Saleme sale a atajar en “el mundial del folclore”

La anécdota futbolística que elige Héctor Saleme para definir Cosquín tiene su explicación: desde hace años, es el arquero de los músicos en el clásico de fútbol que todos los años enfrenta en la cancha a artistas con periodistas.

“Este es el mundial del folclore; pero, a diferencia de otros, te hacés de grandes amigos. Yo programo mis vacaciones para esta fecha”, explica el cantante, quien repite la experiencia de subir al Atahualpa Yupanqui.

Saleme sabe que nada es igual después de actuar frente a los miles que colman la plaza Próspero Molina: “cuando te eligen, se te cruzan años de sacrificio por la cabeza en una emoción tremenda, porque es un salto cualitativo en el que se te abren muchas puertas”. Su experiencia personal pasó por los escenarios callejeros que se montan en los balnearios, donde consolidó el apoyo del público.

“Les están dando espacio a las nuevas generaciones, lo cual es muy bueno. Pero hay que saber aprovecharlo: un gran error del músico tucumano es ver qué es lo que tiene el otro y no ser uno mismo. Los de Salta y los de Santiago del Estero se dan una mano entre ellos, pero acá no pasa eso”, advierte.

Con su banda encara un folclore romántico tradicional, con matices de música contemporánea, en el que se propone “abordar el amor en sus distintos momentos, etapas y cualidades”. Va a abrir con “La zamba del grillo”, de Yupanqui.

El músico no sólo actuará ante una multitud. Desde 2008 toca en hogares de ancianos de Cosquín, y es el padrino de La Posada Feliz, donde lo esperan nuevamente este año.

En el escenario va a estar acompañado de Franco Nazur (batería); Emanuel Maidana (teclado); Pamela Aráoz (bajo) y Esteban Nájera (violín).