Un estilo de hacer política: el thatcherismo

Un estilo de hacer política: el thatcherismo

Margaret Thatcher aplicó severos ajustes en salud y educación, privatizó empresas estatales emblemáticas, minó el poder de los sindicatos y apoyó a dictaduras como la de Pinochet.

LA HUELGA MINERA. El cierre de las minas de carbón provocó una medida de fuerza que se sostuvo un año. ARCHIVO LA HUELGA MINERA. El cierre de las minas de carbón provocó una medida de fuerza que se sostuvo un año. ARCHIVO
08 Abril 2013
LONDRES.- El estilo frontal y parco de Margaret Thatcher creó una especie de marca registrada: el "Thatcherismo". Sus años en el poder cambiaron para siempre el rostro del Reino Unido y moldearon a la sociedad británica contemporánea.

Durante sus gobiernos se privatizaron las compañías estatales de teléfono, gas, agua y electricidad, la línea aérea British Airways y la firma Rolls-Royce.

La fuerza de los sindicatos se desmoronó después de la huelga de los mineros, un conflicto que, más que laboral, fue ideológico y político, porque durante un año (1984-1985) enfrentó al gobierno conservador de Thatcher con el sindicato más poderoso del país.

Fiel a sus ideas ultaliberales (su credo económico estaba en las políticas liberales de Milton Friedman), Thatcher también impulsó grandes recortes presupuestarios en salud y educación e importantes transformaciones en las áreas del transporte y la vivienda, dos de los problemas más agudos del Reino Unido actual.

Otro de los temas relevantes a los que se enfrentó fue la intensificación de los ataques del Ejército Republicano Irlandés (IRA). En 1984, el grupo atentó sin éxito contra ella y todo su gabinete en el sureño balneario de Brighton.

Pese a sus esfuerzos por frenar las migraciones -fue reiteradamente acusada por la oposición de racismo-, las cifras de extranjeros aumentaron en forma dramática y Reino Unido se convirtió en el territorio multirracial que es hoy.

La "Dama de Hierro" sostuvo intensas relaciones políticas con hombres que dominaron el panorama internacional en los años ochenta, especialmente con el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, y su homólogo soviético, Mijaíl Gorbachov.

Fue cercana al ex dictador de Chile Augusto Pinochet, y la impulsora de que se le de refugio en Gran Bretaña cuando el juez Baltazar Garzón impulsaba que se lo juzgue por los crímenes cometidos contra ciudadanos españoles en ese país.

Exigente y adicta al trabajo, hasta sus más apasionados detractores han debido admitir en algún momento que en la segunda mitad del siglo XX ningún hombre en el Reino Unido fue capaz de hacerle sombra. LA GACETA

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