Once titulares y ningún equipo

José Alperovich. Perdió casi 100.000 votos desde 2009. Es cierto que fue una elección legislativa nacional, donde se plebiscita mucho más la gestión presidencial que la provincial, pero los números prácticamente sepultaron sus fantasías de perpetua hegemonía.

Beatriz Rojkés de Alperovich. Casi no habla ni aparece, salvo en compromisos oficiales. No se sabe si es una decisión propia o de sus asesores, para evitar correr riesgos en medio de la campaña. Sus últimas intervenciones restaron mucho. Su máxima preocupación este último mes fueron las risibles fotos y videos tomados con su celular en Dubai, que trascendieron a nivel nacional. Su proyección no es buena para 2015.

Juan Manzur. Es el gran perdedor del domingo. Más de 300.000 bolsones, cientos de taxis contratados y toda la fuerza del aparato del Gobierno apenas le alcanzaron para que el alperovichismo hiciera la peor elección de su historia. Con un 30% de votos en la capital confirmó que la clase media urbana le dio la espalda al gobierno. La "encuesta" del domingo no lo dejó bien ubicado para 2015.

Osvaldo Jaldo. Hizo una buena elección en el este, el circuito que empezó a controlar. Pero todo a fuerza de aparato y clientelismo, en sectores donde el empleo público y los planes sociales se cuentan en las urnas. Si aspira a proyectarse como candidato a gobernador deberá trabajar mucho en la capital y en el oeste.

José Cano. Confirmó que es el candidato a gobernador de la oposición para 2015. Le falta demasiado y es muy probable que no llegue. Debería ganar con comodidad en el Gran Tucumán, lo que no pudo hacer ahora, y perforar el impenetrable interior peronista.

Domingo Amaya. Arrancó su carrera hacia la gobernación antes de lo previsto. Desde el amayismo se decía que jugarían "callados" hasta octubre para no generar fracturas que le restaran votos a la presidenta. Pero su mano derecha, Germán Alfaro, en sintonía con lo que había afirmado Ricardo Forster a nivel nacional, dijo públicamente que "en estas condiciones es imposible la re-reelección de Alperovich".

Ricardo Bussi. Volvió de las cenizas. Según sus detractores, gracias al apoyo que recibió de Alperovich para esmerilar a Cano. ¿Será por eso que durante la campaña sus críticas estuvieron más dirigidas a la presidenta que al gobernador? En octubre se disipará el humo y se sabrá con cuántos votos propios cuenta.

Alberto Colombres Garmendia. Pasó. Confirmó que el PRO no termina de despegar en Tucumán. Lo perjudica el solapamiento con Cano y con Bussi, con quienes disputa el electorado de centro y centro derecha, además del voto bronca.

Daniel Blanco. Pasó. Con más de 30.000 adhesiones hizo una elección histórica para la izquierda en Tucumán, en línea con lo que ocurrió a nivel nacional. Fue beneficiado por los votos de centro izquierda que perdió el kirchnerismo.

Gumersindo Parajón. Pasó. Es una sombra de lo que fue y el 3,81% que obtuvo es casi el voto residual de lo que fue Pueblo Unido. Tampoco terminó de convencer su rol opositor.

Bernardo García Hamilton. Pasó. Y fue el último en pasar. Está muy lejos de soñar con cualquier cosa y quedó claro que el fenómeno Massa, por ahora, no trasciende a Buenos Aires.

Si los números de las PASO se parecen en octubre, el alperovichismo conseguirá tres diputados y uno el Acuerdo Cívico y Social, que encabeza Cano. Entre ambos suman el 70% de las voluntades. Habrá que ver quién logra atraer el mayor porcentaje del restante 30%, hasta ahora disperso entre otros ocho espacios políticos.
 

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