva la pelota en el partido. Él y sus compañeros volverán a entrenarse hoy, en Ojo de Agua.
10 Febrero 2014
En junio del año pasado, el largo y entrecortado ciclo de César Montiglio en Atlético parecía llegar a su fin. Ladrones irrumpieron en su casa y no sólo se llevaron dinero y electrodomésticos, también sus ganas de seguir viviendo en Tucumán. El volante aceleró los trámites para emigrar a Talleres de Córdoba pero había un inconveniente: tenía que dejar sola a María Cata, su esposa, afectada por el atraco. Ese obstáculo fue insuperable: se quedó y ahora es una pieza clave del equipo gracias a ella y sus hijas, según cuenta.

“Me tiene todo listo cuando llego de entrenar: la comida, la ropa. Lo mismo cuando tengo que concentrar. Hace que yo sea un jugador más profesional”, admitió Montiglio que el viernes convirtió su tercer gol en la temporada, fue la figura y sigue sacando provecho a esa ayuda que viene desde la casa.

El festejo del gol incluyó un pulgar llevado a la boca, una seña que generalmente significa la llegada de un hijo, pero no en este caso. “Lo hice porque mi hija Yuliana tiene tres años y sigue usando el chupete. Le dije que iba a celebrar así”, confesó. La presencia de ella y Evelyn (12), su otra hija, son fundamentales en la cancha.

La nueva versión del volante, que después del ascenso a Primera muestra su mejor nivel, le dio además dos regalos extra en este torneo que alimentan la afirmación: hizo el gol 1.000 de Atlético en la B Nacional y llegó a los 200 partidos con esa camiseta. “Estoy contento pero mucho más por el rendimiento del equipo”, cerró.

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