Un tierno viaje al sur le abrió el camino a la felicidad

Un tierno viaje al sur le abrió el camino a la felicidad

Sentía la necesidad de ser mamá y, a sus 40 años, llegó Lautaro.

ALEGRÍA INMENSA. Carolina junto con Lautaro, de casi dos meses. FOTO GENTILEZA DE CAROLINA NEGRETE ALEGRÍA INMENSA. Carolina junto con Lautaro, de casi dos meses. FOTO GENTILEZA DE CAROLINA NEGRETE
20 Octubre 2013
Cinco años atrás un llamado telefónico le cambió la vida a Carolina Negrete: su hermana, que vivía en Tierra del Fuego, le anunció que iba a ser tía. Eso precipitó que armara las valijas, dejara su ciudad natal, San Miguel de Tucumán, y se instalara en Río Grande. No quería perderse la infancia de su sobrino "Eze". Con la primera sonrisa y al cargarlo en sus brazos, inmediatamente se identificó con la maternidad. Antes nunca había asociado esa palabra con los conceptos de realización personal o emocional.

Al poco tiempo se enamoró y supo que con ese hombre quería formar su familia. Ahora sí sentía la necesidad de ser mamá y, a sus 40 años, llegó Lautaro, que hoy tiene casi dos meses. "Me gusta planificar. Por ello, la llegada de Lautaro no fue al azar. Me hice estudios, tomé ácido fólico con anticipación y ahí nomás quedé embarazada. Creo que fue justo cuando estábamos de vacaciones en México", recuerda Carolina.

A la cesárea, que fue el 23 de agosto pasado, se la realizaron porque años atrás la mujer había sufrido un desprendimiento de retina y le habían prohibido todo tipo de esfuerzos. "Están estudiando la placenta, para analizar y prevenir posibles problemas en futuros embarazos", comentó, vía telefónica.

Pero la conversación es interrumpida por una voz masculina. Martín, su esposo, cuenta que él quiere otro hijo. Ahora Carolina dice que no, pero aclara que no hay felicidad tan inmensa como la de ser mamá. Quizás afloje y la familia se agrande.

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