Atlético venció a Huracán en el "Monumental"

Atlético venció a Huracán en el "Monumental"

Después de otra semana complicada, el "Decano" se repuso en cancha. Calificá a los jugadores.

LA PICO. Morel selló el resultado con un magistral penal sobre el tiempo adicionado. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO LA PICO. Morel selló el resultado con un magistral penal sobre el tiempo adicionado. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
Si había un partido vital en la vida de Atlético esta temporada, no caben dudas, era éste que se fue con Huracán, por varios motivos: deportivos y ajenos a la pelota. Pasó una semana caliente en el "decano", una de esas que ningún proceso desear sobrellevar en el lomo.

Y si lo que no mata fortalece, en el rectángulo los jugadores sacaron pecho. Confirmaron que pueden tener momentos buenos y también malos, pero que siempre saldrán mejor parados porque entre ellos hay piernas geniales, picardía de potrero y un par de manos curtidas con el ADN del hombre araña. Lo de Lucchetti fue fenomenal. Tapó la que tenía que tapar -a Arraya, ya promediando el segundo tiempo-; lo de Morel, ensuciándose y cargando la ofensiva con pases, es elogiable; y lo de "Pulguita", una pintura. No encontró el gol el cantante simoqueño pero sí una asistencia de película para un Montiglio veloz de cabeza para cruzar la línea de golpeo sin ser volteado.

Uniendo cada uno de estos detalles, Atlético mereció llevarse la lotería. La pasó mal durante los primeros 20 minutos pero no porque Huracán haya soplado con fuerza, sino porque se lo veía ancho entre líneas y dubitativo cuando la pelota debía cruzar a la otra zona.

La mejor forma de borrar la herida fue con el pase categórico de Rodríguez a "Monti", cuya definición cruzada ocultó el achique de Monzón. Fue un golpe a la zona hepática de Huracán, un pinchazo a un "globo" que aún perdiendo no sabía para dónde correr. Defederico, Arraya y Capurro intentaron, el resto vio cómo se esfumaba el tiempo del primer acto. Incluso hasta hicieron tiempo. De locos.

La reacción de la vista se acopló a la dudas del local en el complemento. Arraya descubrió que para batir a Lucchetti no basta con gestar una maniobra perfecta. Giró en una baldosa y le quemó las manos al arquero, que salvó el 1-1 y eso fue como despertar al resto. Las contras se sucedieron en los pies de un Morel combativo, mercenario si la pelota entraba en negociación. Así fue como pescó dormido a la retaguardia de Huracán y la quebró con un pase al medio donde Bazán tuvo su chance de anotar. Una mano le dijo no a Gonzalo. Pero el penal aceptó la sutil definición de Martín. Gol, 2-0 y a pensar en Banfield y en el ascenso a la A.

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