La maternidad, ¿puede esperar?

La maternidad, ¿puede esperar?

Silvina Kazlauskas - médica y especialista en fertilidad.

20 Octubre 2013
Gracias a un estudio con una muestra de casi 25.000 mujeres embarazadas de más de 40 años se conocen los siguientes riesgos:

- Es más probable perder el bebé. A pesar de los modernos cuidados perinatales, la tasa de abortos (cercana al 40%) permanece muy superior a la de las mujeres con menos edad (ronda el 15%).

- Mayor probabilidad de tener la tensión alta y de sufrir trastornos de la glucosa durante la gestación. Aquí es cuando unos buenos cuidados médicos son fundamentales, pues existen remedios para tratar ambos trastornos.

- Más probabilidad de tener miomas uterinos. Como consecuencia, el feto no se coloca bien para el parto y asciende el número de cesáreas practicadas.

- Aumenta la incidencia de partos prematuros. Según el estudio, en la población de mujeres con más de 40, el niño vino con premura en el 16% de los casos. Mientras que en las demás esta eventualidad se redujo al 8%. Hoy también existen soluciones para evitar esta contrariedad, ya que se pueden utilizar fármacos que inhiben las contracciones del útero para intentar parar el parto y medicamentos que aceleran la maduración pulmonar del feto.

- Crece la tasa de cesáreas. Un 47% de aquellas mujeres que iban a dar a luz por primera vez, se realizaron cesárea.

- El mayor riesgo es que el bebé porte un defecto congénito, sobre todo alteraciones de tipo cromosómico, entre las que destaca la trisomía del cromosoma 21 (Síndrome de Down). La causa está en que los ovocitos también envejecen y tienen alteraciones en la división celular que afecta a los cromosomas. No es posible solucionar esta cuestión y tampoco se vislumbra que en un futuro próximo vaya a serlo. Sin embargo, sí existen alternativas, como acudir a técnicas de reproducción asistida. Con la fertilización in vitro con diagnóstico preimplantacional (PGD) se estudian una o dos células del embrión y se transfieren al interior del útero sólo los embriones teóricamente sanos para los cromosomas estudiados. En estos momentos esta posibilidad tiene sus limitaciones, pues sólo se pueden analizar unos nueve pares de cromosomas de los 23 que tiene el embrión. Otra alternativa es realizar una biopsia corial o una amniocentesis. Ambas pruebas se realizan en la primera fase del embarazo (entre 10 y 16 semanas de gestación). Gracias a ellas se logra un diagnóstico del estado cromosómico del futuro hijo. La última posibilidad es recurrir a la recepción de ovocitos y que una donante, joven y con menos riesgo cromosómico, aporte los gametos femeninos. Dicha técnica aumenta mucho las posibilidades de embarazo y de que la gestación llegue a término, y disminuye el riesgo de aborto. Pero, evidentemente, el niño no llevará la carga genética de la madre, lo que resulta difícil de asimilar.

Comentarios